Manifestantes en la estación del Bart de la calle 24 dibujan con tiza figuras de niños en apoyo a los 63,000 menores centroamericanos que han sido detenidos en la frontera. Cerca de 100 manifestantes marcharon por la calle de la Misión el 2 de agosto. Foto Alejandro Galicia

Más de un mes ha pasado desde que la administración de Obama públicamente mostrara su postura sobre las decenas de miles de jóvenes inmigrantes centroamericanos que dejaron su patria:

“Es poco probable que la mayoría de estos niños califique para la ayuda humanitaria”, dijo el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, a los periodistas de Washington el 7 de julio, luego de que los centros de detención superaran su capacidad al recibir menores indocumentados del Salvador, Honduras y Guatemala. “Significa que no tendrán una base legal para permanecer en este país y serán deportados”.

Al día siguiente de emitido ese comentario, Obama pidió $3.7 billones en fondos federales de emergencia para detener a quienes crucen la frontera y para acelerar los procesos de inmigración.

La senadora demócrata Barbara Mikulski (Maryland) había elaborado un proyecto de ley que habría asignado $2.7 billones, pero los republicanos lo bloquearon el 31 de julio. Luego, los republicanos aprobaron recientemente una ley para otorgar $694 millones antes de que el Congreso saliera a su receso de cinco semanas el 1 de agosto. Sin embargo, la legislación de casa no tiene posibilidades de ser firmada por el Presidente pues contiene una disposición que “congelaría” la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) prohibiendo los recursos federales para procesar las nuevas aplicaciones.

Obama ha insinuado que puede usar su poder ejecutivo para actuar mientras el Congreso esté de vacaciones. Muchos defensores de la reforma de inmigración consideran a las actuales negociaciones en Washington un atentado insostenible a un problema que lleva décadas.

Un estimado de 63,000 menores han sido detenidos en la frontera desde octubre de 2013, y el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) predice que el número aumentará a 90,000 al final de este año.

“No es cuestión de deportarlos de inmediato”, dijo Stacy Jones, abogada para el Comité Estadounidense para los Refugiados e Inmigrantes (USCRI). “A pesar de conocer los peligros y riesgos que son inherentes en un viaje por varios países y tierra extranjera, siguen huyendo —claramente hay algo que se necesita hacer en el otro extremo”.

Blanca Vázquez, quien es una de las organizadoras de la East Bay Immigrant Youth Coalition, atribuye gran parte de la inundación actual de la inmigración a la política exterior estadounidense.

“Este flujo de migración es la consecuencia de… los EEUU canalizando fondos a otros países para militarizarlos en lugar de proporcionarles recursos reales —la ayuda financiera real que les permita crecer y prosperar”, dijo Vázquez. “Estamos viendo esto desde un aspecto completamente humanitario y diciendo si algún fallo debe imponerse, debería ser sobre el papel histórico del gobierno de los EEUU, la política exterior en Centroamérica y hasta la política de inmigración”.

La participación de los EEUU en la guerra civil de El Salvador (1979-1992) no se puede deshacer, ni el golpe de Estado apoyado por la CIA en 1954 que derrocó al presidente democráticamente electo de Guatemala, Jacobo Arbenz. Pero los EEUU podría optar por destinar sus recursos para un uso más constructivo.

“Tenemos que cuestionar a nuestro gobierno y la forma en que se gastan nuestros impuestos en la política exterior”, dijo Lariza Dugan-Cuadra, directora ejecutiva del Centro de Recursos Centroamericanos (CARECEN). ¿”Cómo vas a gastar los recursos que va a producir un cierto resultado, y los EEUU debe reconocer que parte de lo que estamos viendo hoy es el resultado de la forma en que se gastamos el dinero de los impuestos”.

Más de 17,000 jóvenes han huido de Honduras, uno de los países más pobres de las Américas que actualmente cuenta con la tasa más alta de homicidios en el mundo.

Durante una entrevista en julio con el Washington Post, el presidente hondureño Juan Orlando Hernández culpó al tráfico de narcóticos por la violencia en su país y a los EEUU de mantener a los traficantes en el negocio.

“El problema del narcotráfico genera violencia, reduce las oportunidades y genera la migración porque en este país [EEUU] es donde existe el mayor consumo de drogas. Eso nos deja con una enorme pérdida de vidas”, dijo Hernández.

Mientras que la corrupción, la pobreza y la violencia de pandillas y drogas son factores que contribuyen al ‘Éxodo juvenil’ de la región, activistas culpan a un sistema de inmigración estadounidense fallido, uno al que el Presidente ha llamado reiteradamente “roto”.

Pero la reforma del sistema que no funciona y que ha recompensado históricamente a las grandes empresas a través de la contratación de mano de obra indocumentada, ha demostrado ser, hasta ahora, casi imposible.

“Tenemos un sistema capitalista que está completamente enfermo. Todas las decisiones que vemos son los síntomas de esta enfermedad”, dijo el Profesor Felix Kury de la Universidad Estatal de San Francisco, especialista en temas de política de salud mental que enfrentan los latinos en los EEUU. “Esta es una crisis verdadera”.

Kury sugiere que los demócratas deben rendir cuentas por su incapacidad para promulgar una reforma significativa: “Tenemos que castigar a los demócratas en las elecciones de noviembre si no toman la posición que debe tomar. Tenemos que ser críticos con los demócratas liberales que han hecho absolutamente nada acerca de la reforma migratoria”.

Pase lo que pase en noviembre, el tema de la inmigración no va a desaparecer.

“[Al] pueblo estadounidense se le hace creer que la frontera es segura y que todos estos fondos se destinarán a incrementar la seguridad fronteriza”, dijo Vázquez. “Podría ser una solución inmediata, pero definitivamente no va a resolver el problema, incluso podría estarse mirando hacia una crisis mayor en un par de años”.

El equipo de El Tecolote, Laura Waxmann, Alexis Terrazas y Atticus Morris contribuyeron a este reporte