Una niña posa mientras sostiene una caja de galletas Vanilla Wafers (izquierda) y un vaporizador de vainilla. Simpatizantes de la Propuesta E alegan que los productos de tabaco saborizado son diseñados para seducir a los niños. Cortesía: Yes on E

Hace algunos años,  mientras revisaba los bolsillos de los pantalones de mi hijo, una rutina habitual para evitar que dulces y marcadores arruinen nuestra lavadora, me sorprendí y enfadé al encontrar un cigarrillo electrónico, y más, al descubrir que era sabor sandía y estaba decorado como envoltorio de caramelo. Me percaté que fue diseñado para atraer a mi hijo, al igual que Joe Camel, a quien años atrás enfrentaron activistas de salud pública para eliminar del pasillo de dulces en las tiendas.

El autor, Roberto Ariel Vargas (el tercero desde la izquierda) con su esposa María Sánchez (a la extrema derecha) y su hijo Tonalli y su hija Aztaxelli. Foto: Gustavo Rodriguez

Hoy, tengo dos adolescentes en la escuela secundaria, y me dicen que varios de sus compañeros comenzaron a hacer ‘juul-ing’ para verse bien, pero ahora son adictos a estos cigarrillos. Un juul es uno de los muchos vaporizadores en el mercado que usan líquidos saborizados para liberar nicotina adictiva, además de formaldehído y otros químicos tóxicos. Mis hijos me dicen que los sabores pepino y menta son los preferidos en su escuela. Mi hijo admitió haberlo intentado, pero dijo que era muy fuerte y que no le gustaba cómo se sentía. Estoy agradecido por eso, al menos.

En mi trabajo en la Universidad de California en San Francisco (UCSF), ayudo a que las últimas investigaciones marquen la diferencia en el mundo al cambiar la manera en que prevenimos y tratamos las enfermedades. Por ejemplo: los médicos descubrieron que el consumo de azúcar líquido aumenta el riesgo de diabetes; trabajamos para informar a los políticos cómo hacer que las personas bebieran menos azúcar imponiendo un impuesto a las bebidas gaseosas. Un esfuerzo actual es ayudar a las personas a comprender que los cigarrillos electrónicos no son inofensivos: nuestros investigadores encontraron que los químicos en los cigarrillos electrónicos son dañinos para nuestra salud.

Las compañías tabacaleras afirman que el vaping ayuda a las personas a dejar de fumar. Por el contrario, la investigación demuestra que esto introduce a una nueva generación de niños a la nicotina con sabor a caramelo y los hace más propensos a consumir tabaco por el resto de sus vidas. No son exactamente la herramienta perfecta para la reducción de daños en personas que ya fuman; incluso aumentan el riesgo de cáncer. Muchos adolescentes y adultos jóvenes también usan miel, uva y otras envolturas de tabaco con sabor marihuana; fumar marihuana en tabaco aromatizado, aumenta sus posibilidades de adicción al tabaco y los expone a los daños que el tabaco ocasiona en la salud, incluido el cáncer.

Los investigadores también descubrieron que la industria tabacalera apunta a los afroamericanos en la comercialización del mentol y que esto en realidad aumenta los daños a la salud por el consumo de tabaco. El Consejo de Liderazgo para el Control del Tabaco Afroamericano y la Iniciativa contra el Cáncer SF (SFCAN) compartieron información con la Junta de Supervisores de San Francisco para promover una ordenanza local, con el apoyo unánime de la junta, que prohíbe la venta de productos de tabaco con sabor a caramelo y mentol en San Francisco. El fallecido alcalde Ed Lee firmó esta ley el verano pasado.

Eso provocó una reacción violenta de la industria tabacalera, que está tratando de revocar la ley con una medida de votación el 5 de junio.

R.J. Reynolds Tobacco Company sigue siendo el único auspiciante de la campaña No on E, y hasta el momento ha gastado más de $11 millones para luchar contra esta política de salud aprobada por los legisladores de SF, alegando que el gobierno se extralimitó.

Según el profesor de la  UCSF, Stanton Glantz: “nunca mencionan su verdadera motivación. RJR quiere proteger sus ventas de mentol y otros productos de tabaco con sabor”.

La campaña Sí a la E hasta ahora tiene menos de $2 millones. Entre sus donantes están el Fondo de acción para niños sin tabaco, Michael Bloomberg, la Sociedad Americana del Cáncer, la Asociación Estadounidense del Corazón y la Asociación Estadounidense del Pulmón.

En mi opinión, esta es una lucha por la justicia social en contra de las grandes corporaciones que no se preocupan por nuestra salud, sino por sus ganancias. ¡Tener en la mira a nuestros hijos con productos con sabor a caramelo que sabemos que son perjudiciales para la salud es incorrecto! ¡Ofrecer a la comunidad de color los mentolados, cuando sabemos que el mentol hace que los cigarrillos sean una amenaza aún peor para nuestra salud es una injusticia! Las compañías tabacaleras dicen que esto es una elección del consumidor, que las prohibiciones no funcionan, pero solo se ha disminuido el hábito de fumar con la aprobación de leyes que prohíben fumar en el interior; al impedir que los niños compraran cigarrillos mostrando una nota de sus padres y tras la pohibición de la venta de tabaco en máquinas expendedoras.

Irónicamente, el tabaco es sagrado para mí: lo uso en ceremonias y para hacer ofrendas, según las tradiciones de mis antepasados. Pero mis mayores me dicen: no necesitamos fumarlo para orar con eso. Y agregar químicos en un laboratorio no es una forma de tratar una planta sagrada.

Necesitamos regular para proteger la salud pública, especialmente cuando las empresas gastan miles de millones para vender sus productos adictivos. El 5 de junio, los votantes de San Francisco pueden decidir quién tiene sus mejores intereses en el corazón: RJ Reynolds o la American Heart Association.

Roberto Ariel Vargas, MPH, es originario de la Misión y Navegante Community Engagement and Health Policy Program, UCSF