Mireia Negre, instructora en la sala de Sun Yoga Misión enseña una clase de yoga en el último Festival Domingo Calles en el Distrito de la Misión el 5 de agosto de 2012. Negre es una de las instructoras que ofrece clases bilingües de yoga. Photo Shane Menez

Durante los últimos años, varios estudios en la Mi sión han ofrecido clases de yoga en español, en lo que significa un esfuerzo de hacer trascender el Yoga—la ciencia que promueve el estar en “unidad” con la vida diaria—en la comunidad latina.

Sin embargo, la escasa participación ha provocado la suspensión de varias de las clases. El limitado interés de los latinos hacia el yoga, la falta de tiempo, así como los recursos económicos o las preferencias culturales, pueden ser algunas de las razones.

“Construir una comunidad saludable una clase a la vez” es el lema del Mission Yoga, propiedad de la pareja de yoguis conformada por Steve y Juicy Sánchez, quienes introdujeron su enseñanza en español en sus dos estudios, Yoga Bikram y The Sun Room, durante los últimos tres años.

“Al estar en el corazón de la Misión, hemos querido hacer que el yoga sea accesible a las personas que viven aquí” explica Steve Sánchez, un mexicano-americano de segunda generación y escultor de metal.

Mireia Negre, instructora en The Sun Room, entrenada para ser maestra de yoga en el Laughing Lotus Center de la calle 16, reconoce que “la cultura es una barrera para la práctica de yoga entre los latinos”, ya que deben cubrir de dos a tres empleos, enviar dinero a casa y cuidar de sus familias. “No tenemos tiempo para cuidar de nosotros mismos”, dijo Negre.

Ubaldo Sanabria, un mexicano de 29 años de edad, comenzó a practicar yoga por primera vez en Lower Haight, hace dos meses con su hermana gemela, Goretti, en The Sun Room. Recurrió al yoga para perder peso y encontrar paz interior.

“Me siento muy cómodo porque esta clase es bilingüe”, dice Ubaldo. “Espero que más latinos como yo vengan y prueben el yoga, para que puedan tener su propia opinión sobre cómo puede hacer una gran diferencia en sus vidas y en la de quienes les rodean”.

Si bien el idioma y su asequibilidad pueden afectar la inclinación que los latinos pudieran tener hacia el yoga, las diferencias estilísticas entre los ritmos latinos y las posiciones de yoga son las que refiere Negre como las razones por las cuales es más común que los latinos prefieran clases de zumba que de yoga.

El baile y yoga no son prácticas que necesariamente se excluyan entre sí, ejemplo de ello es la nativa de San Francisco, Juanita Adams quien lo demuestra participando en yoga y clases de baile en el Senior Center de la calle 30. En una casa llena de personas mayores la mayoría latinos, Adams sonríe y dice, “Me gusta hablar español. Me voy a mis raíces (Salvadoreñas).”

El instructor de Bikram Yoga Oscar Álvarez, informa a los estudiantes nuevos que el yoga no es “competitivo”, a diferencia de otras formas de ejercicio físico. Por lo tanto, el estilo de yoga que enseña se enfoca en mantener una “mente de principiante” abierta a nuevos aprendizajes.

También ex atleta mexicano, Álvarez comenzó a practicar yoga hace ocho años, luego de que los médicos no pudieran diagnosticarle el origen de su dolor crónico. El cambio en su estilo de vida y la incorporación de la serie de 26 posturas de estiramiento corporal y ejercicios de respiración realizados en una sala climatizada le han ayudado a estar “99% mejor totalmente”.

Álvarez comparte su historia personal con estudiantes latinos que también enfrentan problemas de salud como el sobrepeso, el colesterol, la presión arterial, la diabetes y dolor de rodilla y espalda.

Álvarez también ha observado que aquellos estudiantes que han dominado las 26 posturas, luego toman las clases en inglés, lo que les permite mejorar su fluidez en el idioma y el yoga.

Negre también destaca que con la guía adecuada las mujeres embarazadas pueden unirse a esta práctica, ya que el dominio de la respiración y la apertura de las caderas favorecen partos más saludables y sencillos.

Mission Yoga está planeando clases para niños, reconociendo los beneficios físicos, mentales y académicos que esta práctica puede tener en ellos. Para aquellos que tengan hijos con menor capacidad de atención, el yoga les permite “encauzar su energía y reducir su hiperactividad, volviéndolos más tranquilos, y mejor preparados para la escuela porque adquieren mayor concentración y enfoque en sus tareas” revela Negre.

Fernando Ashoka, quien enseña en el Instituto de Yoga Integral de la calle Dolores, relata cómo él sirvió como voluntario en el Sistema de Justicia de Menores de California a través de Comunidad San Dimas, apoyando a los adolescentes de habla hispana.

“Creo que la gente en los EEUU que no entiende inglés tendría limitaciones al practicar yoga impartida en ese idioma. Esa no debería ser una razón para no practicarla pues el yoga beneficia a todos”, dijo Ashoka.

Mission Yoga (www.missionyoga.com) ofrece clases de yoga por cooperación “en español”: Mireia Negre (www.yogimani.com) en The Sun Room, los martes a las 2:30 pm, 6:00 pm, miércoles a las 2:30 pm y los viernes a las 6:00 pm, con música en vivo. Oscar Alvarez con Bikram Yoga, los sábados a las 4:30 pm. Y las clases de yoga para “controlar el estrés”, que imparte Fernando de Ashoka, contactarlo al correo electrónico: ferzalez@gmail.com.

—Traducción Lizbeth Rivas