Una modelo se prepara para una sesión fotográfica: las mujeres se exponen a gran cantidad de productos químicos contenidos en el maquillaje. Foto Mabel Jiménez

La industria cosmética, altamente demandada y sin regulación, avanza con éxito a costa de la salud de millones de estadounidenses ante los vanos esfuerzos del consumidor que busca satisfacer las demandas sociales de belleza.

Pese a investigaciones y estudios cuantiosos, la Food and Drug Administration (FDA) de los EEUU, sigue poniendo en riesgo la salud de millones de estadounidenses, al no regular el uso frecuente de productos de belleza. Investigaciones han demostrado que el maquillaje contiene ingredientes tóxicos peligrosos para la salud, de cuyos efectos nocivos no son conscientes los consumidores.

En la actualidad, no existen normas por parte de la FDA que limiten las toxinas en productos de belleza. De acuerdo con su sitio web, “las empresas de cosméticos son responsables de acreditar la seguridad de sus productos e ingredientes previa comercialización”.

Ingredientes tales como los ftalatos, parabenos, formaldehido y dietanolamina —que trastornan las hormonas, causan cáncer y daños en la piel— están contenidos en productos de belleza de marcas como Laura Mercier, MAC, L’Oreal, Mary Kay y Sephora, esto según investigaciones de la Campaña Cosméticos Seguros.

Está campaña “es un esfuerzo de coalición que dio inicio en el 2004 con la finalidad de proteger la salud de los consumidores y trabajadores, asegurando que las compañías lleven a cabo reformas regulatorias y legislativas necesarias para eliminar los químicos peligrosos presentes en los cosméticos y productos de cuidado personal.”

Aun cuando en 1938 el Congreso aprobó una ley que limitaba los pesticidas en los alimentos, cultivos y productos, hoy en día, las empresas pueden utilizar ingredientes nocivos sin que sea del conocimiento del público, toda vez que la Ley Federal de Alimentos, Medicamentos y Cosméticos (FD&C Act) no considera someter a los cosméticos a una aprobación previa por parte de la FDA para ser comercializados legalmente.

En contraste, en el 2004, debido a cuestiones de seguridad, Europa avanzó hacia un control más estricto al prohibir la venta y elaboración de cosméticos a base de ftalatos, debiendo los fabricantes garantizar la seguridad de sus productos antes de su venta.

Es por ello que EEUU no está en condiciones de exportar productos de belleza hacia Europa, ya que éstos contienen sustancias químicas tóxicas que se encuentran en la lista de sustancias prohibidas en aquel continente. Sin embargo, la FDA no ha tomado ninguna medida para ofrecer productos alternativos más seguros.

Bladimir Quintanilla, esteticista y colorista en Ana’s Dream Salon ubicado en la calle 24, trabaja cotidianamente con productos de belleza.

“Estudié cosmetología en Italia y Nueva York, las escuelas nunca mencionaron nada respecto a las sustancias químicas de los productos”, dijo Quintanilla. “Si había algo que provocaba daño, entonces [las escuelas] debieron haberlo dicho. Pero estoy a favor de que se realicen más investigaciones y estudios”.

El desafío mayor para los EEUU está en ganar la concientización del público. “En general las personas permanecen un tanto indiferentes”, dijo Judi Shils, director ejecutivo y fundador de Teens Turning Green. “Muchas veces esto es porque así lo desean. La gente gusta de los productos que utiliza y no quiere saber más”.

Teens Turning Green, localizada en Marín, es una organización que se fundó en el 2005, luego de que algunos adolescentes aprendieron acerca de las sustancias químicas nocivas presentes en productos de belleza y de uso diario. La organización se centra en aprender sobre los ingredientes de los productos más utilizados. “[Nuestro] objetivo principal es continuar recibiendo información”, según Shils.

Los adolescentes, las mujeres y los hombres utilizan productos de belleza todos los días y tienden a imitar a sus familiares en el uso de productos. “Empecé [a usar maquillaje] en el séptimo grado, porque vi a mi madre y mi hermana ponerse maquillaje”, dijo Lesley Arroyo, estudiante de octavo grado de San Pedro.

Así como existen muchas marcas de maquillaje tóxico, también hay las que son seguras como John Masters Organics, Dr. Bronner’s, Weleda, Juice Beauty, Afterglow Cosmetics, Gabriel Organics Skincare, Alima Pure y Jane Iredale.

Algunos salones de belleza del Área de la Bahía ofrecen productos y servicios orgánicos y ecológicos: Nova Nail Spa, en la Mission Street; Belli Capelli Salon & Day Spa, en Divisadero Street; Shear Bliss, sobre Gough Street, y Treat Salon & Threads, en la calle Fillmore.

Organizaciones independientes como Green Seal y la Comisión Europea reconocen y certifican los productos ecológicos y orgánicos.
“Infórmese, sea consciente y exija. Compre en sitios de confianza y lea las etiquetas y certificaciones”, aconseja Shils.

“Tenemos que saber lo que contiene nuestro maquillaje porque podríamos tener una reacción alérgica sin saber que éste pudo causarla”, dijo Natally Garcia, estudiante de preparatoria. “Puede que por ahora no veamos los efectos del maquillaje, pero sí en el futuro, así que deberían existir más productos naturales para nosotros [los consumidores].”

Para consultar fuentes adicionales y mayor información disponible en Internet: Campaña Cosméticos Seguros (www.safecosmetics.org); Grupo de Trabajo Ambiental (www.ewg.org), y Teens Turning Green (www.teensturninggreen.org).

—Traducción Lizbeth Rivas