*Nota del Editor: Joseph High es un estudiante de periodismo, de la clase Medios de Comunicación Comunitarios. Impartida por el profesor Jon Funabiki, la clase es una colaboración con El Tecolote.

Desde que las escuelas públicas de San Francisco cerraron el pasado 16 de marzo por la pandemia del COVID-19, Lourdes Alarcón ha estado en cuarentena haciéndose cargo de su hijo de octavo grado y su hija de quinto grado. También ha estado al cuidado del hijo de 2 años de un amiga, para que ella pueda continuar trabajando en un mercado local.

Alarcón dice que las tareas de proveer cuidado, mantener una casa y asegurándose de que sus niños sigan estudiando han sido grandes: “Si eres madre soltera, en verdad debes afrontar la necesidad de la ayuda, no solo de los profesores sino de cualquiera en la comunidad que pueda mandarte un poco de amor”.

El Distrito Escolar Unificado de San Francisco (SFUSD, por sus siglas en inglés) inició las clases vía teleconferencia el lunes 13 de abril. Alarcón se sintió aliviada de tener a sus hijos en sesiones de aprendizaje regulares con sus profesores, y sus niños estaban emocionados de ver a ellos y sus compañeros de clase de nuevo. Aun así, reconoce que tener a sus hijos aprendiendo desde casa a través de la computadora no es algo fácil.

“Cuando están con el profesor es una sensación y energía diferente. Somos seres humanos, incluso si la tecnología trata de llenar todas las necesidades, la presencia de los profesores es algo más, es algo que tiene alma”, reconoce. Alarcón también mencionó que la tecnología y el idioma han sido una barrera incluso más frecuente para su familia y otras, que están tratando de acceder a clases en línea o realizando trámites  administrativos con el distrito. Ella está ayudando a otras diez familias a realizar la inscripción a la escuela para el próximo año, así como orientándolas para entrar a clases mediante la plataforma Zoom.

Lourdes Alarcón, a la izquierda, y su hija Itzel Pérez Alarcón, al interior de su domicilio en San Francisco, el 21 de abril de 2020. Foto: Janeth R. Sanchez.

“Es difícil porque ellos no podían lidiar con el sistema de la escuela y ahora es peor, porque no pueden con la educación en línea. Yo no puedo lidiar con ello y soy buena en inglés, dime tú de las familias de habla hispana”, reconoció. 

Gabriela López, vicepresidenta del distrito escolar de San Francisco, quien también trabaja para el Centro de Vecinos de la Misión, dijo que el sistema debería enfocarse en tomar cada paso con empatía e indulgencia: “Seguimos ayudando a las familias a ajustarse a este proceso y apoyándolas en el uso de la tecnología. Continuamos empatizando la necesidad de entender que todos estamos aprendiendo juntos, nos estamos ajustando, estamos poniendo nuestro mejor esfuerzo. Y, desafortunadamente, la primera presentación probablemente no será todo lo que queríamos que fuese. Pero ahí es donde tenemos la retroalimentación de seguir construyendo y seguir aprendiendo”.

Frank Lara, es profesor de español-inglés en el quinto grado de la Buena Vista Horace Mann Community School  en la Misión, que es a la cual asiste el hijo de Alarcón. Él comparte las mismas preocupaciones que ella respecto a las clases virtuales, las cuales no son un reemplazo apropiado para las clases en aula, pero enfatiza la  importancia de que el sistema escolar preserve las relaciones sociales con las familias a las que atiende.

“Creo que hay mucha discusión sobre equidad y justicia social. En San Francisco lo que estaba garantizando su éxito eran las escuelas mismas”, reconoció Lara. “Nosotros procuramos refugio a personas sin hogar, ofrecimos un banco de alimentos, brindamos desarrollo para padres de familia, y ahora la única cosa que parecía ayudar se ha ido, y es algo que no se puede replicar virtualmente”.

Lourdes Alarcón utiliza junto con su hija la cuenta en la plataforma Zoom, en la cual encuentran las actividades académicas asignados diariamente. Foto: Janeth R. Sanchez.

La oficina de la alcaldesa London Breed, anunció el 9 de abril que respaldaria la decisión del distrito de cerrar las escuelas hasta el final del año escolar, mientras que los centros de cuidado infantil y de emergencia para jóvenes de San Francisco permanecerán abiertos hasta al menos el final del año académico, para proveer a los niños de trabajadores esenciales, así como a familias de bajos recursos, con el apoyo de cuidado infantil y tres comidas al día.

López cree que con esta medida se cubrirán algunos de los servicios esenciales que las escuelas usualmente proveen: “Inicialmente la razón por la que no cerramos era porque estábamos ofreciendo comida y cuidado infantil que eran la principal preocupación de las familias”, explicó.

Por su parte, Lara dijo que pese a que las actuales limitaciones sistemáticas están afectando más que nunca, son en realidad síntomas de problemas fundamentales que siempre han estado y que ahora han quedado expuestos: “Para empezar, nuestra escuela ofrece un 70 por ciento de almuerzos gratuitos o reducidos, un referente de pobreza en la escuela, entonces nuestra escuela tiene muchas necesidades económicas. Ahora estamos viendo que miembros de muchas de estas familias fueron despedidos de sus trabajos, están luchando para pagar el alquiler, muchos de ellos todavía trabajan, si son trabajadores esenciales o están tratando de buscarse la vida aun en condiciones inseguras, mientras sus hijos se quedan solos en casa, y esa es una realidad que debemos enfrentar”.

A pesar de los desafíos de las últimas semanas, López ve cierta esperanza en cómo las comunidades y el sistema escolar han resistido: “Creo que se ha convertido en una oportunidad para explorar cómo podemos adaptarnos y apoyarnos durante este tiempo, y no olvidar que cuando lleguemos a donde lleguemos, tengamos la capacidad para salir al frente. Estamos obteniendo recursos y apoyos, nos estamos conectando con agencias de la ciudad, con organizaciones comunitarias. La combinación de eso ha creado este trabajo impulsado por la comunidad, todos en unión”.

Lara hace eco de una idea igualmente esperanzadora: “Es un momento para reflexionar sobre la importancia de los programas sociales que fortalecen a las familias, eso es mucho más importante que la bolsa de valores, es el bienestar de nuestras familias, y lo estamos viendo en las escuelas públicas”.

Alarcón, además de ayudar a otras familias con cuidado de niños y acceso a los recursos escolares, se sintió alentada por el apoyo que ha recibido de organizaciones locales como Parent Voices y Horizons: “Estoy tratando de apoyar a mi comunidad, y me estoy dando cuenta de que todos somos fuertes. Dios mío, me doy cuenta de que somos tan fuertes. Tengo fe en que lo superaremos, es sólo otro desafío”.