*En advertencia: esta historia contiene detalles sobre abuso y violencia sexual, se recomienda discreción.

Ilustración: Valeria Olguín

Dos años después haber sido víctima violación, Marielle Concejo, de 20 años, vio cómo otra mujer estaba siendo públicamente estigmatizada por denunciar su agresión sexual: la doctora Christine Blasey Ford.

“Me sentí herida, pero tampoco me sorprendió”, digo la nativa de San Francisco. Concejo, quien dijo estar acostumbrada a la falla de los sistemas destinados a proteger a las mujeres, no denunció su propia agresión sexual.

Al igual que muchas agresiones sexuales, Concejo fue perpetrada por alguien que conocía. Y al igual que muchos sobrevivientes, no quería revivir su trauma, ya sea contando su abuso ante la policía o reuniendo pruebas en el hospital.

Según el Centro Nacional de Recursos para la Violencia Sexual, alrededor del 63 por ciento de las agresiones sexuales no se denuncian.

“Me puse el rostro de valentía, de no ha pasado nada y todos lo creyeron”, dijo Concejo sobre los momentos críticos después de su asalto. Colocó una manta sobre su agresor dormido y salió corriendo de su apartamento, rompiendo en llanto antes de enfrentarse a sus amigos.

La reconocida doctora Ford se presentó al juzgado para testificar contra el juez de la Corte Suprema Brett Kavanaugh en su audiencia de confirmación, acusándolo de agredirla sexualmente cuando era adolescente. Al igual que Ford, Concejo era joven y temía la posible reacción.

Incluso el vislumbrar la espalda de su agresor, a quien había conocido durante años, solía aterrorizarla, dijo. Al principio, ella no podía enfocar su mente en la violación. Todo lo que sabía era que estaba incómoda y se sentía insegura: ”Es como una experiencia extracorpórea. Era como si estuviera viendo que sucediera… Fue bastante aterrador. No supe si él sintió algo de esto”.

Su deseo de ser apreciada por su agresor y la negación de su trauma no eran infrecuentes: ”Lo que usted quiere es que la persona cambie”, dijo Janelle White, directora ejecutiva de San Francisco Women Against Rape (SFWAR). “A menudo damos a la gente múltiples oportunidades”.

SFWAR, una organización con sede en el Distrito de la Misión, ofrece servicios directos para los sobrevivientes y trabaja en estrecha colaboración con el Departamento de Policía de San Francisco y el Hospital General de San Francisco para ayudar a los sobrevivientes que eligen informar o recibir atención médica.

“La violencia y la agresión sexual están conectadas a cualquier problema de justicia social que quieras combatir”, dijo White. “Es importante trabajar junto con la policía”.

Ahora que hablaba abiertamente acerca de su violación, Concejo recuerda ver como las oficinas de Título IX (legislación federal de derechos civiles, aprobada en 1972 que protege contra el acoso sexual) en su universidad, decepcionaron a sus conocidos cuando informaron sobre sus propias agresiones sexuales. Observar mujer tras mujer negársele la obtención de justicia fue suficiente para disuadirla de reportarlo, dijo Concejo.

A principios de este año, la Supervisora ​​de San Francisco, Hillary Ronen, encabezó la creación de la Oficina de Acoso Sexual, Respuesta y Prevención de Agresión (SHARP, por sus siglas en inglés) para asegurar que los departamentos de la ciudad asuman responsabilidad ante posible mala gestión de informes de agresión sexual.

Una de las iniciativas de la oficina de nueva creación es mejorar la forma en que el hospital trata a los pacientes que sufrieron una agresión sexual, especialmente a las mujeres de bajos recursos. Al ser una mujer de color de bajos recursos, Concejo sintió que su experiencia sería minimizada e ignorada:

“Mi sensación es que la mayoría de las personas son conscientes de las formas en que esos sistemas fallan a los sobrevivientes”, dijo White. “Pero hay momentos en que veo que estos sistemas cambian para mejorar la forma en que manejan el abuso sexual”.

Con la ayuda de SFWAR, la denuncia de agresión sexual en San Francisco ha cambiado. Ahora, los sobrevivientes tienen la opción de reportar su abuso sexual desde la oficina de SFWAR en lugar de la estación de policía.

Concejo dijo que todavía se le llenan los ojos de lágrimas cuando relata su violación. “Me duele revivirlo, pero para reportarlo, tienes que decirlo”.

La visita al hospital después de un abuso puede ser un obstáculo completamente diferente. En una audiencia anterior del comité de la Junta de Supervisores en abril, las mujeres describieron haber esperado horas en el Hospital General de San Francisco antes de ser atendidas. Varios hicieron comentarios despectivos sobre su abuso por parte de agencias de la ciudad.

Las imágenes, las muestras genitales y las preguntas pueden hacer que “el individuo se sienta violado nuevamente”, dijo Jess, una asistente de enfermería que supervisó la administración de un examen de violación, y solicitó ser identificada solo por su nombre.

“Por lo general, la víctima ya no tiene confianza en el sistema, por lo que se necesita tiempo para generar confianza”, dijo Jess. “Las enfermeras están en bata, enguantadas, y en mi opinión es un proceso muy insensible y distante”.

Para White, el problema radica en la falta de personal disponible en un momento dado, lo que puede llevar a largos tiempos de espera, con exámenes que pueden durar hasta cuatro horas.

“Los proveedores médicos son personas de primera categoría y cuidadosas”, dijo White.

White dijo que los sobrevivientes pueden recibir atención médica en el Hospital General de San Francisco, como pruebas de embarazo y pruebas de ITS sin tener que someterse a un examen de violación. En muchos casos, estos son procedimientos gratuitos.

Jess cree que la compasión puede hacer una gran diferencia para el paciente. Algo tan pequeño como ofrecer un nuevo cambio de ropa dijo Jess, que puede hacer que el proceso se sienta menos invasivo, incluso mejor, si los hospitales ofrecieran un rostro amigable para mantener a los pacientes acompañados durante el proceso.

Concejo dijo que la compasión es lo más importante cuando se trata de una víctima de agresión sexual, y la falta de ella es la razón por la que cree que las agresiones a menudo no son reportadas. Sentirse validado fue clave para su recuperación, por lo que dijo que si podía cambiar algo, reportaría su agresión.

“Los sobrevivientes no son mentirosos”, dijo Concejo. “[Se les permite] hacer todo en su propio tiempo”.

White espera que algún día, SFWAR pueda dejar de existir. “Quiero acabar con la violación. La provisión de servicios es importante y vital, pero debemos poner más esfuerzo en la prevención. Cambiando actitudes y normas”, dijo White.