Ed Reiskin, director de la Agencia Municipal de Transporte de SF (SFMTA), frente al edificio del SFMTA en la Avenida Van Ness donde anuncia su apoyo a transformar la banqueta superior de la estación de Balboa Park en viviendas asequibles para familias del distrito 11. Photo by Beth LaBerge.

Un jardín en el tejado, un patio silencioso, un mercado de frutas y verduras y, sobre todo, departamentos cuyo alquiler sea fijo y asequible—resulta una visión optimista para un barrio como el Excélsior en San Francisco, donde los ingresos medios anuales apenas ascienden a $25,490.

Sin embargo, ante la alza de precios, aquella visión podría convertirse muy pronto en una realidad para los residentes de clase obrera de este vecindario, en su mayoría inmigrantes, los cuales están trabajando para convertir un espacio comunitario habitacional en un área que consideran infrautilizada: la banqueta superior de la estación Balboa Park del BART.

“Hemos escuchado testimonios de varias familias que viven en el mismo departamento pequeño y de su necesidad de tener dos trabajos para tan sólo pagar el alquiler”, declaró Carlo Sciammas de la organización Pueblo Organizado para Exigir Derechos Medioambientales y Económicos (PODER, por sus siglas en inglés), una de las tantas organizaciones comunitarias involucradas en dicha planificación. “La banqueta superior sería un espacio ideal para urbanizarse”, agregó.

Balboa Park es la estación más transitada del BART, cuyo gran espacio asfaltado que tiene a la par—del tamaño de un campo de futbol—está prácticamente vacío durante el día.

Anteriormente, era un almacén para los restos de trenes, actualmente lo utilizan los empleados de manera extraoficial como estacionamiento para sus vehículos, lo cual causa molestia a muchos residentes de la zona.

En septiembre del año pasado tuvo lugar un taller en el cual varios miembros de la comunidad construyeron, haciendo uso de legos, diversos modelos de urbanización y, en febrero pasado, enviaron al alcalde Ed Lee cientos de corazones de San Valentín, pidiéndole “mostrar su amor” por el proyecto, teniendo como respuesta de su parte la confirmación de su apoyo.

Lo que se busca es crear un espacio asequible que además cuente con un enfoque comunitario para un vecindario como éste el cual, según la encuesta de ‘American Community’, aloja a más personas por hogar que ningún otro barrio de la ciudad—y tres cuartas partes de sus residentes hablan una lengua distinta al inglés.

La gente joven gusta de la diversidad y energía de esta área, sin embargo, consideran que resulta demasiado caro para ellos el quedarse:

“Aun cuando en mi familia son cuatro los que trabajan a tiempo completo, eso no es suficiente para pagar las cuentas, tenemos que pagar el vehículo, el seguro, la comida, el servicio de luz, médico, escuela y enviar dinero a casa”, dijo Lyra Ibarra, estudiante de enfermería de 23 años que vive en el Excélsior.

Junto a PODER, otras organizaciones como el Centro Comunitario Filipino, Coleman Advocates for Children & Youth y Asian Neighborhood Design respaldan este proyecto. Aun cuando es mucho el entusiasmo de la comunidad, los retos que le esperan son muchos.

Varios de estos retos son de carácter estructural: al estar ubicado entre el BART y la autopista 280, tendría que tenerse en consideración tanto la seguridad de los peatones como el nivel de ruido, la calidad del aire y la vibración del edificio.

Otros retos son de tipo burocrático: no se ha encontrado financiamiento para el proyecto y los derechos legales son inciertos. Dijo Sciammas que desde el inicio BART se ha entusiasmado con el proyecto, pero el espacio es propiedad de la Agencia Municipal de Transporte de SF (SFMTA por sus siglas en inglés), la cual es una organización diferente.

Por su parte, dicha agencia municipal manifestó a través de Paul Rose, encargado de relaciones con los medios, que “de manera preliminar y a corto plazo, no necesita de dicho espacio, y podría permitir su uso residencial”. De contar con el visto bueno, la Oficina de Vivienda de la Alcaldía podría adquirir el terreno y comenzar la urbanización.

Mientras tanto, los residentes del Excélsior continúan apoyando el proyecto y a la espera de una resolución.

—Traducción Alfonso Aguirre