Al presentar una serie de políticas destinadas a mitigar la amenaza de COVID-19, el presidente Donald Trump también trató de responder a las críticas de que su administración tardó en lidiar con lo que ahora es una pandemia. En particular, el presidente defendió a su administración sobre el problema de la insuficiencia de pruebas y lo que los expertos dicen es una inminente escasez de equipos y personal médico.

¿Su argumento? Nadie lo vio venir. “Se nos escapó”, dijo Trump en una conferencia de prensa el 18 de marzo. Más tarde, agregó que el virus fue “algo imprevisto”.

Trump ha repetido últimamente esa idea; pero tal aseveración contradice la evidencia: los investigadores de salud pública han advertido durante años sobre la amenaza de una pandemia. Y los miembros de su administración han estado haciendo sonar la alarma durante meses, incluso cuando, a principios de este mes, él seguía comparando la gravedad del virus con la gripe y argumentando que “desaparecerá” si las personas “se mantienen en calma”.

Contactamos a la Casa Blanca, quien declinó hacer comentarios sobre ello. Mientras tanto, expertos independientes nos dijeron que esa afirmación es profundamente confusa.

El coronavirus por sí mismo

Tanto en Washington D.C. como a nivel internacional, desde enero, los funcionarios de salud habían advertido sobre los peligros que representaba COVID-19, con algunas señales tempranas que se remontan a diciembre, cuando surgió la enfermedad en la provincia china de Wuhan. Esas advertencias continuaron hasta febrero, mucho antes de que la Casa Blanca comenzara a tomar medidas serias para incrementar las pruebas y los esfuerzos de tratamiento, un retraso que, según los expertos, ha socavado significativamente la respuesta nacional.

De hecho, a mediados de enero, el secretario de Salud y Servicios Humanos, Alex Azar, dijo al presidente que el virus, que ya se había extendido por China, también podría representar una amenaza nacional, según informes del New York Times, The Washington Post y Politico

Luego, a finales de mes, Azar declaró una “emergencia de salud pública” en los EEUU. Según el informe de Times, el doctor Robert Redfield, que dirige los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, también se había dado cuenta de su “gran capacidad para globalizarse”.

“La alarma sonó en enero”, dijo Jennifer Kates, experta mundial en salud de la Kaiser Family Foundation. “Esto no fue una sorpresa”. En ese momento, los investigadores nos dijeron que una acción federal decisiva y generalizada podría haber hecho una gran diferencia. Pero públicamente, Trump seguía comparando el coronavirus con la gripe, minimizando el riesgo en Twitter y televisión, y declarando repetidamente que el nuevo virus estaba bajo control.

Las advertencias de otros continuaron: el 25 de febrero, la doctora Nancy Messonnier, al frente del Centro Nacional de Inmunización y Enfermedades Respiratorias de los CDC, también destacó el riesgo que representaría el virus. Y, por supuesto, las advertencias de coronavirus no vinieron solo de Washington. Luego, el 30 de enero, la Organización Mundial de la Salud declaró el virus como una “Emergencia de salud pública de preocupación internacional”, citando su rápida propagación desde diciembre, cuando surgió en China. Al hacerlo, “alertamos a todos los países de una amenaza muy real de propagación internacional”, dijo Margaret Harris, portavoz de la OMS.

Para el 24 de febrero, dicha organización había dicho a los periodistas que el virus tenía un riesgo real de convertirse en una pandemia, y advirtió que todos los países deberían estar preparados. Las brechas de una semana entre esas advertencias y los esfuerzos federales para evaluar el coronavirus y tratarlo son muy importantes, dijo Kates quien además explicó: “Era muy evidente lo que estaba sucediendo y las medidas que deberíamos tomar”.

Si la Casa Blanca hubiera actuado oportunamente, en particular intensificando los esfuerzos para detectar el virus y aislar los casos de inmediato, el virus podría no haberse propagado tan rápido, dijeron expertos en salud global. Los esfuerzos continuos para “distanciar socialmente” incluso a las personas sin síntomas, que tienen grandes desventajas económicas y de salud, son menos efectivos y menos requeridos, nos dijeron los investigadores, no serían tan necesarios como lo son ahora.

“Las demoras de días aquí importan. Cuando comenzamos a desperdiciar semanas, realmente cambiamos lo que es posible”, dijo Christopher Mores, profesor de salud global en la Universidad George Washington. “Si hubiéramos hecho un poco más de algo, nos encontraríamos en una situación mejor que la que estamos ahora”.

Preparación pandémica

Los especialistas en salud pública y seguridad nacional habían estado advirtiendo durante años sobre una pandemia inminente, y señalando que los EEUU no estaba adecuadamente preparado para la devastación que podría causar tanto en la salud de los ciudadanos como en la economía.

Los únicos detalles que faltaban eran qué pandemia y, con precisión, cuándo golpearía.

“Los expertos en salud pública han gritado la probabilidad de una pandemia importante y, de hecho, es la mayor amenaza de seguridad que enfrentamos”, dijo Lawrence Gostin, profesor de derecho en la Universidad de Georgetown que estudia derecho de salud pública. “¿En cuanto a las afirmaciones de que algo como COVID-19 ‘se nos coló’ o fue ‘imprevisto’? Es simplemente impactante y simplemente falso”, dijo.

Los investigadores nos señalaron innumerables informes, incluidos algunos de funcionarios gubernamentales, en los que se destacan la amenaza de una pandemia.

En mayo de 2018, los investigadores de la Universidad Johns Hopkins publicaron una advertencia de que los virus respiratorios representaban un “riesgo biológico catastrófico global”. En particular, los investigadores advirtieron sobre los virus ARN, virus compuestos por el ácido ribonucleico tradicionalmente monocatenario que también causan enfermedades como el resfriado común, la gripe, la hepatitis C y la polio. Su advertencia no fue en vano: COVID-19 es de hecho una enfermedad respiratoria causada por un virus de ARN, de la misma familia viral específica, es decir, la familia del coronavirus, como el SARS y el MERS.

Luego, en octubre de 2018, el Foro Económico Mundial, el Centro Johns Hopkins para la Seguridad de la Salud y la Fundación Bill y Melinda Gates organizaron un evento para discutir cómo los intereses públicos y privados tendrían que responder en caso de una pandemia. Esa fue solo una de las muchas ‘simulaciones’ de este tipo realizadas por expertos en salud preocupados por la forma en que los EEUU respondería a una amenaza de pandemia inminente.

“Los expertos coinciden en que es solo cuestión de tiempo antes de que una de estas epidemias se vuelva global: una pandemia con consecuencias potencialmente catastróficas”, se lee en la descripción del evento. Y meses más tarde, en enero de 2019, más de un año antes de que los asesores del presidente hicieran sonar la alarma del coronavirus, el tema de una pandemia global surgió nuevamente, en un informe de la Oficina del Director de Inteligencia Nacional.

“Evaluamos que los EEUU y el mundo seguirán siendo vulnerables a la próxima pandemia de gripe o brote a gran escala de una enfermedad contagiosa que podría conducir a tasas masivas de mortalidad y discapacidad, afectar gravemente la economía mundial, agotar los recursos internacionales y se pide apoyo a los EEUU”, se lee en el informe, mismo que sugirió la transmisión de animal a humano como fuente de la próxima gran pandemia, que, según los expertos, es cómo surgió COVID-19.

Y, finalmente, los informes de Politico muestran que, cuando Trump asumió el cargo, los miembros de la administración de Obama advirtieron sobre la amenaza de una inminente pandemia viral, y señalando que, de ocurrir, la nación no tenía los recursos médicos para enfrentarla.

“Muchas personas vieron venir esto, aunque, por supuesto, no se sabía exactamente cuándo”, dijo el doctor Joshua Sharfstein, vicedecano de Práctica de Salud Pública y Participación de la Comunidad en la Escuela de Salud Pública Bloomberg de Johns Hopkins, en Baltimore.

Dicho de otra manera: los expertos han estado hablando sobre la necesidad de preparación ante una pandemia, recordó Mores, con 25 años de experiencia en el campo, estudiando la salud global. 

Nuestro veredicto 

El presidente Donald Trump dijo que COVID-19 “se nos coló” y fue “algo imprevisto”.

De hecho, el presidente escuchó advertencias sobre este virus específico de parte de sus asesores y la comunidad de salud global durante meses. Y los expertos en salud pública y seguridad nacional habían destacado los riesgos con más antelación sobre la amenaza de algún tipo de pandemia, aún cuando se desconocían los detalles.

De hecho, es debido a la lenta respuesta de Trump a la pandemia que ahora se requiere “distanciamiento social” a una escala tan grande. Anteriormente, la aplicación de pruebas más centradas y el aislamiento de personas con el virus podrían haber mitigado parte de la respuesta que ahora se requiere, nos dijeron los expertos. La declaración de Trump es incorrecta y contradice años de evidencia. Lo calificamos de Mentiroso. 

Esta historia fue producida por Kaiser Health News, un programa independiente de la Kaiser Family Foundation. Kaiser Health News (KHN) es un servicio nacional de noticias sobre políticas de salud. Es un programa editorial independiente de la Henry J. Kaiser Family Foundation, que no está afiliado a Kaiser Permanente.