El estudiante de la UC Santa Cruz, Michael Carbonaro, sostiene un cartel en el que se lee #AquiParaQuedarnos frente al ayuntamiento de San Francisco, el 5 de septiembre de 2017. Foto: Drago Rentería

Mientras el Senado rechazaba cuatro propuestas de inmigración el 15 de febrero, un grupo de expertos discutían en una conferencia nacional con los medios, los efectos que el tema y las acciones están teniendo en las diversas comunidades del país.

Los panelistas acordaron que el problema de inmigración es un problema de carne y hueso que está siendo utilizado para satisfacer ambiciones políticas y una agenda de blancos nacionalistas.

Angélica Salas, directora ejecutiva de la Coalición Pro Derechos Humanos del Inmigrante (CHIRLA) en Los Ángeles, dijo que los ataques de la administración contra los inmigrantes y los refugiados son parte de la forma como Trump llegó al poder “la más estricta vigilancia en contra de las comunidades indocumentadas en colaboración con las policías locales”.

Salas, agregó que “lo más importante es entender que con cada ataque a los diferentes programas de inmigración, se ataca a la vida misma así como a individuos que vemos todos los días. Ellos le temen a su futuro, la protección a sus familias, la falta de trabajo y la incertidumbre de su estatus”, dijo.

Entre las propuestas que no fueron aprobadas por el Senado se encontraban el término del programa de lotería de visas para la diversidad étnica; una solución para los Dreamers (cerca de 800 mil inmigrantes indocumentados traídos a los EEUU en su infancia); el programa de inmigración para la reunificación familiar, y 25 mil millones de dólares para la muralla Trump.

Salas también mencionó que se está poniendo fin a los programas para refugiados y desde hace más de un año “estamos viendo vigilancia y ataques indiscriminados, la anulación del proceso legal que debe seguirse para detener y deportar a una persona… Los Dreamers son tratados de forma diferente; con ellos se está creando una clase de segunda categoría”, aseveró.

CHIRLA tiene diferentes programas de apoyo a inmigrantes, uno de ellos es el California Dream Network con presencia juvenil en 33 colegios y universidades del estado. Salas también dijo que las políticas migratorias de esta administración se basan en la  agenda de “blancos nacionalistas” que —basada simplemente en los países en donde nacieron y su religión— “ciertos individuos no están calificados para ingresar a los EEUU”.

La conferencia de prensa fue organizada por Ready California, una coalición de agencias de servicios a inmigrantes administrada por el Centro de Recursos Legales para Inmigrantes (ILRC, por sus siglas en inglés).

Desde Washington, DC, la abogada de ILRC, Sameera Hafiz, dijo que “la decisión de Trump en septiembre de cancelar el programa DACA ha puesto la vida de ochocientos mil jóvenes en el caos y la incertidumbre”.

Pero los analistas también coincidieron en considerar la inmigración no como un problema policial sino como uno social que tiene que ver con el racismo: cómo nos relacionamos con comunidades de otros colores, que lucen diferente, con diferentes religiones y que provienen de países pobres.

Zahra Billoo, directora ejecutiva del Consejo de Relaciones Islámicas Estadounidenses, dijo que el ataque de Trump contra la comunidad musulmana ha sido constante y no parece amainar pronto. Aparte de ataques físicos y la constante denigración que están sufriendo, ha habido prohibiciones de ingreso específicas contra musulmanes y otra contra refugiados de países pobres. “En total ha habido cuatro prohibiciones de ingreso por parte de esta administración para tratar de mantener a la comunidad musulmana y otros inmigrantes fuera de este país”, dijo Billoo.

“Trump ha tomado una posición muy dura… eliminando la diversidad en los programas de visa cortando severamente el programa de visas para familias y aumentado la vigilancia en la frontera”, dijo Hafiz del ILCR. “Hoy es más importante que nunca tener planes que protejan a nuestras comunidades y continuar resistiendo esta agenda que está atacando a toda la gente que nosotros defendemos”.

Adoubou Traore, el director ejecutivo de la Red Africana de Defensa en San Francisco, dijo ser esencial mirar este problema desde “la perspectiva de los inmigrantes negros” cuyas cifras han aumentado de 816 mil en 1980 a más de cuatro millones. “¿Qué significa cuando no podemos pedir a nuestras familias? ¿Cuál es la experiencia de los inmigrantes negros en América? ¿Qué tanto sabemos lo que significa ser negro en América?”

“¿Qué significa cuando uno escapa de persecución, de la violencia, de la discriminación y venir acá a América buscando un refugio seguro para tener que enfrentar los más grandes miedos?” Traore, quien es originario de la Costa de Marfil, concluyó: “esto no tiene que ver con inmigración, tiene que ver con ser negro e inmigrante en América. No tenemos escapatoria”.