Manifestación durante la campaña ‘No nos vamos, nos echan’. Photo Ángela Martín

Desde 2008, 300.000 jóvenes se han marchado de España ante la situación de desempleo que enfrentan.

“Con un 50% de paro juvenil, con unos estudios superiores cada vez más caros, una vivienda difícil de pagar y sin un claro plan del Gobierno, muchos optan por irse del país”, explica Pablo Padilla, una de las voces del colectivo Juventud sin Futuro.

El colectivo cumple su segundo año de vida expresando el rechazo a este exilio juvenil y reclamando que hoy día España no es país para jóvenes.

“En nuestros entornos, barrios, y puestos de trabajo, estamos viendo que cada vez hay más gente que si no se había ido, está pensando en irse. Queremos decidir cuándo hacemos las maletas, por eso decimos ‘No nos vamos, nos echan’”, declara Padilla refiriéndose a la campaña homónima.

“Las personas tienen que ver que no están solas”, continúa Pablo y denuncia que los abusos vienen de la actual reforma laboral del gobierno conservador de Mariano Rajoy.

Alfredo, publicista, ha trabajado en restaurantes de Inglaterra y Holanda: “Somos una generación que no se ha incorporado al ámbito profesional nada más salir de la universidad. Al terminar la crisis será igual de difícil, habrán pasado años sin trabajar y los que se incorporarán al mercado laboral serán los recién licenciados”, comenta.

Marta reside en Bélgica desde hace más de un año. Llegó allí con una beca bien remunerada, y una vez concluidos sus estudios se quedó porque en España ve difícil encontrar trabajo.

“La mayoría de los trabajos para un licenciado con menos de un año de experiencia en España son prácticas y no remuneradas”, apunta Marta como una de las causas para irse.

Marta observa que muchos de los que se han marchado no volverán porque es un mercado laboral en recesión: “España se está convirtiendo en un país muy poco atractivo para trabajar. El que puede se va y buscará mejorar. Es triste pero es un hecho”.

Una campaña para conctarte
Una de las iniciativas de la campaña ‘No nos vamos, nos echan’ es su carácter de conexión entre los desplazados mediante las redes sociales, su web y un mapamundi, que resalta los puntos geográficos donde residen muchos de los españoles que se han ido.
“Entendemos que lo de quedarse o lo de irse no es una decisión personal. Por lo que esta campaña es colaborativa, ver que no estás solo, y sobre todo desresponsabilizar a las personas”, aclara Padilla.
En abril sumaban ya 6.000 historias, y en el primer día de lanzamiento de la web tuvieron 150.000 visitas. “Es un buen termómetro que muestra lo receptiva que está la gente. Si las agresiones son colectivas, las respuestas deben ser colectivas”.

En ese sentido han hecho uso de la financiación (crowdfunding) para sufragar la campaña, con la idea de organizarse y orquestar protestas desde cada país. “Si el presidente del Gobierno se reúne con el Eurogrupo en Berlín, pues que se le reciba como se merece”, subraya Padilla, mostrando el carácter reivindicativo de la iniciativa.

La campaña también ataca a la visión positiva que presentan varios medios de comunicación, que sólo mostraban lo bien que les iba a los emigrantes españoles en otros países.

“Eso que contaban algunos medios de que vives como un señor, eso es mentira. La precariedad laboral habla en italiano y en alemán, hay gente a quien le va bien, pero a la mayoría no”.

Los que se quedan
Algunos jóvenes que se quedan en España, optan por seguir formándose. Inés es bióloga, ahora está haciendo una maestría, aunque ve que será complicado conseguir un trabajo: “Creo que después del máster tendré que hacer un título técnico para acceder a un trabajo”. Confiesa que los recortes en educación se hacen palpables sobre todo en estudios científicos.

“En tiempos de crisis, las ciencias salen muy perjudicadas en España, dado que los beneficios económicos que aportan son a medio y largo plazo. En sanidad cada vez hay menos oportunidades de trabajo”, agrega Inés.

Lourdes encadena trabajos temporales para mantenerse mientras estudia en Madrid. Ve su futuro profesional en el sector público cada vez más reducido, y eso le hace manifestar una gran incertidumbre: “No quiero terminar en estos trabajos, sólo lo hago por mantenerme, por un período corto, no es algo que me llene ni de lo que disfrute y además no es un gran sueldo”, considera mientras admite que cada vez hay menos opciones.

Con este horizonte, la iniciativa ‘Nos nos vamos, nos echan’ sigue su camino, ampliando historias y siendo un referente para los que se han ido y para los que se quedan. Un espaldarazo para que no se sientan solos, trabajando bajo la idea de que en la unión está la fuerza.