Por primera vez el mundial de futbol se lleva a cabo en África. El presidente de la FIFA, Joseph Blatter, sintió que había llegado la hora para que un país en este continente se convirtiera en sede de tan apreciado evento. Pero la ruta hacia el primer mundial africano no estuvo exenta de escollos.

Además de Sudáfrica, que terminó siendo elegida anfitrión del mundial en el año 2004, se consideraron las candidaturas de Egipto, Marruecos y la conjunta de Libia y Túnez.

La 27a Copa de Naciones de África se llevó a cabo en enero de 2010 en Angola de la cual salió campeón Egipto. Pero el evento puso en cuestión la seguridad futura de un torneo de la magnitud del mundial de futbol en tierras africanas, cuando un ataque de la guerrilla (FLEC-PM) forzó a la selección de Togo a retirarse de la competencia cuando fueron ametrallados sus autobuses resultando 3 muertos y 9 heridos.

Sin embargo, la FIFA y el comité mundialista aseguraron que lo ocurrido en Angola era algo lejos de la realidad sudafricana. En los 6 años que tuvo el anfitrión para prepararse, el reto no estuvo libre de complicaciones.

El presupuesto inicial para el evento se estimó en $300 millones. Para marzo del 2010, la cifra ya andaba por los $8,4 billones. También se proyectaba la presencia de 450.000 aficionados internacionales, y a tres meses de la inauguración, el comité todavía tenía en su posesión 350.000 boletos por vender.

Faltando 11 meses para la inauguración, 70.000 trabajadores de la construcción que inicialmente ganaban $1,75 a la hora se fueron a la huelga deteniendo la construcción de los estadios y exigiendo un aumento de sueldo. De un aumento del 13 por ciento que pedían los trabajadores, las empresas constructoras acabaron concediendo un aumento del 12 por ciento, con alimentos pagados, días libres por enfermad y beneficios de maternidad.

Todo esto llegaba cuando ya los rumores hablaban de que los preparativos y las obras se atrasarían, al punto que se consideraron otros países fuera del continente para reemplazar la sede.

Danny Jordaan, presidente del comité organizador del mundial, dijo que nunca hubo un plan de emergencia para mover el torneo a otro país. Y aunque Joseph Blatter mencionó que EE.UU. hubiera sido capaz de realizar el certamen a última hora en caso de un desastre natural, siempre dijo que plan A, B y C eran Sudáfrica.

Toda esta incertidumbre pareció disiparse cuando en junio de 2009 al celebrarse la Copa Federaciones, el torneo antesala al mundial, resulto ser un éxito a nivel espectáculo. La imagen del comité ya no se cuestionaba, al utilizarse cuatro estadios de los diez proyectados para el mundial.

De los diez estadios que albergarán partidos del mundial de futbol, cinco fueron renovados, tres reconstruidos y dos construidos nuevos. El estadio Soccer City en Johannesburgo, con un aforo de 95.000 espectadores, será el escenario del encuentro inaugural entre México y Sudáfrica, así como de la gran final.

En un segundo estadio con un aforo de 70.000 personas, Ellis Park, también en Johannesburgo, se dio la final del mundial de rugby en el año 1995.

El estadio Loftus Versfeld en Tshwane, Pretoria, es hogar de uno de los clubes de más renombre del país, el Sundowns Football Club.

Los dos estadios nuevos son Mbombela Stadium en Nelspruit, y el estadio Nelson Mandela de Port Elizabeth.

Entre los reconstruidos, cabe destacar eI estadio Peter Mokaba en la ciudad de Polokwane, nombrado en honor al activista anti-apartheid, el estadio Moses Mabhida de la ciudad de Durban, nombrado en honor a un líder de la clase obrera.

Con la construcción de todos estos estadios, quedó claro que Sudáfrica iba a acoger el mundial de futbol.

Dejando la sombra del apartheid atrás y la amarga memoria de haber sido excluidos de todos los mundiales y olimpíadas desde 1964 a 1992, Sudáfrica comenzó una nueva etapa deportiva cuando se le otorgó el mundial de rugby en 1995 y el de cricket en 2003 —compartiendo con Zimbawe y Kenia.

Naturalmente el próximo paso fue el que ahora está dando la FIFA, otorgándole el honor y responsabilidad de echar adelante el décimo-noveno mundial de futbol.

Un mundo que ahora sólo espera el sonido del primer silbatazo del 11 de junio en Johannesburgo.