Una mujer compra comestibles en el Mercado Casa Lucas; cerca, un árbol en la acera ha levantado el pavimento con sus raíces. Foto: Jennifer Hsu

La Junta de Apelaciones votó a favor de eliminar 33 árboles ficus en la calle 24 durante la audiencia pública del 15 de julio, concluyendo así una batalla de dos años entre el Distrito Misión y la Oficina de Arbolado Urbano (BUF, por sus siglas en inglés). La comisionada Rachael Tanner, propuso la moción, asegurando que 50 árboles de arce rojo y ginkgo reemplazarán a los ficus dentro de los tres meses de su remoción inicial. 

El compromiso hecho en este asunto estuvo influenciado en gran medida por Misión Verde, un programa presentado a la Junta por la apelante y residente Kindra Scharich, el cual transfiere la responsabilidad del BUF a los residentes, de regar los nuevos árboles sin imponer ninguna carga financiera a los contribuyentes. Al hacerlo, también libera suficiente dinero dentro del presupuesto de $100 mil para plantar 95 árboles adicionales en todo el vecindario. “Tratamos de crear un programa donde voluntarios preocupados por el paisaje de la calle… podrán dedicar una hora cada dos semanas regando los árboles de su barrio”, dijo. 

En la evaluación original del BUF durante el verano de 2018, 77 de los 101 árboles ficus situados entre la calle Misión y la avenida Potrero se consideraron de riesgo pasivo potencial por lo cual se propuso su eliminación. Nancy Sarieh, funcionaria de información pública del Departamento de Obras Públicas, consideró que el deterioro de su salud y su carácter invasivo constituían un peligro para la seguridad pública y la infraestructura: “Hemos hecho múltiples evaluaciones de todos los ficus, y hay algunos que son de tan alto riesgo que la única solución es eliminarlos y sustituirlos por otra especie de árbol”, declaró. 

Foto: Jennifer Hsu

Sarieh citó dos accidentes recientes en los que las fallas estructurales de dichos árboles comprometieron el bienestar del vecindario: el 17 de junio, dos árboles cerca del 2826 de la calle 24 se derrumbaron, aplastando un coche aparcado. El 27 de febrero de 2019, una fuerte tormenta arrancó de raíz todo un árbol de ficus, bloqueando toda la calle 24 entre las calles Florida y Bryant.

Sin embargo, después de meses de protestas públicas y de la evaluación de un arbolista independiente, Christopher Campbell, la comunidad logró preservar la mayoría de los árboles emblemáticos. Los ficus de este tramo de 12 manzanas han sido una fuente de gran orgullo para la comunidad durante más de 40 años. Han sido especialmente apreciados durante las fiestas, cuando las luces en temporada decembrina y el papel picado adornan sus troncos y copas.

Erick Arguello, presidente del Distrito Cultural Latino de la Calle 24 y residente de la Misión, destacó el valor sentimental que los ficus añaden a la zona: “Mucha gente está atada emocionalmente a estos árboles; es parte de nuestra identidad en el barrio”, dijo.

Muchos vecinos consideraron que la eliminación de los símbolos culturales también exacerbó la crisis de aburguesamiento que ha sufrido el Distrito Misión en los últimos años: “La comunidad ya es hermosa, y es lo suficientemente segura para la gente. Si la ciudad quiere invertir en el futuro de San Francisco, entonces rehaga las aceras, ayude a los dueños de negocios a conseguir nuevos drenajes, nuevas tuberías y nuevos sistemas de alcantarillado”, dijo Louie Gutiérrez, dueño de la panadería La Reyna.  

La calle 24 en el Distrito Misión, arbolada de ficus que dan sombra a gran parte de la calle. Foto: Jennifer Hsu

Roberto Hernández, miembro original del comité para plantar los árboles de ficus, expresó su decepción por la falta de atención que el BUF ha invertido en el área: “Lo que no aprecio es que el barrio en el que nací y crecí ha sido descuidado durante décadas porque los latinos viven aquí. Si hubieran abordado este problema hace años, no estaríamos teniendo esta conversación”.

Campbell, sin embargo, expresó la necesidad de un equilibrio entre la seguridad pública y la apreciación cultural: “El aspecto del riesgo es muy real, y creo que la comunidad necesita aceptarlo. También es muy válido que se trata de un corredor especial de árboles, y se debe hacer todo lo posible por retener tanto como sea razonable”.

Aunque el plazo para llevar a cabo dicha poda sigue siendo incierto, los planes contemplan que los trabajadores avancen cuadra por cuadra hacia el oeste, empezando en la Avenida Potrero y terminando en la calle Misión. 

Los residentes tendrán la oportunidad de despedirse de los árboles seleccionados en un evento comunitario y posteriormente, podrán utilizar la madera cortada para proyectos de arte u otras actividades.