El Censo de este año es crucial para nuestra democracia y vital para la financiación estatal y municipal. Históricamente, el conteo de las comunidades sin hogar ha requerido aliados confiables que aboguen por ellas. Sin embargo, ante las regulaciones de distanciamiento social vigentes por la pandemia, muchas de esas relaciones se han visto comprometidas.

“Creo que cuando se trata del censo de personas sin vivienda, en muchos sentidos, también se asemeja a los de las personas con vivienda”, dijo Keegan Medrano de la Coalition on Homelessness. “La forma en que obtiene su representación, financiamiento y servicios de apoyo, también se comparte con las comunidades sin vivienda”.

Lucía Eslava, mexicana, el 8 de septiembre de 2020, afuera de la habitación de ocupación simple, donde vive con sus tres hijos y su esposo. Residente de San Francisco desde hace 19 años, completó el Censo por primera vez este año. “Recibía los panfletos del censo y los rompía o tiraba a la basura”, confiesa, al temer que su información fuera compartida con las autoridades de inmigración, un temor muy común entre inmigrantes como ella. Photo: Mabel Jiménez

Medrano, director de políticas de confinamiento por la COVID en dicha coalición, trabaja para impulsar políticas y facilitar campañas en San Francisco. Dijo que, en un sentido amplio, esa organización colabora con personas sin vivienda para conocer sus experiencias, para luego cabildear e impulsar políticas que facilitarán campañas.

Desde el inicio de la pandemia, los refugios en el Área de la Bahía han estado cerrando debido al aumento de casos de COVID-19. El sistema de refugios en San Francisco se ha reducido en un setenta por ciento, según Medrano. Normalmente, los refugios tendrían cupo para 2 mil personas en una noche determinada, sin embargo, ese número ahora se ha reducido a 400-500 personas, dejando a muchas en las calles.

Multi-Service Center South, en San Francisco, experimentó un gran brote en abril que desde entonces ha provocado la descompresión de los refugios en San Francisco. Según datos de San Francisco, el 30 por ciento de los casos conocidos de COVID-19 entre personas sin hogar se debieron al brote de MSC-South.

La Coalición ha abogado firmemente que la gente se quede en habitaciones de hotel, remolques o incluso en sitios para dormir porque todos han demostrado ser más seguros que los entornos de congregación como refugios y SRO.

“Gran parte de nuestro trabajo en este momento consiste en asegurar viviendas y hoteles para familias y personas que viven en SRO”, dijo Medrano. “Ahí es donde hay mucho trabajo en este momento en relación con el presupuesto de la ciudad”.

Miguel Carrera, organizador principal de la Coalición, trabaja directamente con las familias que viven en habitaciones de ocupación única (SRO). Carrera estaba trabajando con 33 familias en SRO y les había estado aconsejando que completaran el Censo de 2020.

“Es mi obligación comprender cualquier información que sea vital para la comunidad y llevarla a ellos”, dijo Carrera. Sin embargo, debido a la pandemia, perdió la comunicación con 16 de esas familias en los últimos seis meses. Ahora, solo está en contacto con 17 de las 33 familias con las que alguna vez trabajó. Debido a la COVID-19, hay una falta de comunicación con las comunidades sin vivienda y organizaciones. Esto significa que organizaciones como The Coalition on Homelessness tienen que encontrar nuevas formas de navegar y apoyar a las comunidades que atiende

La COVID-19 ha cortado muchas líneas de comunicación que la organización alguna vez tuvo con aliados de confianza, dijo Medrano: “Estamos luchando por ver y decirle a la gente, ‘¿Cómo los vamos a ayudar y cómo podemos ayudarlos a sentir que pueden responder el censo? Nuestro papel ha sido marginalmente cortado por la COVID-19. La segunda parte es que nuestros aliados están dispersos y están deambulando por la ciudad”.

Históricamente, las comunidades sin vivienda han sentido una falta de confianza al compartir su información personal con la Oficina del Censo de los EEUU, debido a su estrecha conexión con el gobierno.

Lucía Eslava, mexicana, el 8 de septiembre de 2020, afuera de la habitación de ocupación simple, donde vive con sus tres hijos y su esposo. Residente de San Francisco desde hace 19 años, completó el Censo por primera vez este año. “Recibía los panfletos del censo y los rompía o tiraba a la basura”, confiesa, al temer que su información fuera compartida con las autoridades de inmigración, un temor muy común entre inmigrantes como ella. Photo: Mabel Jiménez

Lucía Eslava, una inmigrante mexicana y residente de San Francisco por 19 años, llenó el Censo 2020 por primera vez este año: “Recibía los folletos del censo, los rompía y los tiraba a la basura”, dijo, temiendo que su información fuera compartida con las autoridades de inmigración, un temor muy común entre los inmigrantes.

Eslava vive actualmente en una SRO en San Francisco con sus tres hijos y su esposo. Ha trabajado con Carrera durante 15 años a través de la Coalición. Este año, Carrera llevó el censo a Eslava y después de dos meses de contemplar su decisión, decidió llenarlo. Sin embargo, incluso después de que ella recibiera orientación de un aliado de confianza como Carrera, todavía se siente ansiosa por su decisión.

“Después de tantos años, esta es la primera vez que lleno el formulario y todavía me cuesta creer que lo hice”. Su temor ejemplifica las muchas preocupaciones con las que las comunidades sin vivienda tienen que lidiar cuando consideran completar el censo. Organizaciones como Coalition on Homelessness deben trabajar para crear confianza y un espacio seguro para estas comunidades a fin de animarlas a participar en este conteo ciudadano.