Miembros de la comunidad y jóvenes locales se reunieron en el Club de la Misión para la ceremonia de inauguración.

Los Clubes de Chicas y Chicos de San Francisco celebraron la gran reapertura de su renovado Club de la Misión el pasado 14 de junio. Líderes comunitarios, donantes, políticos y una multitud de jóvenes locales, se reunieron en el nuevo club para una ceremonia de corte de cinta, abriendo oficialmente el centro a los jóvenesde la Misión con edades comprendidas entre los 6 y 18 años.

El Club de la Misión se cerró hace seis años para su renovación y desplazó sus operaciones a la cercana Escuela Primaria de Bryant. Ahora el club se ha mudado de regreso a su ubicación original de la calle Alabama y está abierto al público.

El nuevo edificio es uno de los primeros Clubes de Chicas y Chicos construido como un edificio sustentable. Consta de ventilación natural, paneles solares, tragaluces operativos, calefacción radiante y muchas cosas mas, que lo hacen uno de los edificios más ecológicos de San Francisco.

La renovación del club costó $8 millones (estimaciones previas situaron el costo de renovación en $4,5 millones), patrocinado en su totalidad mediante donaciones durante un periodo de cuatro años. A pesar de la crisis económica nacional y los momentos de duda que rodearon la viabilidad del proyecto, la organización siguió adelante para asegurarse que se construiría. Según Rob Connolly, presidente de los Clubes de Chicas y Chicos de San Francisco, fue el precio necesario que hubo que pagar para ofrecer a la juventud local un espacio seguro donde aprender y crecer.

Anterior a la renovación, el club ubicado en la calle Alabama proporcionó sus servicios a la comunidad de la Misión desde el año 1926. Sin embargo, siendo este edificio uno de los más viejos, no es de extrañar que se cerrara temporalmente debido a problemas en su estructura.

La decisión de cerrar el edificio en agosto de 2004 no fue fácil de tomar; sin embargo, la seguridad de los niños fue la preocupación principal, declaró Patricia Murillo, directora ejecutiva en aquel entonces, en una entrevista con El Tecolote.

La mudanza a la calle Bryant no fue la ideal, ya que un lugar más pequeño obligó a reducir el número de programas y servicios. La pérdida más significativa fue la clausura temporal del programa para adolescentes.

La nueva ubicación presume de áreas espaciosas e iluminadas, y muchas oportunidades para aprender participando en actividades extracurriculares. El edificio ultramoderno de 15.000 pies cuadrados, tiene un nuevo gimnasio del tamaño de una escuela secundaria, una escuela cocina, un innovador centro de enseñanza y un moderno centro multimedia. El club posee también un estudio de arte, un centro para adolescentes, una sala de juegos y un cuarto comunitario. Además, hay personal dedicado a la salud mental y a manejar casos individuales que ayudan a los jóvenes a solucionar problemas que confrontan en la escuela o en la casa.

“A pesar de la caída económica, los Clubes de Chicas y Chicos de San Francisco siempre han estado presentes para los chicos en la comunidad de la Misión durante los tiempos más duros”, dice Connolly. “Miramos hacia adelante para continuar la tradición, y dar a la siguiente generación de jóvenes de la Misión un club sustentable, y un sentido de esperanza y oportunidad.”

Jezi Correa, de 16 años, pertenece a esa nueva generación. Ha estado viniendo a los Clubes de Chicas y Chicos de San Francisco desde hace diez años, y ahora trabaja como empleada, un puesto en el que un adolescente tiene una posición líder entre los otros jóvenes del club. Jezi ayuda a resolver conflictos entre la juventud además de sus otras responsabilidades, y dice que las experiencias que ha tenido a lo largo de los años han influido su vida fuera del club.

“El club ayuda a los chamacos a estar fuera de las calles”, dice Jesi. “Es un lugar donde olvidar todos tus problemas y aprender muchas cosas verdaderamente importantes.”

A sus 11 años, Savanna Andrews sigue la tradición familiar de participar en las actividades de los Clubes de Chicas y Chicos. Ha participado desde que tenía 6 años. Su actividad favorita en el club es actualmente el programa de arte, donde diseña y crea diferentes proyectos, el más reciente un brazalete trenzado de amistad de color azul y blanco. Lo mismo que Jezi, Savanna piensa también que lo que aprende en el club se aplica a otras áreas de su vida.

“He aprendido que está bien pedir ayuda cuando la necesitas”, dice Savanna. Ella dice también que ir al club y ver a los otros chamacos hacer sus tareas escolares, la motiva para trabajar más duro en sus propios estudios.

El Club de la Misión atiende entre 150 y 190 chamacos al día, un número que seguro aumentará debido a los recientes recortes presupuestarios a los servicios esenciales, tales como el cuidado infantil. Susana Rojas, directora del Club de la Misión, dice que el nuevo edificio ayudará a llenar el vacío en la supervisión infantil, al ofrecer programas que motivarán y estimularán el crecimiento.

Pero el club no es sólo para niños en edad de primaria. También ofrece entrenamiento laboral y programas de preparación para adolescentes, donde se enseñan habilidades enfocadas a ayudarlos en una carrera futura. Hay también un programa formal de tutoría donde el personal del club enseña a entre 3 y 5 adolescentes a encontrar la vocación de su vida, que podría terminar en una carrera profesional.

Los padres y los miembros adultos de la comunidad también pueden participar en el crecimiento y desarrollo del club. Y también hay un programa para voluntarios donde los padres se pueden involucrar en una variedad de tareas, desde servir en un comité consultivo, a ser chaperona en excursiones o ser parte de un teléfono árbol. Los miembros de la comunidad con habilidades especiales, también pueden presentarse para dar clases a la juventud del club.

El ochenta por ciento de los empleados del Club de la Misión es bilingüe, hecho que refleja las personas a quienes sirve el club,la mayoría de los cuales se consideran latinos o afroamericanos. Como sucede con muchos jóvenes de la Misión, el mayor problema que enfrentan en sus vidas es la pobreza, algo que Rojas, directora del Club de la Misión, considera la raiz de los problemas que estas chicas y chicos afrontarán al crecer. En realidad, casi el 95 por ciento de las familias con niños que participan en actividades de los Clubes de Chicas y Chicos de San Francisco se consideran de bajos recursos. Independientemente de su situación, Rojas dice que los empleados del club establecen siempre expectativas bien altas para los jóvenes, y la mayoría de ellos se esfuerzan mucho para superarlas.

“Porque los empleados establecen unas metas bien altas para los jóvenes, no les dejamos que usen sus circunstancias como excusa”, dice Rojas. “Los jóvenes estarán listos para enfrentarse al mundo como adultos responsables y poseéran además las habilidades para mejorar sus circunstancias”.

La membresía cuesta $10 al año, y las nueve sedes del club otorgan becas para quienes necesiten ayuda. La sede del Club de la Misión está ubicada en el número 901 de la calle Alabama, a la altura de la calle 21. Durante el verano, abre sus puertas de 8 de la mañana a 8 de la tarde, de lunes a jueves, y de 8 de la mañana a 10 de la noche los viernes. Para más información, favor de llamar al número de teléfono (415) 400-8911, o visiten la página de internet www.kidsclub.org.

—Traducción Emilio Ramón