[su_slider source=»media: 25988,25989,25990,25991,25992,25993″ link=»image» target=»blank» width=»700″ height=»500″ speed=»500″]

A tan solo dos días del primer aniversario luctuoso de Alejandro Nieto, muerto a manos de cuatro policías de San Francisco, su padre, Refugio, no tenía la menor idea de lo que habría de suceder.

“Este es un día de sorpresa para mi, no sabía. Hasta la mañana lo supe”, dijo Refugio el lunes 23 de marzo, parado al lado de su esposa, Elvira, ambos en medio de los manifestantes que honraron la memoria de su hijo bloqueando el tráfico en frente de la estación de Policía de la Misión, en la calle Valencia, entre las calles 17 y 18.

“En vez de sentirme triste, me da alegría lo que está haciendo la comunidad por Alejandro Nieto”.

Por más de cuatro horas, cientos de manifestantes bailaron, tocaron tambores y se manifestaron en contra de la brutalidad policial, exponiendo a Nieto y otras víctimas que han muerto a manos de la policía de San Francisco.

La protesta vino más de dos meses después de que la policía publicara forzosamente los nombres de los cuatro oficiales que dispararon en contra de Nieto catorce veces. Los manifestantes mostraron carteles con las fotografías de los oficiales Jason Sawyer (quien fue ascendido tras la muerte de Nieto) y Roger Morse, así como carteles sin rostros de los oficiales Richard Schiff y Nathan Chew, cuyas fotografías no fueron publicados por el SFPD.

“No se ha publicado mucha información”, dijo Kevine Boggess, director de campañas para la organización juvenil y disciplina escolar en el Coleman Advocates for Children and Youth. “Creo que eso es algo realmente preocupante: la forma como la policía es capaz de invertir y formular las cosas, así como de retener los nombres de los policías, pero que es capaz de entablar juicio en contra de la persona que asesinaron a balazos”.

Boggess ha experimentado en carne propia eso con la policía: cuando tenía 13 años un policía le apuntó con un arma de fuego. Él era un joven negro alumno de la escuela secundaria A.P. Giannini en el Distrito Sunset cuando sucedió una pelea en un autobús del transporte público. Después de que él y sus amigos comenzaron a caminar hasta la siguiente parada, un policía en su patrulla se subió hasta la banqueta del Bulevar Sunset, y los forzó al tirarse al suelo.

“Desde entonces, siempre he tenido la sensación de desconfianza hacia la policía, no sé si están allí para protegerme o detenerme”, dijo Boggess. “Creo que lo que queremos hacer es mostrar a los agentes de policía de esta estación y de toda la ciudad, que necesitamos se pongan de pie, hagan lo correcto y dejen de defender a otros agentes de la policía”.

La manifestación llegó en un momento en que el departamento de policía parece estar bajo el escrutinio después de que una Corte federal reveló varios mensajes de texto homofóbicos y racistas que involucran a miembros del SFPD. Esos mensajes involucran al sargento Ian Furminger —quien fungía como policía encubierto para la estación de la Misión antes de ser declarado culpable de corrupción en febrero, según el San Francisco Chronicle— y al menos cuatro agentes, que han sido identificados como Michael Robison, Noel Schwab, Rain Daugherty y Michael Celis.

“Se ha puesto a la luz cuál es la mentalidad de los policías de San Francisco, algo que siempre hemos sabido. Pero ahora se está haciendo oficial”, dijo Oscar Salinas, un amigo de Nieto. “Ya están enviando policías a la cárcel”.

Los manifestantes también reconocieron a Amilcar Pérez-López, el guatemalteco de  21 años de edad que fue asesinado el 26 de febrero en la Misión a manos de los policías encubiertos Eric Reboli y Craig Tiffe, por tratar de recuperar con un cuchillo en mano su teléfono celular luego de que le fuera robado.

Reboli, según investigación de El Tecolote, fue acusado en 2004 de golpear a alguien hasta dejarlo inconsciente en un ascensor cuando trabajó como guardia de seguridad en el Harry Denton Starlight Lounge del Hotel Sir Francis Drake en la ciudad.

El SFPD publicó los nombres de Reboli y Tiffe casi una semana después de la muerte de Pérez-López.

“¿Qué estaba haciendo [Pérez-López]”?, Preguntó Refugio. “No estaba haciendo nada malo. Nomás por traer un cuchillo, ni le dieron oportunidad de hablar”.

“Igual que con Alex”, dijo Elvira.

La manifestación fue planeada para durar cuatro horas y 15 minutos: algo que simboliza no solamente el código de área de la ciudad, sino el código de la policía para referirse a ‘disturbio’.