Marcha de residentes de la Misión en contra de la reciente ola de desalojos. Foto Tim Porter

Una mezcla alegre de percusión y enojo se sintió en la Misión, cuando unas 400 personas se reunieron el pasado 12 de octubre para una protesta histórica en medio de una crisis de vivienda cada vez más aguda.

Los organizadores declararon el estado de emergencia debido al número creciente de desalojos, mientras que quienes tuvieron que abandonar sus casas denunciaron a los recién llegados, adinerados, en su mayoría procedentes de empresas de tecnología del Área de la Bahía. Los manifestantes se unieron para llamar la atención de la comunidad, reclamando la recuperación del barrio.

“La burbuja de la tecnología va a explotar y la clase obrera va a asumir el control”, dijo José Luis Pavón, de 35 años, trabajador de salud pública y vecino de la Misión toda la vida.

El desfile de danzantes, congueros y manifestantes comenzó en las calles 24 y Hampshire y continuó por la calle 24, desde la Potrero hasta la Misión.

Cerca de 20 oradores exigieron mayor sensibilidad para con las diferentes razas, una reforma a los derechos de los inquilinos en la ciudad, poner fin a la construcción de condominios de lujo en la Misión y el acceso a una vivienda más asequible.

La protesta se detuvo junto a la Iglesia de San Pedro, que pretende desalojar a la Librería San Pedro y a la tienda de artesanías indígenas G.G. Tukuy, con la intención de subir el alquiler y rentarle a un restaurante exclusivo.

La iglesia ha recibido una oferta de 100.000 dólares, dijo Erick Arguello, fundador de la Asociación de Comerciantes y Vecinos de la Calle 24.

“¿Cómo se atreven a hablar de desalojo cuando la Biblia dice que debemos amar y cuidar unos de otros?”, dijo Brooke Oliver, quien participó en la marcha.

La marcha se desvió y detuvo frente a un restaurante en las calles 23 y Bryant llamado Local’s Corner. Sandy Cuadra, de 48 años, relató frente al local un episodio de supuesta discriminación que tuvo lugar el 20 de abril pasado, en que se celebró el Día de César Chávez. Supuestamente a ella y a su familia les dijeron no había lugar para atenderlos pese a que había muchos asientos disponibles.

Aumento de desalojos
Gloria Vasquez, propietaria de una casa en la Misión desde 1990, ha atestiguado de la discriminación hacia varios amigos para desalojarlos de sus hogares, por parte de propietarios deseosos de aprovechar este auge reciente. A menudo recibe correos de agentes de bienes raíces que le ofrecen cuatro o cinco veces el precio original de su edificio.

“Dado que los recién llegados ya están acá —nuestros vecinos adinerados— hay que sentarse a la mesa para ayudar a equilibrar lo que les gusta de este barrio y mantenerlo vivo”, dijo Vasquez.

“El dinamismo y el eclecticismo que resulta de la mezcla de personas están siendo aburguesados y se homogenizan, destruyendo lo que hace de éste, un barrio atractivo”, dijo Rafael Mandelman, abogado y ex consejero del City College. Mandelman vive en las calles 24 y Valencia.

La Ley de Ellis, que tiene más peso que las 14 causas justas que establecen cuándo se puede desalojar a inquilinos no deseados en San Francisco, en esencia dice que el propietario “no está haciendo negocio”, por lo que pone la propiedad a la venta. La cantidad de viviendas que se desalojan conforme a esta ley ha aumentado un 55 por ciento desde el año pasado, conforme al informe de agosto emitido por el Consejo de Alquiler de la alcaldía de San Francisco.

René Yáñez, fundador de la procesión del Día de los Muertos en San Francisco en 1972, fue amenazado con una ley de desalojo Ellis este año. Él y su esposa, que tienen más de 70 años y padecen cáncer, han solicitado el aplazamiento de su desalojo para dos años debido a su estado de salud.

“Los veo todos los días, las hordas de zombies texteando en su iPad y iPhone, ajenos a nosotros y a nuestras vidas, a nuestras inspiraciones y tribulaciones”, escribió Guillermo Gómez-Peña, amigo de Yáñez, en una carta abierta en su blog. “Los veo en mi edificio y en la calle, invadiendo la ciudad con una actitud descontrolada de que les pertenece, apropiándose de cada centímetro cuadrado y exprimiendo las últimas gotas de la alteridad”.

El Supervisor David Campos, que vive en Bernal Heights y representa a la Misión en la alcaldía, dijo que está trabajando en una ley que proteja a los inquilinos del acoso por parte de los propietarios. Dijo que será presentada en un mes.

John Avalos, Supervisor del área de Excélsior, denunció la construcción de nuevos condominios de lujo.

“La única forma en que vamos a salir de esta epidemia de desalojos y gentrificación es mediante manifestaciones de este tipo, cada vez más grandes’, dijo Avalos al dirijirse a los presentes. “Me duele tanto el corazón al ver las construcciones de viviendas de lujo. Debería haber un llamado para toda la ciudad. No más viviendas de lujo”.

Una versión más extensa de este artículo se publicó originalmente en el Bay Area Reporter.

—Traducción Alfonso Agirre