Familias latinas se hacen presentes en la marcha del 1 de mayo. Photo Juan Pardo

Integrantes de la organización PICO radicados en San Francisco y ciudades circunvecinas realizan tarde con tarde una vigilia frente a las oficinas de la senadora por California, Dianne Feinstein, para exigir que asuma la defensa de once millones de indocumentados.

El primer día de vigilias reunió a cerca de cuarenta personas el pasado 29 de abril. Desde entonces, conforme pasan las tardes, el número de asistentes va creciendo, según estimó uno de sus organizadores.

Entre los asistentes se encontraba Olinda Orellano, quien manifestó que los indocumentados tienen “todo el derecho a ser legalizados”. Continuó diciendo cómo muchos de ellos tienen hasta veinte años trabajando honradamente en este país.

Marian Cardero, egresada de la Universidad de Stanford señaló que no debemos alentar la polarización, sino luchar por el reforzamiento de “las familias”. La graduada en sociología catalogó como acción extraordinaria la integración de diferentes organizaciones cristianas y católicas, porque teniendo un “frente común solo se espera el triunfo” de la legalidad.

Según su página en la red, PICO trabaja para crear soluciones a los problemas que enfrentan personas que radican en comunidades urbanas, suburbanas y rurales, mediante la labor de más de mil instituciones que representan a un millón de familias en 150 ciudades y 17 estados.

Dos días después del comienzo de las vigilias, personas vinculadas con PICO participaron en una marcha el pasado 1 de mayo en San Francisco, como ocurrió simultáneamente en más de 250 ciudades de los EEUU.

Como parte de la pugna para lograr que se legisle a favor de una Reforma Migratoria, PICO ha lanzado una campaña denominada “Sanando la familia herida: una campaña para la dignidad y ciudadanía para todas nuestras familias”.

Su campaña, “une a los americanos de fe y a los ciudadanos esperanzados que creen que la plena ciudadanía para once millones de americanos nuevos es la única respuesta al actual sistema migratorio poco funcional; que concuerda con nuestros valores de fe y con los valores americanos de libertad, justicia y familia”, según el volante promocional que distribuyeron durante la vigilia en la intersección de las calles Market y Montgomery.

A las vigilias cotidianas y el desfile del primero de mayo que tienen como objetivo poner presión sobre el Congreso de los EEUU que votará sobre la reforma el próximo junio, se une la posición de Ronald J. Lind, presidente de la Unión de Trabajadores de Centros Comerciales Local 5 (UFCW, por sus siglas en inglés).

En el medio informativo de dicho sindicato fechado en la primavera de 2013, cuyo tiraje es bilingüe, se atribuye a Ronald J. Lind que “cientos de miles de inmigrantes se ven literalmente forzados a venir” a los EEUU, para sustentar a sus familias y luego se aprovecha y se abusa de ellos”.

La UFCW aglutina a alrededor de treinta mil agremiados distribuidos en todo el territorio estadounidense, y en California ocupa el tercer lugar dentro de los gremios del sector privado, según explicación de Gerardo Domínguez, uno de sus voceros.

“La solución, especificó Lind, no se halla en deportar a los obreros inmigrantes, ni en erigir una cerca en la frontera o hacer redadas en los lugares de trabajo”. Lind sostiene que la reforma migratoria debería empezar con la idea de que después de algún tiempo los inmigrantes que viven y trabajan en los EEUU deberían gozar de la gama de derechos y oportunidades que son posibles en esta nación.

Mientras tanto, PICO se concentrará todas las tardes, de lunes a viernes, de 5 a 7 de la tarde, frente a la oficina de la senadora Feinstein, ubicada en el 1 de la calle Post.