Mitchell Salazar, uno de los pilares legendarios de los Programas de Alternativas Reales, falleció el 11 de marzo de 2022 rodeado de su familia y seres queridos.

En diversos contextos, Mitchell sirvió a la comunidad de San Francisco durante más de 40 años y, al final del día, entregó su corazón y mantuvo su llamado de ayudar a TODAS las personas sin importar su cultura u origen. El legendario Guerrero de la Comunidad dejó San Francisco y este mundo en mejores condiciones de las que lo encontró.

Mitchell Isaiah Salazar nació en Clovis, Nuevo México el 21 de noviembre de 1961, hijo de Isaiah Salazar y Anita Powell. Pasó su infancia allí hasta que su madre, él y sus hermanos se mudaron a San Francisco en 1972. Creció en Bernal Heights, en la calle Andover cerca de Courtland, a una cuadra de su futura esposa Cathy Vélez (Salazar). Mitchell asistió a la escuela secundaria John O’Connell.

A los 16 años, era DJ y organizador del recordado cariñosamente ‘You and I Dances’ en el Distrito Misión entre 1978 y 1982. Creó un espacio seguro para los jóvenes y les brindó la oportunidad de mes a mes socializar y pasar tiempo con sus amigos del barrio en un ambiente positivo. Los bailes se centraron en un tema ‘Oldies but Goodies’ inspirado en la creciente cultura Lowrider y la película «Boulevard Nights» de finales de la década de 1970.

Para 1980, a la edad de 18 años, obtuvo un doctorado en Streetología en la Escuela de Hard Knocks y fue reclutado como Organizador Juvenil para el Programa de Alternativas Reales (RAP). Esta organización juvenil enfocada en la comunidad y ubicada en el Distrito Misión de San Francisco, abogó por la juventud en las áreas de justicia social, empoderamiento y cambio institucional para niños, jóvenes y familias afectadas por la pobreza.

Así comenzó su viaje por el trabajo comunitario en RAP, que en ese momento estaba ubicada en las calles 23 y Florida. Él y su futura esposa Cathy fueron contratados por RAP el mismo día. Durante su carrera de 20 años en esa organización, Mitch desempeñó diversos puestos, incluido el de director ejecutivo durante 15 años. 

Bajo su dirección desarrolló una serie de servicios para jóvenes que incluyeron La Casa, una vivienda de transición para jóvenes; el programa de empleo juvenil Schlage Lock; Defensa del Tribunal de Justicia Juvenil y Supervisión Intensiva Basada en el Hogar para jóvenes en libertad condicional; Servicios de Manejo de Casos y Salud Mental con el Instituto Familiar de la Raza; RAP. High School, un programa educativo alternativo de cuatro años en asociación con la SFUSD; la Clínica para Adolescentes R.F.K de la Escuela Secundaria RAP, Por Vida, un programa de extensión para el abuso de sustancias y el VIH; CALLES, un programa de intervención y prevención de la violencia en la calle; programa Casa de Los Jóvenes para jóvenes indocumentados monolingües hablantes de español; KMEL Peace Possee Street Soldiers, el programa de eliminación de tatuajes Second Chance en colaboración con CARECEN SF y el Departamento de Salud Pública; y el Programa Camino Seguro del MUNI.

Mitchell también jugó un papel decisivo en el desarrollo de asociaciones con los programas de tutoría SCORE de la Universidad Estatal de San Francisco, la beca en memoria de Robert F. Kennedy y la Unidad de Trauma del Hospital General de San Francisco.

Uno de sus momentos de mayor orgullo fue cuando comenzó la Iniciativa de Paz Comunitaria (CPI, por sus siglas en inglés), un esfuerzo transcultural de toda la ciudad para abordar y encontrar soluciones a la violencia comunitaria. Su liderazgo y visión incluyeron la formalización de colaboraciones con departamentos de la ciudad, salud pública, líderes gubernamentales, la comunidad empresarial, organizaciones comunitarias, estaciones de radio, artistas y miembros de la comunidad. La estructuración de CPI comenzada por Mitchell se utilizó como modelo para el programa Roadmap To Peace.

Después del cierre de la Agencia RAP, Mitch se desempeñó como miembro de la Fundación Annie E. Casey, trabajó como director de Programas Comunitarios para la Oficina del Fiscal General de San Francisco bajo Terence Hallinan, y del de Desarrollo de la Fuerza Laboral para Mission Neighborhood Centers y, por último, como gerente de Programas de Aprendizaje para el Departamento de Obras Públicas.

Mitchell jugó un papel decisivo en la creación de SF Equity Group, una asociación de defensa de dispensarios de marihuana compuesta por residentes de San Francisco y fue presidente de la junta de TURF, Together United Recommitted Forever, un programa de defensoría para jóvenes adultos en el vecindario de Sunnydale.

A Mitchell le sobreviven su esposa durante 39 años, Cathy Vélez Salazar, sus tres hijos Christina, Mitchell II y Angel; sus siete nietos, Marvin, Isaac, Thalia, Giovanni, Rufino, Mitchell III y Mariah, su bisnieto Marvin III; varios sobrinos y sobrinas, su leal perro “Money Salazar” y sus hermanos Patricia González, Sammy Salazar y James Salazar.

 
Mitchell Salazar y su esposa por 39 años, Cathy Velez Salazar. Foto de cortesia.

Le precedieron en la muerte sus padres Isaiah Salazar y Anita Powell; su hermano Danny Salazar y su hermana Jennifer Powell.

Aunque Mitchell siempre será honrado y recordado por toda su bondad brindada a la comunidad, su familia fue su prioridad, a quien amó profundamente con todo su corazón y alma. Fue un buen esposo, padre y un abuelo increíble que siempre buscaba lo mejor para su familia. Le encantaba pasar tiempo con ella, especialmente con sus nietos, a quienes compartía risas, historias y su sabiduría para ayudarles a guiar sus vidas.

En sus últimos meses, Mitchell siguió abogando por cuatro proyectos con los que se sentía conectado personalmente: United Playaz, un programa de prevención de la violencia juvenil en el Distrito SOMA; SALLT, una asociación de seis organizaciones comunitarias de las islas del Pacífico consolidadas para maximizar los recursos; el programa de boxeo juvenil de Fire in the Ring Inc y el podcast RAMA Blueprints que documenta y preserva el legado histórico del programa Real Alternatives y su impacto en el empoderamiento de la comunidad en toda la ciudad.

Mitchell tenía dos dichos favoritos y los usaba a menudo para compartir su sabiduría: “Hay dos cosas en la vida que no puedes comprar, la experiencia y la historia” y «Conducir es un privilegio, no un derecho».

Pasó sus últimos días con sabiduría, consideración y valentía. Su voz fuerte y grave contrastaba con la humildad, la gratitud y el afecto que mostraba a muchos.

¡Descanse por siempre en poder!