Las elecciones presidenciales de 2020 en los EEUU registraron una participación de votantes sin precedentes en el siglo, que dio los dos partidos políticos un enorme impulso con una cantidad de votos jamás registrada en contienda electoral. Uno de los factores importantes de esto fue el aumento de inmigrantes con derecho a voto, que pasó de 12 millones en 2000 a 23.2 millones en 2020.  

Cabe destacar que, aunque el poder de voto de los inmigrantes en general tiene una influencia enorme en el resultado general de las elecciones, este nunca es unilateral, dado que dicha comunidad está formada por diferentes grupos étnicos con diferentes orígenes sociales y religiosos y, por tanto, con diferentes ideologías políticas. Esto explica por qué un votante inmigrante afroamericano y un votante asiáticoamericano pueden preferir un candidato diferente. De igual manera, dentro de un mismo grupo étnico, existen diversos intereses e ideologías políticas. Por ejemplo, los votos latinos de Florida pueden irse por los republicanos mientras que los de Arizona, con los demócratas en las mismas elecciones.  

También hay que tener en cuenta que el comportamiento del voto no es estático. Una comunidad de inmigrantes puede favorecer a un partido en una contienda y apoyar al otro en la siguiente. En las últimas elecciones hay varios ejemplos de esto. Una muestra es que varias ciudades de Nueva York, California y Florida tuvieron cambios notables respecto a lo ocurrido en 2016. En el condado de Cook, en Chicago, 2,158 comicios electorales se desplazaron hacia la derecha desde 2016, frente a 1,508 que se fueron por la izquierda. En el barrio chino de Chicago, los republicanos tuvieron un aumento del 34% comparado a lo que obtuvieron en 2016, mientras que, por el contrario, los demócratas registraron un descenso del 6%, aunque su candidato, Joe Biden, ganó en casi todos estos lugares, los cambios representan la flexibilidad en los comportamientos de voto de los inmigrantes.   

Los votantes inmigrantes jugaron un papel clave para dar el gane a Joe Biden en las elecciones de 2020. Photo: Benjamin Fanjoy

Sin embargo, a pesar de los diversos perfiles, el constante aumento de votantes podría ser una ventaja para los líderes políticos del país dependiendo de cómo jueguen sus cartas electorales. El resultado muestra que, de alguna manera, ambos partidos se beneficiaron de la participación masiva de 159’ 633,396 millones de votos. Del total de votos emitidos, el presidente Biden obtuvo 81’ 283,098 (el 51%), la cifra más alta registrada por cualquier candidato presidencial. El ex presidente Donald Trump también obtuvo el récord de 74’ 222,958 votos (46,8 por ciento), más de lo que ha sacado cualquier candidato presidencial, con la excepción de Biden, por supuesto. El 1.8 por ciento de los votos emitidos fueron para candidatos terceros. En gran medida, los votantes inmigrantes influyeron en el resultado de las elecciones, esto se debe a que están bien representados en algunos de los estados ganados por Biden. Por ejemplo, en California, Nueva York y Hawai, los inmigrantes con derecho a voto representan, respectivamente, el 21%, el 18% y el 15% de la población total de votantes en esos estados. 

Las elecciones de 2020 tuvieron un récord de 32 millones de votantes latinos con derecho al voto (el más alto entre los grupos étnicos), 30 millones de votantes negros y 11 millones de votantes. Las cifras reflejan cómo ha crecido la fuerza del voto de los estadounidenses nacidos en el extranjero y de sus hijos a lo largo de los años.

Otro aspecto notable en las votaciones ha sido el aumento de personas de color en los cargos de elección popular. Además de la vicepresidenta Harris Kamala, que ha hecho historia al ser la primera persona de color en ocupar ese puesto, la nueva Cámara está formada por un 28% de personas de color: hay 43 latinoamericanos, 16 asiáticos y 57 afroamericanos. En comparación con el 116º Congreso, el número de miembros de la Cámara procedentes de estos tres grupos étnicos aumentó un 7%. La enorme participación y el aumento de los cargos electos demuestran que la gente de color no sólo está creciendo en la cifra, sino que también en su representación en los puestos clave. 

Durante las últimas décadas ha habido un importante crecimiento de la población votante estadounidense nacida en el extranjero. Entre los factores responsables de esto, se encuentra el continuo aumento de ciudadanos estadounidenses naturalizados. 

Cada año, cientos de miles de inmigrantes reciben la ciudadanía: tan solo en 2019, hubo más de 840 mil estadounidenses recién naturalizados. Además de los naturalizados, los hijos de ciudadanos inmigrantes también aumentan la cifra, ya que muchos de ellos han alcanzado la edad de votar, y muchos más se incorporarán en las siguientes elecciones. En 1965, cuando entró en vigor la Ley de Inmigración y Nacionalidad, había 9.6 millones de inmigrantes, y sólo representaban el 5% de la población del país. En la actualidad, esta cifra ha aumentado a más de 44 millones (13.7%). Dentro de algunas décadas, se prevé que la población estadounidense nacida en el extranjero supere a la población blanca. 

Las elecciones de 2020 tuvieron un récord de 32 millones de votantes latinos con derecho al voto (el más alto entre los grupos étnicos), 30 millones de votantes negros y 11 millones de votantes. Las cifras reflejan cómo ha crecido la fuerza del voto de los estadounidenses nacidos en el extranjero y de sus hijos a lo largo de los años. Los EEUU es un país amigo de los inmigrantes, situación que ha beneficiado mutuamente al país y a su población nacida en el extranjero. Esto implica que el crecimiento exponencial continuará y seguirá influyendo en el terreno político nacional. 

Olusegun Akinfenwa es corresponsal político de ImmiNews, una organización con sede en el Reino Unido que cubre los acontecimientos políticos y sociales de todo el mundo.