A pesar de la construcción de un edificio de cuatro pisos y cuatro unidades en el 1100 de la avenida Potrero, la gasolinera histórica ubicada en ese sitio será rehabilitada y conservada. La antigua estación de servicio está revestida con paneles de metal liso con una puerta de entrada de acero corrediza y ventanas fijas de guillotina de acero. Un techo a dos aguas se extiende desde la entrada principal para crear un pasaje cubierto para vehículos.

Se exploraron numerosas posibilidades para la gasolinera después de que el Comité de Preservación Histórica de San Francisco le otorgara el estatus histórico de Categoría A, incluida la inclinación paralela hacia dicha avenida y su traslado al techo del edificio. Los numerosos cambios de planificación provocaron retrasos en la nueva construcción prevista para el sitio, que ha estado en obras durante casi diez años.

“Ha tomado mucho tiempo porque la planificación permitirá cosas y luego se volverá más restrictiva”, dijo Mark Topetcher, propietario y arquitecto principal de Topetcher Architecture, quien está a cargo del proyecto.

La determinación del estado histórico de los edificios puede ser un proceso muy subjetivo según Woody LaBounty, vicepresidente de defensa y programas de SF Heritage. “Cuándo sobreviven y cuándo no, depende de qué tan fuertes sean las voces en el vecindario que lo rodea”, dijo LaBounty. “Aunque la planificación tiene todas estas ordenanzas, estándares y metodologías, realmente se trata de quién tiene la voz alta para salvar esas cosas”.

La gasolinera prefabricada fue hecha por Michel & Pfeffer Iron Works y construida en 1925. Se había utilizado como estación de servicio y luego como taller de reparación de automóviles operado por Marion Toich y su hijo Nicholas Toich. Los oriundos pueden recordar al amigable jefe de mecánicos Ulysses, quien ofreció reparaciones a un precio justo.

“La gente tiene un apego a estas [gasolineras]”, dijo LaBounty. “Representan una época diferente, y creo que a todo el mundo le gusta esa sensación de viajar en el tiempo. Se están volviendo raras y únicas. Cuando una se pierde, no van a construir otra pequeña”, continuó.

La década de 1920 vio una explosión de estaciones de servicio. Los automóviles se volvieron más asequibles, lo que provocó un aumento en la demanda de petróleo. Las primeras estaciones de autoservicio parecían un cobertizo básico, con bombas ubicadas junto a la estructura o separadas por un pequeño lote donde los automóviles podían estacionar para repostar.

“En los primeros días, cuando todo el mundo empezó a comprar automóviles, se describía como una plaga de gasolineras y estaciones de servicio por toda la ciudad, que aparecían para dar servicio a todos estos automóviles nuevos que la gente estaba recibiendo”, dijo LaBounty.

De acuerdo con Main Street to Miracle Mile: American Roadside Architecture de Chester Liebs, la oleada de estaciones despertó la alarma de los defensores de City Beautiful que afirmaron que las estructuras, muchas poco más que chozas, no pertenecían a áreas residenciales. Estas quejas llevaron a que las estaciones de servicio se diseñaran para que parecieran hogares en un esfuerzo por mezclarse con los vecindarios.

La estación en el 1100 de la avenida Potrero representa la transición entre estos dos momentos históricos; no del todo choza, todavía no en casa. «Es como una casita con un cobertizo en el frente donde puedes imaginar a los habitantes del pueblo viviendo allí», dijo LaBounty. “Ahí es donde tendrían el porche delantero con las mecedoras”.


Una fotografía sin fecha de la histórica gasolinera ubicada en la avenida Potrero y la calle 23.
Fotografia cortesia: Biblioteca pública de San Francisco

Dado que esta estación de servicio se compró de un catálogo de herrajes, habría sido fácil de armar y construir, lo cual es apropiado para la época en que se construyó. “Realmente no estuvieron reguladas durante mucho tiempo”, dijo LaBounty, hablando de las primeras estaciones de servicio. “Simplemente subían a donde querían y eran de propiedad independiente”.

La estación está situada en ángulo, lo que permite la entrada y salida en línea recta. Este movimiento fluido habría sido importante para los primeros automóviles, que carecían del tipo de reversa que se tiene actualmente. Si bien es posible que la estructura no tenga los elementos arquitectónicos únicos que caracterizan a otras estaciones en ese momento, como los galones y las aletas Art Deco, sí presenta un techo a dos aguas, un intento de hacer que una estructura utilitaria se sienta más hogareña.

Intersecciones prominentes como la avenida Potrero y la de la calle 23 hacían sentido al estar llenas: “Las compañías petroleras querían vender gasolina, y cuanto mayor visibilidad tuvieran en las nuevas carreteras, mejor”, dijo Mark Kesssler, profesor de diseño en la Universidad de California, David, y autor de The Early Public Garages of San Francisco: An Architectural and Cultural Study 106-1929.

“La ciudad era un centro, una especie de base desde la cual el mundo se expandía geográficamente”, dice Kessler. “Primero con los ferrocarriles, luego con los teleféricos dentro de la ciudad y finalmente con los autos. Y los autos tuvieron que ser reparados”. Las matriculaciones de automóviles se triplicaron con creces en la década de 1920, llegando a 23 millones en 1930.