Jonathan Chicas entrena en el gimnasio de boxeo de Third Street el 9 de julio. Foto Diana K. Arreola

“Estaba peleando mucho”, recordaba Chicas sus días en la calle, los días cuando se hizo el tatuaje que en su palma dice ‘RESPETO’.

“Cuando levantas los puños, les dejas saber que estás peleando por respeto”, dijo Chicas. “Pero ya no peleo en las calles”.

Fue en las calles del barrio Lakeview en San Francisco —donde los padres de Chicas se establecieron después de abandonar su tierra natal en El Salvador durante la guerra civil en 1983— que él desarrolló el hábito de pelear con los puños, un talento que empezaría a refinar el día que el entrenador Oscar Rivadeneyra entró en su vida. Rivadeneyra sabía de cómo pelear por respeto: él había ganado su respeto hacía más de 30 años.

El entrenador oficial
De mano dura, alto y ganador del título Continental de las Américas semipesado del CMB, Rivadeneyra luchó para salir de Suramérica, estableciéndose eventualmente en el Distrito de la Misión en 1981. En su primer año ahí, peleó seis veces en el Área de la Bahía, aplastando a cada uno de sus seis oponentes por nocaut. En 1983, Rivadeneyra —invicto en 19 combates profesionales (con 14 ganados por nocaut) y el séptimo lugar de boxeadores de 175 libras en el mundo— obtuvo la oportunidad de enfrentar a uno de los más grandes campeones semipesado de todos los tiempos.

Rivadeneyra tenía 26 años cuando en noviembre de 1983 firmó el reto con Michael Spinks, el indisputado campeón invicto de peso semipesado en Vancouver, Canadá, por una bolsa de cerca de $100,000.

Durante los primeros tres rounds, Rivadeneyra acechó y avanzó, pegando izquierdas y derechas en la cara del campeón. Parecía que estaba ganando. Pero una cortada sobre su ojo izquierdo cambió todo.

“Siempre he sido débil de las cejas”, dijo Rivadeneyra, recordando la cortada que Spinks le abrió con una mano derecha en el segundo round.

Rivadeneyra entró a la pelea con Spinks sin su curador de heridas usual, Sam Espósito; su manejador contrató a alguien “mejor.”

“Él era mi hombre de confianza”, dijo Rivadeneyra sobre Espósito. “El hombre que contratamos no supo hacer un buen trabajo”.

Entre más duraba la pelea, Rivadenerya sangraba más. Y más lo castigaba Spinks. Con sangre goteándole por la cara, Rivadeneyra fue noqueado en el décimo round cuando la izquierda de Spinks impactó contra su quijada. El retador caído venció la cuenta, pero el referi Joe Cortez detuvo el encuentro poco después.

Rivadeneyra nunca supo que esa sería su última pelea en Norte América.

Una defensa mandatoria del título de Suramérica forzó a Rivadeneyra a dejar en 1985 a su novia embarazada para ir a su nativo Perú, dejando el país con una visa expirada. Ese error le costó estar casi 20 años lejos de su esposa y su hijo. No se le permitiría regresar al país hasta el 2007.

Entonces fue cuando el canoso, de piel oscura, con una marcada cicatriz sobre su ceja izquierda entró en el gimnasio de boxeo Straight Forward Club buscando trabajo, siendo un video VHS su única carta de presentación. El video era prueba de que el veterano llamado Oscar Rivadeneyra había peleado con Michael Spinks.

“Lo puso y todos lo estaban viendo”, dijo Chicas, entonces amateur bajo la tutela de Ben Bautista, fundador del gimnasio SFC. “Estaban impresionados de que hubiera llegado tan lejos. Pero nadie sabía de él”.

Mentor y protegido
Bautista contrató a Rivadeneyra para entrenar a los boxeadores latinos en el gimnasio.

“Y yo era uno de los latinos”, dijo Chicas. “Así que él [Bautista] me dejó. Pero al final del día, fue una bendición porque Oscar y yo pegamos”.

“Siempre está impulsándome. Él ha estado en las mismas, ha peleado por un título mundial antes”, dijo Chicas sobre Rivadeneyra. “Es gracioso. Nunca había tenido ese sueño antes. Más bien era yo queriendo encontrar algo por lo que tuviera pasión. Y estar lejos de las calles. Era una manera de salir… [pero] desde entonces me hice profesional, estoy tratando de ser campeón”.

Pero Chicas no ha ganado todos sus encuentros.

En diciembre de 2012, Chicas (13-1, 6 KOs) cayó inesperadamente dos veces y fue parado en el tercer round contra Moris Rodríguez de Sacramento.

“Creo que en realidad era yo pasando eso”, dijo Chicas. “Tengo mucho corazón. Y no dejo que cosas como esas me detengan”.

Peleando por primera vez en su ciudad desde que hiciera su debut profesional tres años atrás, Chicas, de 25 años, entrará al ring el viernes enfrentándose a Emmanuel Robles, de 26 años (10-0-1, 3 KOs) de San Diego. El difícil zurdo, quien en su último combate atontó al medallista olímpico de bronce en Cuba 2008, Yordenis Ugás, será el reto más duro de Chicas hasta la fecha.

“Todos los zurdos son peligrosos”, Rivadeneyra dijo de Robles. “No sé si lo podremos noquear, o por puntos, pero le vamos a ganar”.

Evento co-principal Chicas Vs Robles, 8 rounds, encuentro de 142 libras el 18 de julio en la sala Longshoremen de San Francisco. Puertas abren a las 6 de la tarde. El encuentro será televisado por Fox Sports 1/Fox Deportes. Boletos desde $55.

—Traducción Carmen Ruiz