Mía González, dueña de Encantada Gallery. Mía González, owner of Encantada Gallery. Photo Armand Emamdjomeh

Después de escuchar sobre el desalojo de Encantada Gallery, Nancy Obregón, vecina de la Misión desde hace mucho tiempo, dijo: “En los años 90, cuando se dio el aburguesamiento de la mano de lo ‘dotcom’, fue una ola de cambio. Pero ahora es como un tsunami de cambio. Se mueve rápido y se está llevando todo lo que estaba. Y le tocó a Mía”.

El 7 de mayo, después de 16 años en el negocio, Mía González, dueña de Encantada Gallery, una tienda y espacio dedicado al arte latino, recibió una notificación de desalojo de 30 días, sin que los dueños de la propiedad dieran alguna razón.

Durante el tiempo que el negocio estuvo allí, el edificio del 908 Valencia pasó por las manos de cinco propietarios diferentes, y cada vez le renovaban su contrato.
Cuando el último propietario adquirió el edificio en diciembre de 2012, su suerte se acabó. Con la llegada de dinero fresco al barrio, proveniente de la empresas tecnológicas, los propietarios decidieron que no la querían más como inquilina.

González recurrió a la ayuda del abogado Víctor Márquez para negociar un nuevo contrato de alquiler o, en su lugar, lograr una extensión que le permitiera empacar 16 años de historia y asegurar una nueva ubicación para su negocio. Los propietarios se negaron a negociar.

“Las circunstancias desafortunadas para los negocios es que no tenemos absolutamente ningún derecho ni protección. El propietario puede echarte así sin más”, agregó González.
Encantada es uno de los muchos pequeños negocios que han sido desplazados por nuevos restaurantes lujosos, cafeterías, bares, tiendas de moda caras y departamentos a precio de mercado.

El aspecto del barrio ha cambiado dramáticamente y la línea divisoria entre los ricos y los pobres se está volviendo más profunda y definida. En la actualidad hay 1.826 empresas de alta tecnología en la ciudad y un crecimiento anual del 30 por ciento en empleos de alta tecnología. Las familias de clase trabajadora y los artistas están siendo expulsados —al igual que las singulares tiendas regidas por locales como Encantada.

“Éste solía ser un barrio sólido de clase media trabajadora. Los negocios que más tiempo llevaban en el barrio y que han formado una cultura se están volviendo irrelevantes. Todo este dinero fresco que está llegando trae consigo un sinsentido absoluto de llegar y sacarnos”, dijo González.

“Todo tiene que ver con conquistar y porque tienen el dinero, tienen el poder. Para ellos no tiene nada que ver con la historia, nada que ver con el desplazamiento y la alteración de la forma de un barrio y una comunidad. Se está haciendo homogéneo”.

Los vecinos de toda la vida que caminan por el ‘corredor’ de la calle Valencia notan el aumento en la densidad y el tráfico peatonal en la zona.
“Ya no la puedo ni reconocer”, dijo Obregón, quien ha vivido en la Misión la mayor parte de su vida.

Mientras tanto, González se pregunta por qué no se le dio la oportunidad de renovar su contrato de alquiler.

De momento, Mía González está haciendo un balance de su situación y decidiendo qué hacer a continuación. Está tratando de reubicar su negocio en algún otro lugar del barrio, con el apoyo de amigos y familia que le ayudaran a empacar su tienda.

Artistas y músicos locales han tomado la iniciativa para ayudar a reunir el dinero que se necesita para la mudanza. El pasado miércoles 3 de julio se organizó una actividad de recaudación de fondos en Casa Sánchez y se ha abierto una cuenta de PayPal.

Para más información contactar a Mía González al 415-642-3939. Para ayudar con los gastos de la mudanza, visite PayPal https://www.paypal.com/webapps/mpp/send-money-online y escriba: encantadagallery@yahoo.com

—Traducción Alfonso Agirre