La rápida y repentina patada a un balón inflado puede paralizar —y desmoralizar— naciones enteras. Muchos de nosotros conocemos ese sentimiento. Desde el comienzo de la Copa Mundial en Brasil el mes pasado, la acción en el terreno de juego ha provocado emociones que van del placer a la devastación. Las fotografías que aparecen aquí muestran un poco de ambos. Para esos equipos que han sobrevivido: ¡felicidades!, y que disfruten la acción que viene. Y para aquellos a los que ya se les terminó el torneo, tal vez estas palabras de un hombre que lo ganó todo pueden ayudar.

“Al ganar la Copa del Mundo, no cambiamos el mundo. No conseguimos bajar el precio del pan. Es una idea maravillosa que los jugadores de fútbol pueden resolver los problemas de la gente. Ojalá pudiéramos. A todos nos iría mejor”. —Diego Maradona (campeón de la Copa Mundial 1986, Argentina), desde ESPN 30 for 30: Historias de fútbol