Alejandro Murguía, el primer poeta latino laureado de San Francisco, ofreció a una cálida audiencia, noble y agradecido discurso inaugura. Foto Clarivel Fong

Alejandro Murguía es de hablar tranquilo, su selección de palabras es deliberada mientras imparte la introducción a su clase de Estudios Latinos, en la Universidad Estatal de San Francisco.

“Esta clase está diseñada para conectar en las artes, ciencias e historia de la comunidad latina en los EEUU y en el área de San Francisco”, dijo. “Si no tenemos una claro entendimiento de nuestras raíces —de dónde venimos— ¿entonces cómo podemos ser la voz de la comunidad e incitar cambios a nuestro ambiente?”

Murguía, de 62 años, no está solamente educando alumnos, sino introduciendo el mundo a la ciudad de San Francisco. Fue proclamado poeta laureado de San Francisco en julio de 2012 por el Alcalde Ed Lee, convirtiéndose en el primer poeta latino de la ciudad en recibir dicha distinción.
Igual que muchos contemporáneos de Murguía y otros que han tenido la oportunidad de conocerlo, pueden atestiguar que, educar a la comunidad y promover el dar la voz a los marginados, es una labor que este poeta ha venido haciendo a lo largo de su trayectoria.

Murguía reconoce que su gusto por la palabra escrita comenzó a la tierna edad de cuatro años, tras la experiencia que tuvo recitando un poema sobre Cristóbal Colón en el kindergarten, mientras vivía en Tijuana, México.

“Recuerdo estar en el tercer grado y el orgullo de que ya había pedido prestados 30 libros de la biblioteca y leído todos. Todavía recuerdo algunos de ellos, hasta este día”, dijo Murguía. “Leer, algo que enfatizo en mis estudiantes, es importante para un intelectual y un escritor. Mucha de mi trayectoria se debe a la lectura”.

Murguía vino a San Francisco de Los Ángeles a principios de 1970 para ya no irse. Tan pronto como se cambió a esta ciudad, publicó su primer libro, con apoyo parcial de la admiración de F. Scott FitzGerald, autor de El gran Gatsby (The Great Gatsby).

“En parte estoy inspirado por FitzGerald, quien publica su primer libro cuando tiene como 24 años. Así que mi primer libro, Oración a la Mano Poderosa, viene cuando tenía 23 años y medio,” dijo el poeta. “Organicé a otros poetas y escritores para que pudiéramos tener nuestra propia casa editorial. No tienes que pedir permiso de nadie, solo salir a encontrar la necesidad que vemos en la comunidad”.

De acuerdo a Lorna Dee Cervantes, una poeta del Área de la Bahía de los años setenta, Murguía fue clave para la conformación de una escena literaria en San Francisco.

“Alejandro fue una inspiración para mí”, dijo Cervantes. “El abrió el camino para nosotros los chicanos que queríamos tener nuestra obra publicada. Él era el escalón de la puerta y no un tótem. No bloqueó a otros tratando de lograr triunfo, él te ayudara a encontrar tu potencial como escritor.

Jorge Molina (izquierda) y Adrián Arias (centro), artistas y miembros de la comunidad de la Misión, escuchan atentos a Alejandro Murguía. Foto Clarivel Fong

Murguía admite que su vida como escritor y organizador comunitario ha surgido y fluido en etapas.

“Es una trayectoria dispareja y como escritor, hay períodos en los que escribo y otros períodos en los que soy activista y organizador comunitario, siendo uno de los fundadores y directores del Centro Cultural de la Misión, y luego terminé yendo a una zona de conflicto en Nicaragua, como nacionalista, peleando durante la guerra civil.”

Cuando describe su estilo como escritor, Juan Felipe Herrera, el actual poeta laureado de California y primer poeta latino que cuenta con dicha distinción, declara que la obra de Murguía está llena de vida y emociones.

“El estilo de Alejandro es exuberante, con caracteres de tropicalidad exótica, escenarios y tramas llenas de magia, maravilla e híperrealidad”, dijo Herrera. “Él trae la proclama de nuestra gente a una realidad vívida y nadie es mejor en capturar a San Francisco y su gente como Murguía.”

José Héctor Cadena, estudiante MFA de escritura creativa en la Universidad Estatal de San Francisco, dijo que Murguía y su obra han dejado un profundo impacto en él.

“Me hizo tomar una postura diferente e inyectó energía para que yo continuara escribiendo”, señaló Cadena. “Estimula a los estudiantes a no sólo leer y escribir por el solo hecho de hacerlo, sino con el fin de moverlos hacia la comunidad y a través de ésta incitar el cambio.”

A pesar de sus honores en la enseñanza y de su escritura, Murguía no siempre fue muy estudioso. Él reconoce que fue un fracaso en la escuela secundaria, que la abandonó a la edad de nueve para, más tarde, regresar a completar sus estudios.

“Cuando tenía 38 años, regresé a la escuela para terminar mis estudios, para ese entonces ya tenía publicado un libro de poesía, dos libros de ficción, editado y publicado a otros escritores, fundado la revista Tin Tan, etc.”, dijo. “Pero tenía que terminar los estudios, de manera que regresé para cursar los grados o unidades necesarias a obtener un título y salir de la clase trabajadora, pues en ese entonces era chofer del Muni. Cuando regresé a la escuela, todavía manejaba trenes y estudiaba al mismo tiempo”.

Murguía dijo que haber recibido esta distinción no reconoce sus contribuciones a la comunidad de la Misión. Este es un trabajo que ha venido haciendo desde el comienzo.

“Yo no me engaño con que este es un honor estrictamente para mí; entiendo y acepto que es un honor para mi comunidad de la Misión y la comunidad latina”, dijo.

Este artículo fue producido en colaboración con la profesora Katynka Martinez en la clase de periodismo Latina/Latino de SF State University.

—Traducción Emilio Victorio-Sánchez