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Ha pasado casi un cuarto de siglo desde que el Museo de Young presentó una exhibición de Teotihuacan, la vasta y misteriosa, antigua civilización precolombina que se encuentra en las afueras de la Ciudad de México.

Mientras tanto, la arqueología ha hecho descubrimientos significativos tras excavaciones que han llevado a nuevos hallazgos. El arqueólogo mexicano Sergio Gómez descubrió un túnel debajo de la Pirámide de la Serpiente Emplumada en 2003.

Ese descubrimiento fue el que incitó al museo a presentar su última exhibición ‘Teotihuacan: Ciudad de Agua, Ciudad de Fuego’, la cual fue inaugurada el 30 de septiembre.

Figurilla. Standing figure, 200–250. Greenstone. Foto: Jorge Pérez de Lara Elías/INAH. Cortesía: Fine Arts Museums of San Francisco

Montar una exhibición tan importante, la cual incluye más de 200 artefactos, requirió el esfuerzo y colaboración entre los Museos de Bellas Artes de San Francisco, el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles y la Secretaría de Cultura a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México. Pero lo más importante es que la exhibición es un resultado del descubrimiento del túnel hecho por Gómez.

“Lo que nos reúne hoy es la magnífica exhibición ‘Teotihuacan: Ciudad de Agua, Ciudad de Fuego’, la cual permitirá a una audiencia estadounidense maravillarse de la majestuosidad ancestral de nuestros antepasados”, dijo José Enrique Ortiz Lanz, Coordinador nacional de museos y exhibiciones del Instituto de Antropología en la Ciudad de México. “Teotihuacan era una metrópoli auténtica como en las que hoy vivimos con recursos complejos, diversidad cultural, auge en el comercio y un sólido paisaje que se armonizaba con los senderos del universo”.

Teotihuacan fue establecida en el primer siglo AC (Antes de la Era Común). En el quinto siglo EC (Era Común), había evolucionado en un centro urbano importante y una metrópolis multicultural, convirtiéndose en la ciudad más grande de Mesoamérica y se estima que aproximadamente cien mil personas vivían en ella. Sin embargo, cerca de 550 EC, la ciudad fue destruída por incendios, lo que significó el fin de un reinado de 400 años.

Aproximadamente 900 años después de su destrucción, los aztecas hicieron su entrada a una ciudad fantasma en la parte noreste del Valle de México. Allí fue donde creyeron que Teotihuacan era la ciudad donde los dioses crearon el mundo.

“Teotihuacan significa el lugar donde los hombres se convierte en dioses”, explicó Lucio Arturo Oliva Ortiz, quien estuvo a cargo de la conservación de la zona arqueológica de Teotihuacan en el periodo 1975-76.

Los murales, las esculturas felinas, los incensarios y los colgantes que se exhiben dan vida a través de las galerías del De Young.

La exhibición se encuentra hospedada en varias de las galerías del museo. La primera galería introduce al visitante en las formas de arte de Teotihuacan y a las grandes deidades de Mesoamérica, las que incluyen al Dios de las Tormentas, al Viejo Dios del Fuego, la Diosa del Agua y el Dios del Maíz.

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La segunda galería presenta artefactos de una gama de compuestos residenciales los cuales exhiben aspectos de la vida diaria y ceremonial de Teotihuacan como también las vidas de los foráneos de todo Mesoamérica que también vivían allí.

La exhibición también incluye artefactos de la exposición de 1993 que se hizo en el De Young llamada, ‘Teotihuacan: Arte de la Ciudad de los Dioses’, como también se exhiben piezas nunca vistas y encontradas recientemente.

Relieve circular. Circular relief, 300–450. Stone. Digital Archive from the Collection of the Mexico’s National Museum of Anthropology. Cortesía: Fine Arts Museums of San Francisco

“Primero y, ante todo, los nuevos descubrimientos que vinieron de Sergio Gómez bajo la Ciudadela [son algunos de los íconos que se exhiben]”, dijo David M. Carballo, especialista en Arqueología de Mesoamérica y Profesor Asociado de Arqueología de la Universidad de Boston. “Esta es la primera vez que se exhiben y son excepcionales”.

Las siguientes galerías están dedicadas a la Pirámide de la Serpiente Emplumada y a la Ciudadela que le circunda; la Pirámide del Sol, la cual se levanta a 206 pies de altura y es una de las más grandes y grandiosas construidas en el mundo antiguo, cerca de 200 CE; y la Pirámide de la Luna, la cual es la segunda en tamaño con 141 pies de altura.

La exhibición concluye en la galería dedicada al compuesto de Xalla, un sitio dedicado a la elite gobernante de Teotihuacan. Dicho compuesto es significativo toda vez que los artefactos descubiertos transmiten un fin violento el cual señala el derrumbe de la Ciudad de los Dioses.

En cuanto a Gómez, el arqueólogo mexicano, se siente emocionado de que su trabajo ha llevado a un descubrimiento importante.

“Me tomó cinco años planear la excavación del túnel”, dijo Gómez. Puedo decir que es una de las experiencias más importantes de mi vida profesional y personal”. Esta experiencia significará lo mismo para aquellos que vayan a visitar la exhibición al De Young.

“Al revivir esto, todavía recuerdo cuando era niño, despertarme a la frescura de Teotihuacan cuando vivía allá”, dijo Juan Carlos Galicia, un paciente de esclerosis múltiple quien, sentado en una silla de ruedas, recuerda cuando su padre, Lucio Oliva, salía a trabajar. Oliva vigilaba al personal de mantenimiento y seguridad, asegurándose que, quien no fuera antropólogo, no estuviera en el sitio. “Esos fueron los mejores años de mi vida”.

“Lo que quisiera que la comunidad comprendiera es que Teotihuacan era una ciudad como cualquier otra en el mundo antiguo”, comentó Matthew H. Robb, el curador de la exhibición y Curador jefe del Museo Fowler en la UCLA (Universidad de California en Los Ángeles). “Era como una de las ciudades en las que vivimos hoy. Pero era una ciudad única en las Américas y era una expresión indígena de su urbanismo que vale la pena analizar, vale la pena estudiar y entender cómo solucionaron sus problemas en su época y que nos haga pensar cómo solucionar algunos de los nuestros”.

Teotihuacan: Ciudad de Agua, Ciudad de Fuego, se exhibe en el Museo de Young hasta el 11 de febrero de 2018. El ingreso a la exposición será gratuita cada miércoles de octubre de 9 de la mañana a 5 de la tarde.