Ilustración: Gustavo Reyes

En los últimos meses, he tenido la oportunidad de asistir a varios eventos culturales en el Área de la Bahía. Me concentraré en dos días durante los cuales se puede trazar un paralelo con otros eventos a los que asistí. En diciembre recorrí el Museo de Young y asistí al trigésimo sexto Encuentro del Canto Popular, organizado por Acción Latina. En febrero, visité la Exhibición de Artes y Textiles Tribales en el Fort Mason y otro evento organizado por Acción Latina como parte del itinerario bimensual de Calle 24, el Paseo Artístico.

Salas esterilizadas y celebración de cultura

En el Museo de Young, formé parte de una visita guiada a la exposición Revelaciones: Arte del Sur Afroamericano. Las piezas de la exposición abordan los temas del racismo, la opresión y la esclavitud. Poderoso. Mujeres y hombres de una pequeña región de este país, fundada en la tierra de los indígenas y construida sobre las espaldas de los africanos, están siendo reconocidos por sus habilidades artísticas. En muchos de los artistas se ‘descubrió’ un patrón de arte, luego de que colocaron sus obras a la entrada de sus casas, y luego se les concentró en una exposición en galerías y museos. Este es un museo que también alberga artefactos de África y las Américas, sobre la apropiación de un pasado colonial.

Al día siguiente, asistí al Encuentro 36. Uno de los temas que el activista y rapero Equipto afirmó fue que necesitamos crear nuestros propios espacios para celebrar la cultura. Con la imposición provocada por la gentrificación, las personas de color deben continuar manifestando sus expresiones culturales en sus propios espacios. Encuentro y Acción Latina han funcionado de esta manera: más allá de espacios culturales, son espacios familiares.

Entonces, ¿dónde se permite que existan voces de personas de color? La respuesta parece ser, en sus propios espacios o en museos diseñados por los colonizadores. Sí, la presencia del arte del sur afroamericano da visibilidad a las obras (escuchamos historias sobre los descendientes de los artistas que sienten un profundo aprecio por la visibilidad), pero las voces históricas de las personas de color se celebran en salas estériles, mucho después de que se han ido, no mientras están vivos. Las personas de color contemporáneas necesitan tener sus propios espacios, especialmente cuando no son rentables para los corporativistas.

Artefactos a la venta

A principios de febrero, compré boletos para la exhibición Artes y Textiles Tribales en Fort Mason. Anticipé las obras contemporáneas expuestas por los artistas originales y tal vez algunas obras más antiguas que se mostrarían. Si bien hubo algunas obras contemporáneas, la mayoría del arte exhibido consistió en artefactos de galerías de estilo museo. Pero los artefactos no solo estaban siendo expuestos, también estaban a la venta, por miles de dólares y por hombres blancos, predominantemente de Bélgica, los Países Bajos, Londres y Nueva York.

Los colonizadores vendían obras africanas y mesoamericanas tradicionales a coleccionistas que son los beneficiarios inmediatos del privilegio blanco. Me tomó varios minutos, tras caer en cuenta de esto, contener mi furia y poder disfrutar de la belleza de las obras, pese al espacio y la forma en que estaban siendo utilizadas, esto es, para perpetuar la tradición del saqueo colonial.

Antes de que mi amigo y yo nos dirigiéramos a la salida y algunas personas de color comenzaran a aparecer, mi amigo había sido la única persona negra (aparte de un guardia amistoso), y yo había sido la única persona morena a la vista. Me sentí fuera de lugar, a pesar estar rodeados de artefactos que pertenecen, si no directamente a nuestras culturas, a culturas adyacentes a la nuestra.

Expresiones culturales vibrantes

Tal como lo hice en diciembre, encontré un respiro en Acción Latina más tarde ese día con el Paseo Artístico en la Calle 24, y con la presentación del Taller Bombalele para tocar tambores, cantar y bailar canciones de resistencia y celebración, así como el Chulita Vinyl Club tocando rolas de la vieja escuela. Una vez más, proporcionaron un espacio para la experiencia de la cultura real en vivo.

Supongo que he escrito todo esto para decir que, aunque la sociedad capitalista continúa sus intentos de colocar artefactos históricos y voces de los oprimidos en salas esterilizadas, en sus propios espacios, los descendientes de esas voces son cada vez más fuertes, más estridentes y más expresivas.

En los últimos meses fui testigo de las voces crecientes de las personas de color en Encuentro 36, el festival de arte Black Comix, una discusión sobre el EZLN por un yaqui, un concierto de Ruby Ibarra, el Pow Wow de Dos Espíritus, viendo movimientos ‘indocu’ en las redes sociales, y en muchos otros entornos. Mientras que los artefactos creados en el pasado todavía son comercializados, el espíritu de los antepasados y la voluntad de liberación continúa creciendo.