[su_heading size=»40″ align=»left»]Mission Maestro[/su_heading]

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“Quiero ser recordado por la suerte que tengo de tener tan buenos amigos”, dice René Yáñez en la comodidad de su oficina al aire libre en SOMArts, mientras tranquilamente fuma ganja, lo que le permite a este famoso artista de la Misión, de 75 años de edad, funcionar apropiadamente desde que recibe quimioterapia. “Algunos fuman para drogarse, mientras yo, para mantenerme a flote”.

Diagnosticado con cáncer de próstata y de hueso, a René le dieron solo tres meses de vida, que se han convertido en siete. Entre la quimioterapia cada tres semanas y transfusiones de sangre quincenales, encuentra el tiempo y la fuerza para trabajar en su arte.

“Hubo un tiempo en que sentí pena por mí mismo”, confiesa. “Pero tengo un buen sistema de apoyo”.

(El Autorretrato)” por René Yañez.
‘Ofrendas para la luna’ por René Yañez

Con el periodo de tres meses de vida dado, el médico de René sugirió que completara sus exhibiciones de arte antes de lo esperado. Desde entonces, ha hecho su exposición titulada ‘Into the Fade’ en el Luggage Store —su primer show individual en el cual presentó obras inspiradas en su reacción a los medicamentos contra el cáncer— y una benéfica en honor a su trabajo para SomARTS llamado ‘¡Demasiado!’, a mediados de abril. Próximamente, planea presentar un espectáculo con arte en luz negra y más en diferentes localidades.

Últimamente, su arte ha consistido en dibujos abstractos, que explican sus alucinaciones experimentadas como resultado de la quimioterapia, y presentó piezas sobre el actual presidente, Frida Kahlo, The Great Tortilla Conspiracy y otras.

“Todo lo hizo interesante y lo más interesante aun es que a la gente le gusta”, se ríe. “Estoy tratando de capturar cierto ambiente”.

‘El humo se pone en tus cejas’, por René Yañez.
Foto: Josue Rojas

Originario de Mexicali, René pasó su infancia saltando entre Tijuana y San Diego. No fue sino hasta los 20 años cuando se enfrentó al tema de la identidad durante el movimiento de los Derechos Civiles. Desde que se mudó al Área de la Bahía a fines de la década de los 60, ha logrado más de lo que puede recordar.

Además de su arte, René cofundó la Galería de la Raza, que es de lo que más se enorgullece. Estuvo allí por 17 años, sirviendo como director y curador para muchos de sus eventos. Y fue ahí donde Yáñez se embarcó en su comedia y obra teatral, algo de lo que está orgulloso.

El Cinco de Mayo de 1984, reunió a Ric Salinas, Richard Montoya, Herbert Sigüenza, José Antonio Burciaga y Marga Gómez para formar un programa de comedia chicano llamado ‘Fiesta de la comedia’, que finalmente se reduciría a tres miembros y pasaría a llamarse ‘Culture Clash’.

“Me gusta cuando me conecto con la audiencia”, dice Yáñez. Con la alegría que le da a René trabajar con su hijo, Rio, los dos coordinan una procesión anual del Día de los Muertos.

“En la década de 1970, Yáñez fue fundamental para establecer el Día de los Muertos como una celebración cultural importante para los chicanos en virtud de las exposiciones anuales, procesiones y otras actividades culturales y educativas que organizó con Ralph Maradiaga en la Galería de la Raza”, dijo la primera directora ejecutiva de la galería, Carolina Ponce de León, a El Tecolote en 2003. “René Yáñez impulsó a una gran comunidad de artistas latinos y chicanos. Apoyó a muchos de los artistas en la etapa temprana de sus carreras y ahora están establecidos y son renombrados, entre ellos Rupert García, Ester Hernández, Yolanda López, Carmen Lomas-Garza, Enrique Chagoya, Amalia Mesa-Bains, Gronk, ASCO y Culture Clash por nombrar solo algunos”.

En 1993, Yáñez fue reconocido por el S.F. Weekly como un héroe de la comunidad no reconocido. El editor fundador de El Tecolote, Juan Gonzales, escribió en su columna ‘Pelando el ojo’ de enero de 1993 que Yáñez “ha desempeñado históricamente un papel clave en desafiar al sistema artístico de la Ciudad al obtener más recursos artísticos para nuestra comunidad”.

El desafio a ese sistema fue en plena exhibición en los años 70: en una carta al editor publicada en el ejemplar de noviembre de 1977 de El Tecolote, Yáñez —junto con María Pinedo, Carmen Lomas Garza y ​​Ralph Maradiaga— respondió a un artículo del escritor del San Francisco Chronicle, Alfred Frankenstein, quien reseñó la exposición de arte del Museo de Berkeley, ‘El Quinto Sol: Arte Chicano y Latino Contemporáneo/Tradicional’, diciendo que fue “forzado el museo por el gangsterismo étnico” y que “los artistas más exitosos de La Raza en los alrededores no serían encontrados muertos en un espectáculo como ese”.

“Desafiamos estos ataques porque vemos el arte de la Raza desde una perspectiva latina que se comunica principalmente con esa audiencia”, escribió Yáñez. “Expresa valores y visiones basadas esencialmente en las vidas de la gente de la Raza, su herencia y sus luchas”.

Yáñez también respaldó a otros artistas chicanos como Lalo Alcaraz. Cuando el S.F Weekly canceló la publicación de la caricatura ‘La Cucaracha de Alcaraz’ en 1997, Yáñez, entonces coordinador de la Liga de Defensa de la Cucaracha de Los Angeles, preguntó la razón de su cancelación.

“Llamé a [John] Mecklin cuando noté que La Cucaracha había desaparecido del S.F Weekly. Mecklin dijo que la caricatura no era divertida y que la cancelación no tenía nada que ver con la raza. Pero sí”, dijo Yañez a El Tecolote en 1997”. La caricatura fue un catalizador. Los medios no están llegando a la comunidad latina. No hay suficientes oportunidades para escritores latinos en nuestra comunidad. Mire cómo los medios nos villanizan. Véanlo en la Proposición 187 y cómo se ve a los inmigrantes quitándoles empleos a las personas. Raramente escuchamos el lado positivo de los latinos”.

Trabajar con la comunidad es algo que aún disfruta: “Me gusta organizarme, formar parte de círculos y unir a las personas”.

Mirando hacia atrás, René recuerda su vida llena de “momentos muy emocionantes”. En los años 70, disfrutó fumar, beber, tocar la guitarra y “el arte fue increíble… no dejaba de atraerme”. También se recuerda afortunado de trabajar con José Montoya y Luis Valdez, director fundador de Teatro Campesino.

A pesar de la impresionante lista de cosas que ha logrado a lo largo de su vida y las muchas veces que ha sido reconocido, René sigue siendo humilde: “No sé cuánto tiempo estaré cerca”, dice, mirando a lo lejos antes de mirar hacia arriba con una sonrisa. “Pero espero hacer algunos buenos proyectos”.