El ritmo continúa en Jelly’s, un café con sala de baile en el número 295 del Terry A. Francois Blvd., cerca de AT & T Park, donde el ‘Club Habana’ de los domingos continuó el 29 de agosto a pesar de los intentos de clausura de parte del Puerto de San Francisco.

Jelly’s proporciona, desde hace años, un lugar donde muchos DJs de la Misión y grupos musicales pueden mostrar sus talentos. “La interacción entre los grupos en vivo, los DJs y el público es especial… Ha sido una parte crucial de la escena de la salsa durante 16 años”, dijo Luis Medina, director de programas en la estación de radio KPFA y DJ residente de Jelly’s durante los últimos diez años. Según Medina, el club tiene muchos clientes habituales que se mezclan entre los turistas que buscan experimentar con la salsa en San Francisco.

“Se lo conoce como el tipo de lugar donde puede suceder cualquier cosa, y sucede, para el deleite de la audiencia”, dijo Medina. “Jelly’s ofrece un estándar que no se encuentra a menudo, es el estándar de San Francisco”.

Pero desde la muerte a tiros de Lee Farley después de una fiesta privada el pasado 11 de julio, el Puerto de San Francisco ha mantenido un estándar diferente para el club. Conforme a René Dunn Martin, de la Comisión del Puerto, existe un aviso de desalojo en vigor desde el 19 de agosto después de que se cancelara su contrato de arrendamiento. La propietaria del club, sin embargo, ha apelado la decisión y dice que se propone permanecer abierta.

La muerte de Farley fue una de muchas que en los últimos meses han alarmado a funcionarios de la alcaldía, causando un aumento de las patrullas a pie del Departamento de Policía de San Francisco en los barrios con locales de entretenimiento. Pero hasta ahora, Jelly’s es el único club que ha recibido la orden de cerrar. La Comisión de Entretenimiento de la alcaldía suspendió la licencia de operación del club durante siete días a raíz de los disparos, causando que el club cancelara varias actuaciones, pero desde entonces, los almuerzos del fin de semana y las sesiones de salsa de los viernes y domingos por la noche han continuado.

“Es difícil porque el negocio ha ido disminuyendo”, dijo Claurice Lacau, dueña del club, “pero estamos decididos a permanecer abiertos. Ha habido tiroteos por toda la ciudad, pero siento como si nos estuvieran discriminando”.

El club ha contratado a un abogado, G. Leigh Whitney de González y Leigh, para luchar contra el desalojo. El abogado no respondió a nuestros llamadas para comentar el caso.

Los defensores del club reclaman que el Puerto de San Francisco la ha tomado con Jelly’s debido a su excelente ubicación en el Muelle 50. “La junta (de la Comisión del Puerto) tiene puesta su vista en Jelly’s desde hace bastante tiempo”, dijo Medina. “Están siendo injustamente elegidos porque interfieren con los planes del Puerto para desarrollar urbanísticamente el área”.

“(El club) realmente ha cumplido su propósito”, dijo Medina. “Sería una gran pérdida si cerrara.”

—Traducción María Matilla