Tongo Eisen-Martin (a la extrema derecha) con los amigos que apoyaron a él y a su amigo Sean durante su visita a Texas, “solo gente buena que comprende la lucha y que estuvo dispuesta a ayudarnos a hacer nuestra parte”. Cortesía: Tongo Eisen-Martin

Los EEUU está en guerra con la gente del sur. Una guerra sin condiciones. Las políticas neoliberales, los resultados del calentamiento global y la aniquilación política y militar directa de los movimientos de resistencia al capitalismo han producido un entorno social tan letal que la gente prefiere lidiar con los abusos en el norte que sobrevivir en sus patrias reprimidas y explotadas.

Recientemente viajé al sur de Texas, y lo único que vi fue el dolor y la normalización de la violencia por parte del Estado.

Informando desde el Valle del Río Grande (RGV)

Sean Tanner (a la izquierda) y Tongo Eisen-Martin (a la derecha) en el Centro de Detención Ursula, durante una manifestación el 25 de junio. Cortesía: Tongo Eisen-Martin

Durante mi primer día en McAllen, Texas, me paro frente al Centro de Detención Úrsula, apodado ‘El Refrigerador’ por los que han sido encarcelados allí. Mientras participo en una manifestación frente a dicho centro, que se confunde con una franja de edificios industriales de parques empresariales y que tiene como vecino a su izquierda a DanHil Containers: Manufacturers of Corrugated Boxes. Veo un autobús lleno de niños que salen del centro de detención junto con manifestantes que tienen un gran corazón, mas no poder.

Viajo con Sean Tanner, un activista de San Francisco. Después de un par de semanas de ver imágenes de niños pequeños aterrorizados siendo separados de sus madres desconsoladas y de leer que el sistema ha perdido casi 1,500 niños, estamos ahí para dar una mano a cualquier esfuerzo de organización y reportar lo que vemos. Sean se sumerge en el esfuerzo de protesta tratando de elevar la energía cada vez más decreciente de los manifestantes, cuyos diversos letreros y peticiones a veces parecen estar en contradicción entre sí, grados de demandas que van desde la reforma radical hasta el pay de manzana.

Las historias de guerra unilaterales abundan en la manifestación; el sistema se levanta en completa supremacía y con poder absoluto sobre las personas. Por cada congresista que ha ingresado al centro de detención, a miles de defensores se les niega el acceso. Lo más que podemos hacer es proporcionar servicios a cualquier refugiado que haya sido liberado de una detención o participar como de costumbre en una intervención simbólica en este negocio industrial militar.

La gente pronuncia discursos a través de un megáfono. Una joven declara sin temor que no tiene documentos, pero que no guardará silencio. Exige la liberación de los detenidos y la abolición de ICE.

Parados, alrededor, están los oficiales de la patrulla fronteriza sintiéndose seguros de su autoridad, que se muestran relativamente benignos con los manifestantes. Un soldado incluso nos dice que pidamos ayuda en caso de tormenta. Pienso en un extracto de ‘Fifth Avenue, Uptown’ de James Baldwin:

“La presencia de sus [policías] es un insulto, y lo sería, incluso si pasaras todo el día alimentando con caramelos a los niños. Representan la fuerza del mundo blanco, y las verdaderas intenciones del mundo son, simplemente, para la ganancia y la facilidad criminal del mundo, mantener al hombre negro acorralado aquí, en su lugar”.

Sean sale en las noticias, al igual que un manifestante que quería cantar el himno nacional de los EEUU a la bandera (o al alambre de púas que la bloquea).

Alimentando a los cautivos

Existe un acuerdo en el sur de Texas, en torno a servicios para personas violentadas. Las Caridades Católicas proporcionan alimentos, provisiones y alivio a cientos de madres con grilletes en el tobillo ‘liberadas’. Los voluntarios trabajan incansablemente. Un joven que diariamente prepara comida para los refugiados se aflige y es incapaz de relatar su propia historia de cruzar la llamada frontera cuando era niño. El profesor de un colegio comunitario quien nos puso en contacto a Sean y a mí con las Catholic Charities aparece ahora con su camisa de voluntario. Ha estado allí todo el día y solo se detendrá para impartir su clase por la tarde.

Los solicitantes de asilo parecen agotados y conmocionados

No tengo un traductor y hablo un español casi inútil. Intento conversar con algunos y obtengo fragmentos de imágenes y de sonidos: los niños que lloran toda la noche. Las caminatas de dos meses para terminar siendo víctima del abuso de la patrulla fronteriza. Personas a las que no se les permite buscar legalmente asilo y son forzadas a abandonar los puentes en manos de soldados que los llaman ‘ilegales’.

VRG: sede ideal para campos de concentración

Un voluntario cocina para los refugiados el 15 de junio en Caridades Católicas en San Juan, Tejas. Foto: Tongo Eisen-Martin

El Valle del Río Grande aún se está recuperando de una inundación. Los trabajadores de la organización activista La Unión del Pueblo Entero (LUPE), fundada por César Chávez, nos dicen que fue difícil organizar a las personas cuando incluso los organizadores no pueden mantener viviendas estables. El VRG es el hogar de gente buena, perpetuamente desestabilizada, un lugar perfecto para erigir y mantener campos de concentración. La oficina de LUPE está llena de personas en busca de la supervivencia y los servicios necesarios para lograrla. Incluso el revolucionario menos reformista y que se rige solo de teorías tiene que admitir que estas personas tienen necesidades inmediatas como una muda de ropa, traductores para los abogados y el encuentro y rescate de sus familiares de las fauces del complejo industrial militar (que se ha fusionado tanto con el complejo industrial penitenciario en este crimen contra la humanidad, que son imposibles de diferenciarse).

Nos detuvimos en McAllen para conversar con una mujer que trabaja en una estación de servicio con la que hice amistad. Sean y yo paramos allí para comprar agua para todos y por alguna razón cósmica, en el mostrador, durante nuestra corta charla descubrimos que su hijo está haciendo un doctorado en Literatura, es un gran fanático de los poetas beat (y por extensión de City Lights), quien conocía y admiraba mi trabajo. En su opinión, el secuestro de niños no fue un suceso (de lo que ha estado sucediendo en el VRG durante décadas) suficientemente grande como para llamar a esta situación “algo nuevo”. Nos devolvemos para ver si el pediatra, quien ha acampado afuera exigiendo examinar a los niños, está todavía allí. Además de un par de personas con cámaras de video, la calle está vacía. Fuera de los empleados de la ciudad de McAllen quienes pintan de amarillo los bordes de las aceras para limitar el acceso de estacionamiento a los futuros manifestantes, haciéndolos caminar desde mucho más lejos cuando realicen protestas frente al centro de detención.

La lucha continúa

Puede que la resistencia aumente. Algunos activistas de LUPE, incluyendo al director, están preparados para una ofensiva más directa. Varias personas de diversas organizaciones dijeron que el lugar donde se pueden establecer posiciones efectivas es sobre los puentes internacionales. Pero esto requiere más personas. Muchas más de lo que el VRG ha movilizado.

Nos contactamos a diario con aquellos que amablemente nos albergaron en el VRG. Los padres de un amigo se aseguraron de que tuviéramos todo. Ellos alimentaron nuestra fe en la gente y en una liberación por la cual debemos seguir luchando.

No creo que nadie siga creyendo que los EEUU sea la tierra de leche y la miel (si alguna vez lo fue). La gente simplemente no quiere que le disparen. La violencia imperialista no tiene fronteras. Nuestra resistencia debe ser la misma. Debe ser internacional y políticamente clara entendiendo que la contradicción entre los opresores globales y los oprimidos es a nivel mundial.