Marisol Ortega, que solicitó no ser fotografiada, ha vendido flores en la calle durante 14 años. Photo Edgar Pacheco

Historia y fotos por Edgar Pacheco

Tres veces a la semana, Marisol Ortega se levanta a las 4:30 a.m., y alista para trabajar mientras muchos en San Francisco aún duermen. Desde su casa, comienza un largo recorrido de casi dos horas manejando hasta Watsonville y Salinas, para recoger las flores, producto con que mantiene a su familia.
En la Misión hay mujeres que se dedican a la venta de flores afuera de la estación del Bart o en alguna calle aledaña. Las vemos siempre sonrientes. Y Ortega es una de ellas.

Pero detrás de esa sonrisa hay una historia. Ortega, madre de 3 hijos, lleva 14 años vendiendo flores en el mismo lugar, pero su historia en este país empezó más atrás: Originaria de Puebla, México, se mudó a este país hace 22 años. Como muchos latinos, decidió arriesgarse y cruzar la frontera. También tenía casi nueve meses de embarazo. Y justo nueve días después de haber llegado a este país, dio a luz a su primer hijo.

“Esos nueve días cambiaron la vida de mi hijo, y le abrió muchas puertas en este país”, dijo Ortega.

Uno de los momentos más difíciles para ella fue cuando su esposo murió, dejándola sola con sus hijos.

“Cuando el padre de mis hijos se fue, sentí que mitad de mi vida también se fue con él”, dijo Ortega. “Pero tenía otra mitad por quién luchar y salir adelante, que son mis hijos”.

Trabajando duro todos los días de la semana, es como ha logrado sacarlos adelante. Sus flores coloridas que coloca en contenedores de plástico en el piso, no tienen nada que envidiarle a las que encontramos en florerías de la zona. SegúnMarisol, su venta se ha mantenido estable por los últimos años y no se ha visto afectada por las florerías cercanas. Ahora que el día de San Valentín se acerca, junto a su familia se prepara para el día más ocupado de todo el año.
Para Ortega, el día de San Valentín significa pasarla trabajando al lado de sus hijos, ya que todos le ayudan en este día.

“Ver a las parejas contentarse después de una pelea y sonreír con mis flores es lo que más me gusta de mi trabajo”, dijo Ortega.

Su camino no ha sido nada fácil, pero ella sigue caminándolo. Y lo hace para sus hijos, para que tengan una mejor educación y un mejor futuro.

[su_slider source=»media: 25426,25427,25428,25429,25430,25431,25432″ link=»image» width=»700″ height=»460″ speed=»500″]