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Foto: David Rodriguez

De los 11 millones de inmigrantes indocumentados que actualmente residen en los EEUU, se estima que 1.3 millones (aproximadamente el 12 por ciento) calificaron para Acción Diferida para Llegadas durante la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés).

Comúnmente llamados ‘DREAMers’, estos son hijos de inmigrantes indocumentados, que fueron traídos a este país “sin haber tenido la culpa”, como lo refiere el discurso progresista. Pero enmarcar el tema de esta manera, cuando algunos extienden la muy merecida empatía hacia estos jóvenes indocumentados, implícitamente termina culpando a sus padres.

El discurso que distingue los DREAMers de los demás grupos de indocumentados, no es progresista en absoluto, sino divisivo. Aunque bien intencionado, el término ‘DREAMer’ (popularizado por las activistas estudiantiles de inmigración de UCLA Cinthya Felix y Tam Tran que apoyaron la propuesta DREAM Act de 2010) contrapone el “modelo inmigrante” con aquellos que son “indeseables”.

Cuando apoyamos a los llamados progresistas como Nancy Pelosi —que recientemente dio una conferencia de prensa en San Francisco apoyando una nueva Ley DREAM, pero en la cual no propone ninguna protección legislativa para los padres indocumentados—, le damos la espalda al resto de los 11 millones, que merecen ser escuchados tanto como cualquier otro inmigrante. No debería sorprender, entonces, que la rueda de prensa de Pelosi haya sido interrumpida por un grupo de jóvenes indocumentados, que irrumpieron y la callaron gritando con consignas como “Todos nosotros o ninguno”.

Fue un acto justo. Y a pesar de que no fue bien recibido por todos (incluso por algunos de la comunidad indocumentada), el mensaje debe ser escuchado. DACA no fue logrado por defensores de los jóvenes inmigrantes que permanecieron sentados viendo al gobierno de Obama deportar a las personas en números récord. DACA surgió como resultado de acciones como las que tuvieron lugar durante esa conferencia de prensa.

Contrariamente a las opiniones de muchos de la derecha, estas personas no emigraron a los EEUU para absorber recursos. De hecho, hay múltiples estudios que muestran cómo los inmigrantes indocumentados realmente contribuyen a fortalecer la economía.

Los padres DACA hicieron una elección muy difícil, arriesgando todo para traer a sus hijos a un país extranjero con la esperanza de que ellos, sus hijos, pudieran disfrutar de una vida mejor. Esto convierte a estos padres en los verdaderos DREAMers. Sus hijos son solo estadounidenses indocumentados.