[su_carousel source=»media: 38570,38571,38572,38573,38574,38575,38576,38577″ limit=»65″ link=»lightbox» width=»800″ height=»540″ responsive=»no» items=»1″]

Amigos y familiares se reunieron para celebrar la vida de Carlos Gutiérrez, activista de derechos laborales y vivienda el 20 de julio. El nativo de la Misión, quien se había dedicado de manera incansable a ayudar a mejorar la vida de otros en su comunidad, falleció el domingo, 15 de julio en su casa en Bernal Heights, a la edad de 38 años.

Carlos Gutiérrez, activista comunitario. Cortesía: The Plaza 16 Coalition

La conmemoración empezó con una ceremonia durante el día y terminó con una recepción en la noche para que la comunidad pudiera recordar la vida de este joven.

Gutiérrez ha sido descrito como un “mentor para una juventud aquejada de problemas”, quien enfrentó obstáculos similares durante su juventud en el distrito de la Misión en la década de los 90. Su vida cambió tras convertirse en padre a temprana edad, y decidió mudarse con su familia a un ambiente más seguro en el condado de Sonoma.

Su hija de 21 años, Cassandra Gutiérrez, dijo que a pesar de que tuvo una relación turbulenta con su padre y muchas veces se sintió olvidada, siempre quería estar con él. Inclusive cuando su padre pasaba tiempo con ella y su hermano Elías, nunca era suficiente, dijo ella: “Hay un vacío tremendo en mi corazón y nunca nada lo podrá llenar”.

Ella dijo que la juventud llena de problemas de su padre era una fracción pequeña de su vida y que a pesar de que él venía de ese ambiente no definió su futuro. El solía decirles a sus hijos “yo viví esa vida para qué ustedes no tuvieran que hacerlo”.

“Sus hijos eran su alma, corazón y familia”, dijo Huli Milanese, la propietaria de la casa de Gutiérrez en Bernal Heights. “Porque él había estado en la calle y había hecho cosas malas, se transformó en un líder para la juventud y le dio esperanza”, agregó.

Antes de ser propietaria e inquilino, Milanese y Gutiérrez habían sido buenos amigos por años: “Extraño la sensación de la hermosa comunidad que él trajo aquí”, dijo ella. “Mi marido falleció y el tener gente como [Gutiérrez] viviendo con nosotros, hizo que mi corazón se sintiera bien”.

Milanese dijo que Gutiérrez le parecía un ser humano hermoso y que muchos otros se sentían de igual manera (lo cual fue obvio simplemente al observar la cantidad de gente que vino durante la celebración de la ceremonia).

La ceremonia empezó en el estacionamiento ubicado en la esquina de la calle 16 y Folsom con más de un centenar de participantes, mientras docenas de bailarines bailaba en el medio del sitio.

La celebración continuó adentro, con comida y bebida. Una exposición de diapositivas mostraba la vida de Gutiérrez y papeles grandes en las paredes con instrucciones para los asistentes para que enviaran “pensamientos y oraciones para Carlos a medida que viaja para estar con su familia y amigos”. En medio de la habitación, había una ofrenda con muchos objetos: velas, fotografías, una camiseta de los 49 y un mapa que mostraba Asia Menor.

Dolly Sithounnolat, compañera de Gutiérrez, dijo que lo llevó a visitar Laos de donde es su familia, y Tailandia. El viaje se llevó a cabo unos pocos meses después de haber comenzado su relación, una decisión que se tomó simplemente debido a su fuerte conexión, dijo ella.  No solo habían crecido en el mismo barrio, también tenían amigos en común, compartían los mismos pasatiempos y trabajaban en áreas similares.

Sithounnolat explicó que establecieron vínculos afectivos por el asunto de vivienda asequible inicialmente: “Nos conectamos de inmediato en cuanto a lo que queríamos ver en la comunidad”.

Una de las maneras en que Gutiérrez estaba involucrado en la comunidad fue a través de Homies Organizing the Mission to Empower Youth (HOMEY), una organización que él co fundó y que se dedica a ayudar a la gente joven.  De acuerdo con su sitio de web, HOMEY “trabaja directamente con la juventud y con jóvenes adultos, en las calles y cárceles para distribuir nuestros talleres, servicios y actividades de empoderamiento para nuestra comunidad”.

“Eso es lo qué es tan importante, porque cuando la juventud no tiene esperanza, no les importa que les pueda pasar a ellos o a cualquier otro”, dijo Milanese. “Pero cuando tienen esperanza, luchan por sí mismos y por un mundo mejor para todos. Y Carlos fue un líder tremendo en este aspecto, un tremendo líder”.

Gutiérrez tenía una relación muy apegada con su familia, una familia que vivió en la misma casa en la Misión por casi cuatro décadas, fue ahí donde su tía, Beatriz Levya-Cutler se había quedado con su sobrino y su mamá por unos años al comienzo de los 80.

La vida de Gutiérrez hubiese sido diferente si hubiese crecido en un barrio menos violento, dijo Leyva-Cutler. Pero fue gracias a esas experiencias que él pudo entender la vida dura y pudo demostrar a una juventud llena de problemas que hay esperanza.

“Puedes cambiar tu vida y hacerla buena para ti y para otros”, dijo ella, qué es lo que a ella le hubiera gustado que la gente se llevara como resultado de la muerte de Gutiérrez.  “Hay esperanza. En cada joven hay esperanza. Y existe una comunidad que te rodea y hay gente que quiere servir de mentor, quiere apoyar a cualquier persona joven que siente que no hay escape”.

Sithounnolat dijo que Gutiérrez estuvo involucrado en muchos proyectos a parte de HOMEY y que él era un nexo entre muchas áreas y muy a menudo “aspiraba a metas más altas” en su trabajo.

“El estaba dedicado a la Misión y el aburguesamiento que le aqueja”, dijo Milanese. “Donde quiera que había un movimiento de vivienda y una protesta de vivienda, él estaba ahí todo el tiempo. Porque eso era sus raíces, eso era su alma, la Misión”.

Cassandra dijo que su papá nunca quiso elogios o reconocimiento por su trabajo. “Yo me siento afortunada de haberlo conocido. No hay otra persona como él, para nada”.

Gutiérrez dejó a sus hijos, Cassandra y Elías, su compañera Dolly Sithounnolat y su mamá Erendira Leyva-Haus.