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Por Elisabetta Silvestro

El 28 de enero, Zach Crockett regresaba en bicicleta a su casa, cuando pasó frente al edificio ubicado en las calles Misión y 22 que estaba envuelto en llamas.

“Vi un mar de gente filmando con sus teléfonos y pensaba en todas las familias, todas las personas que vivían allí”, dice Crockett, de 27 años de edad, quien escribe para el blog Priceonomics.
Esa misma noche Crockett lanzó una campaña en GoFundMe con el objetivo de recaudar $2,000. Su objetivo era hacer algo para ayudar a esas familias.

“Cuando me desperté a la mañana siguiente se habían recaudado $8,000 ó $10,000”, dijo. Al 29 de enero, su campaña había recaudado $35,000. A lo largo de 29 días, más de 2,000 personas hicieron donaciones que resultaron en la recaudación de $180,545.

Finalmente, el 26 de febrero, Crockett logró ayudar a estas familias al entregarles personalmente los cheques de la recaudación de fondos. Después de que GoFundMe y otras compañías cobraran sus gastos administrativos, quedaron $165,606 disponibles para las familias desplazadas. Cada familia recibió sumas distintas según el número de integrantes y sus edades.

Entre los desplazados se encontraban compañeros de piso que compartían un apartamento y a los que se consideró como familia, así como núcleos familiares de cinco personas con tres niños pequeños. Cuando la recaudación de fondos alcanzó las seis cifras, Crocket decidió acudir a la organización local y no lucrativa,  Agencia de Desarrollo Económico de la Misión (MEDA, por sus siglas en inglés) para que ayudara a administrar y dividir el dinero de una manera justa.

“Dicen que se necesita toda una tribu, pero a veces basta con una sola persona”, declaró Gabriel Medina, administrador de políticas organizacionales de MEDA.

MEDA se reunió con las familias, en su mayoría inmigrantes latinoamericanos, para ayudarlas a trazar planes económicos y construir un crédito financiero.

“Gracias a Dios por la ayuda de todas estas personas”, dijo Nancy Caro, una de las víctimas del incendio. Nancy recibió un cheque para su familia el 26 de febrero en el refugio del Salvation Army de la calle Valencia, donde se albergó a las familias desplazadas.

Caro encontró vivienda el 20 de febrero. Su nueva casa es más grande y tiene patio, pero está en Treasure Island y es más cara.

No importa dónde viva, Caro aún considera la Misión como su barrio. Ahí está la escuela de su hijo y ella y su esposo trabajan ahí. Pero, como el traslado para llegar al trabajo le toma una hora, espera encontrar un lugar en la Misión nuevamente.

“Cada día hago alguna compra aquí”, dice Caro con una sonrisa.

Las familias dicen que con el dinero que recibieron podrán reemplazar lo que perdieron en el incendio.

“Necesitamos comprar todo”, dice Caro. Por el momento solo tenemos la casa.

Hasta el 25 de febrero, la Agencia de Servicios Humanos de San Francisco encontró viviendas para todas las personas desplazadas, informó John A. McKnight, director del departamento de emergencias y desastres del Salvation Army.

La mayoría de estas casas está localizada en Treasure Island y en Park Merced, pero algunas de ellas necesitan reparaciones, así que algunas familias han recibido alojo temporal en hoteles.

“Encontrar apartamentos en la ciudad que no sobrepasen en un 10% el valor de la renta que pagaban estas familias hizo la búsqueda muy difícil”, dijo McKnight.

Crockett informó que el dinero ayudará, pero que estas familias tienen problemas mucho más serios que enfrentar.

“Esta no era solo su casa, para ellos representaba una comunidad”, dijo. “Mi esperanza es que el dueño de este edificio lo reconstruya y, que para entonces, ellos puedan regresar”.

Crocket conoció a muchas de estas familias. Dice que al principio muchos estaban escépticos “porque soy solo alguien más que se menciona en internet”.

“Una pareja llevaba 45 años viviendo en el edificio. Allí criaron a su familia”, dice Crockett. La señora vive ahí desde que era adolescente. Compraba sus frutas y verduras en la tiendita que quedaba bajo su casa. Su vida entera transcurría en ese barrio”.

Los medios sociales tuvieron un importante papel en el éxito de esta campaña. La misma noche del incendio, Crockett compartió la campaña en su perfil de Facebook. Sus amigos a su vez la siguieron compartiendo y “se difundió de manera natural”. Miles de personas la difundieron por vía Facebook y Twitter.

Doc’s Clock, un bar próximo al edificio incendiado, organizó una recaudación de fondos, de la cual el 50% ($8,000) se donó a la campaña. Google duplicó esa cifra al donar $16,000. Después de una semana, las donaciones alcanzaron los $150,000.

“Algunas personas dieron $5, otras $5,000”, dijo Crockett. “Desde las compañías tecnológicas y los pequeños negocios hasta los trabajadores de la construcción y los conserjes, la comunidad entera se unió para ayudar”.

“Yo no les di $180,000, fue San Francisco, fue la comunidad. Lo único que hice fue empezar algo”.

MEDA expresó su interés en comprar el edificio para convertirlo en un sitio permanente para los residentes y los negocios que alguna vez estuvieron allí. Envió una carta expresando su interés al dueño del edificio, Hawk Lou, pero este aún no ha dado respuesta.

— Traducción Sandra Valmaña Lastres