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En una era donde los inmigrantes con antecedentes criminales se están utilizando para justificar la orientación de las comunidades indocumentadas, un activista está tratando de convertirse en voz para todos los inmigrantes indocumentados, incluyendo aquellos con antecedentes criminales.

Wei Lee, un organizador de la comunidad de ASPIRE (Estudiantes asiáticos promoviendo los derechos de los inmigrantes a través de la educación), un programa de Asian Americans Advancing Justice, un Asian Law Caucus ubicado cerca del barrio chino, se opone a la idea, introducida por la administración Obama e impulsada por Trump, de que los ‘delincuentes no las familias’ deben ser objeto de deportación. Lee cree que cada inmigrante, incluso aquellos con antecedentes criminales, merece una segunda oportunidad en este país.

Étnicamente chino, de 28 años de edad, Lee nació y se crió en Brasil, aunque junto con su familia llegó a los EEUU con una visa de turista para huir de la violencia étnica. Después de seis meses, los visados ​​turísticos de la familia expiraron, dejándolos completamente indocumentados. Después de recibir asesoramiento jurídico, Lee y su familia decidieron solicitar una protección otorgada a quienes huyen de su país como refugiados.

Lee vive actualmente en San Francisco con una visa U, una visa especial que permite a las víctimas (y a sus familiares) de abuso mental o físico vivir temporalmente y trabajar en el país a cambio de ayudar a las fuerzas del orden y a los funcionarios gubernamentales a investigar y procesar la actividad criminal que las víctimas han experimentado.

Después de graduarse de la universidad de Santa Cruz se unió a ASPIRE, que eventualmente le llevó a un camino de organización con grupos afiliados no gubernamentales. Lee no ha sido disuadido por la administración Trump, sólo ha incrementado su deseo de activismo.

“Después de las elecciones, la gente pensó ‘los inmigrantes van a sufrir’, pero la verdad es que ya hemos vivido oprimidos”, dijo Lee. “Somos muy afortunados de tener fuertes políticas de ciudad santuario… pero sólo porque vivimos en una ciudad santuario, no significa que la gente no pueda ser deportada”.

Lee entiende bien la conexión entre el sistema de justicia penal y el proceso de deportación.

Uno de los compañeros de trabajo de Lee, que pidió ser referido como Daniel, ha estado luchando para quedarse en los EEUU. Daniel nació en un campo de refugiados en Tailandia, pero después de dos años, él y su familia huyeron de Laos y se establecieron en Stockton, California.

“No teníamos muchos recursos”, dijo. Crecio con mucha excasez por lo que estaba decidido a aprender sobre la cultura estadounidense, asi como a leer y escribir. Pero a los 17 años, su hermano fue asesinado, y finalmente Daniel cayó en depresión. Tres meses después de la muerte de su hermano fue condenado por un delito, juzgado como adulto y sentenciado a 27 años de prisión.

Daniel explicó cómo se acercó a la fe y la educación para poder superar esos tiempos difíciles. Después de 20 años, era elegible para la libertad condicional, la cual le fue otorgada por el gobernador y fue puesto en libertad.

Mientras estaban en prisión, sus padres murieron. Cuando terminó su sentencia pensó podría reunirse con el resto de su familia, sin embargo fue enviado a un centro de detención de inmigración para esperar el procedimiento de deportación.

“Temía que me enviaran a un país en el que nunca puse los pies”, dijo. Daniel finalmente se puso en contacto con ASPIRE con la esperanza de alertar sobre los indocumentados que tienen pasado criminal. “Creo en las segundas oportunidades”, dijo. “Y necesitamos apoyar a nuestra comunidad de inmigrantes”.

Daniel y sus colegas están trabajando para evitar que el sistema de justicia criminal se entreteja más con el sistema de inmigración. En los tres meses desde su liberación, Daniel ha logrado encontrar un trabajo sirviendo a su comunidad en una ciudad que promete proteger a los indocumentados y vulnerables.

Después de ser liberado de la custodia de ICE en febrero, Daniel pasó sus primeros minutos de libertad en las oficinas de Advancing Justice, el lugar donde ahora trabaja. Daniel organizó un panel el mes pasado titulado ‘Más allá de las prisiones’, donde promovió su trabajo para humanizar a inmigrantes con antecedentes criminales que estan en prisión.

“La mayoría de nosotros estamos tratando de cambiar nuestras vidas”, dijo Daniel. “Hay un montón de factores clave que van detrás de una persona que cometió un crimen, pero que no debe definirnos”.