La Mission Language and Vocational School (MVLS) en la calle 19. Foto: Cassie Ordonio

En medio de los problemas financieros y legales que enfrenta la Mission Language and Vocational School (MLVS), El Tecolote habló con un estudiante de esa institución, quien expresó cierta preocupación por su calidad educativa.

El alumno —que habló con El Tecolote bajo condición de anonimato por temor a represalias— confirmó que actualmente está inscrito en el programa de cocina profesional, el cual consiste en un programa intensivo de 27 semanas diseñado para preparar a los estudiantes para ocupar puestos de aprendices en restaurantes, cafeterías y cocinas de producción.

Él tuvo conocimiento de la magnitud de las dificultades que atraviesa la MLVS por la cobertura que El Tecolote hizo al respecto en su edición del 18 de mayo.

“No entiendo a dónde va todo el dinero. Ha habido momentos en que no hay suficiente dinero para los ingredientes que se necesitan para la clase y nuestro profesor ha tenido que enseñar con lo que hay. También hemos tenido que usar el tiempo de clase para ayudar a atender eventos que la MLVS debe cubrir”.

Durante una reunión comunitaria llevada a cabo el 11 de mayo, el presidente de la Junta Directiva de MLVS, Tony Fazio, dijo que el problema financiero de la organización se remonta a 2013. Según el estudiante, a los alumnos se les dijo que no ayudaran en la preparación de dicha reunión. Él dijo que no necesitaba ayuda porque lo haría él mismo y no había necesidad de quedarse porque era “sólo una reunión de la comunidad”.

Ningún estudiante del programa de cocina profesional asistió a la reunión. “Los estudiantes debieron estar allí, debimos haber sido invitados e informados de que era un asunto institucional”, dijo el estudiante.

Después de esa reunión, el profesor anunció que los estudiantes ya no tendrían que ayudar en los eventos de banquetes durante la clase, pero esa clase sería cancelada en esos días.

Por tener que ayudar a los encargados de los eventos, el estudiante también afirma que el programa de estudios del curso no se ha seguido con apego estricto: “Tener clases canceladas le resta a nuestro aprendizaje”, dijo el estudiante. “MLVS también alquila el espacio de la cocina y hemos tenido que compartirlo con los que la alquilan y hay que tener en cuenta que no hay reposición de gran parte del equipo”.

El estudiante dijo tener la impresión de que la institución se ha preocupado más por generar dinero, aunque no comprende por qué, toda vez que la MLVS se supone tiene un presupuesto proyectado. Según su sitio web, esta institución con 47 años de historia, recibe financiamiento federal, estatal y local, y cuenta con un presupuesto operativo de $1.25 millones.

Recientemente, se pidió a todo el alumnado firmar un contrato que ya habían firmado inicialmente, al momento de su inscripción pues, según un administrador, MLVS está siendo auditada. El estudiante comparó ambos contratos y notó que ciertos artículos habían sido eliminados del contrato original, por ejemplo, faltaban algunos libros, que habían sido reemplazados con secciones fotocopiadas del original.

“Si se supone que está incluido debe estarlo. Sé que me hubiera gustado que estos libros me sirvieran de referencia y para el futuro. Un conjunto de cuchillos también está incluido, pero sólo recibimos un cuchillo pequeño”, dijo el estudiante. “Sería bueno tener un uniforme de repuesto, pero tenemos suerte de tener estos. El grupo anterior al nuestro tuvo que ir al ayuntamiento y abogar para que la institución les concediera uniformes”.

El estudiante quiso enfatizar que su motivación para hablar no tenía que ver con la cuestión financiera, sino por pensar en los futuros estudiantes, así como para asegurar que la educación de MLVS sea de calidad, consistente e incluyente en el proceso.