Juan Manuel Roa (a la derecha) un productor de medios en Airbnb, platica con su compañero, en la sede de dicha compañía. Foto: Jessica Webb

El alguna vez inmigrante indocumentado, Juan Manuel ‘Manny’ Roa, ha conseguido un empleo en la altamente competitiva industria de la tecnología, pese a sus limitados conocimientos técnicos.

Roa entró por primera vez ilegalmente a los EEUU en 2001, a la edad de 11 años, y regresó a su ciudad natal, Lázaro Cárdenas, en el estado mexicano de Michoacán, en 2011, para cursar estudios superiores.

Después de darse cuenta que la corrupción y el crimen organizado que imperan en México eran impedimentos para crecer profesionalmente, lo que de paso representaba una amenaza real a su seguridad, regresó a los EEUU en 2013, para estar con su familia y amigos.

Pero cuando Roa intentó cruzar la frontera, fue detenido. No cruzó la frontera solo, sino siendo parte de la National Immigrant Youth Alliance (NIYA), una red indocumentada dirigida por jóvenes, comprometida con la igualdad para todos los jóvenes inmigrantes (theniya.org). La NIYA orquestó un paso fronterizo público para más de 30 jóvenes indocumentados que formaban parte de la campaña ‘Bring Them Home’, que se produjo a partir de un evento similar, más pequeño, dos meses antes.

Los más de 30 participantes ingresaron en el puerto de entrada de Laredo, Texas, y fueron detenidos inmediatamente después. Siete de ellos fueron liberados en un día, pero Roa permaneció detenido durante un mes. Participó en una huelga de hambre durante ese tiempo, antes de ser puesto en libertad condicional, para continuar su caso fuera del centro de detención.

Tras ser liberado, Roa entró en un mundo completamente nuevo, uno que vino con su propia serie de desafíos.

Su primera experiencia con una computadora fue en la escuela secundaria, donde tomó una clase de tecnología web y aprendió los fundamentos de internet y correo electrónico. Años más tarde, se enteró del programa de formación técnica de Year Up en San Francisco, que le ofreció otras oportunidades en este campo. A través de ese programa, Roa recibió una pasantía en Airbnb. En ese momento tuvo que debatirse entre aceptarla, pese a las críticas que Airbnb estaba recibiendo por ser partícipe de la crisis de gentrificación en la ciudad.

“Casi decliné la pasantía porque no estaba seguro del impacto que tenía Airbnb, especialmente en la comunidad latina”, dijo.

Pero Roa rápidamente reconoció que tenía a su alcance la oportunidad de irrumpir en un espacio que se ha caracterizado por ser poco acogedor para las personas de color. Así como había entrado en un centro de detención y había proporcionado recursos a inmigrantes que generalmente no hablaban inglés ni entendían el alcance de sus derechos constitucionales, se había comprometido a ingresar en la industria de la tecnología y desafiar su status quo.

En Airbnb, Roa ha ayudado a facilitar las conversaciones sobre la diversidad y es parte de ‘Juntos’, uno de los muchos grupos de ‘Airfinity’ en la empresa. A pesar de su incipiente carrera, Roa aún cuestionaba su pertenencia a dicho espacio. La inseguridad por carecer de un título universitario, sobre su inexperiencia en el campo y sobre su dominio del inglés lo persiguió.

“Seguí diciéndome a mí mismo que no estaba listo ni era lo suficientemente bueno [cuando me uní por primera vez a           Airbnb]”, dijo. Pero él ha encontrado el apoyo de la comunidad a través de ‘Juntos’ y continúa haciendo su trabajo teniendo en mente a la comunidad latina.

De muchas maneras, Roa considera a Airbnb como su experiencia universitaria. Está rodeado por una gran red de profesionales de alto rendimiento, y es validado por sus compañeros de equipo. Él está aprendiendo sobre la tecnología líder, los entresijos de la industria, y las habilidades técnicas que sólo afilarán su experiencia de trabajo. Sin olvidar el ambiente de la cafetería de Airbnb, la envidia de los comedores universitarios. Todo ello ofrece muchas oportunidades, y son un recordatorio de las dificultades que él y su madre experimentaron al emigrar a los EEUU.

“Mi mamá se sacrificó tanto. Crucé la frontera y ahora tengo esta oportunidad. Tengo que correr con ello y dar lo mejor de mí”, dijo.

Mientras Roa sigue profundizando en la industria, reflexiona sobre cuánto más amplio puede ser el talento de la gente de color. Está insatisfecho con los informes de diversidad, y entiende que las empresas, entre ellas Airbnb, tienen mucho trabajo por hacer (según estadísticas de diversidad de empleados y pertenencia de Airbnb, que arrojo la Evaluación 2016, el 6.5 por ciento de los empleados son latinos). Roa planea continuar trabajando para reducir esa brecha, aunque solo sea con el ejemplo.