Este mes San Francisco será el anfitrión de los jaraneros de todo el continente, cuya música representa viejas y nuevas modalidades de un ritmo cuyas raíces están profundamente enlazadas a la historia de México. El teatro histórico Brava Theater de la Misión será el escenario del primer festival anual del Son Jarocho que comienza el 16 de agosto.

El Son Jarocho de Veracruz, México, es música tradicional afro-mestiza que en los últimos tres siglos ha sido legada de generación en generación. De acuerdo con muchos, es el estilo musical más antiguo que México reconoce como suyo.

El origen de esta música se encuentra plantada firmemente en la herencia de Veracruz y abarca raíces indígenas, africanas y españolas. Por su proximidad al mar Caribe, este puerto mexicano poseyó durante la época colonial riqueza e importancia comercial, particularmente debido al tráfico de esclavos. Esto resultó en una fuerte influencia africana en el crecimiento cultural de la región, así como en muchas de las islas vecinas caribeñas. El Son Jarocho es un legado a esa historia diversa.

Camilo Landau, productor del Festival de Son Jarocho de San Francisco, dice que el Área de la Bahía siempre ha tenido un grupo comunitario que ha venido a disfrutar de las bandas del Son Jarocho, pero soñó con crear un evento lo suficientemente grande para atraer a gente de diversas comunidades: “Me gustaría que lo tradicional sea representado aquí, también mostrar algunas de las direcciones que la música ha tomado y su evolución aquí en U.S.”

El elenco del festival incluye bandas que van desde lo tradicional hasta lo experimental: Los Cojolites, que viajarán desde Veracruz, y representarán la música original con la que crecieron; Sistema Bomb, una banda local del Área de la Bahía que se identifica como electro-jarocho, y Quetzal, del este de L.A., que es una banda de rock profundamente relacionada con la tradición jarocha.

¿Pero qué es un estilo de música cuando es recreado fuera de su región? Los cineastas Marco Villalobos y Daffodil Altan pasaron más de un año viviendo en el sureste veracruzano para ser testigos de los efectos de las influencias modernas en la música Jarocha.

Su documental “Mas allá de la Bamba” (conocido también como Son Siglos), un trabajo en progreso que será presentado en el festival, sigue las historias de “tres jóvenes afro-mestizos descendientes del Son Jarocho, que combinan sus deseos modernos con la convicción de preservar y elevar su cultura musical en ambos lados de las fronteras México-U.S.”

Según Villalobos, el teatro es un nuevo escenario para los jaraneros tradicionales: “El Son Jarocho existe donde quiera que haya una tarima. Mientras que un Fandango es una comunidad que se reúne alrededor del latido de su gente”. Explica cómo antes, “levantabas una jarana [instrumento utilizado] en un Fandango, luego escuchabas y aprendías hasta que eventualmente llegabas a ser parte del grupo de tu familia… resultando toda un experiencia ínter-generacional.”

“Cuando esta música es re-interpretada por la gente de ciudad, lo que nace es música regular, mientras que lo que importa es el elemento orgánico mismo,” dijo Villalobos. “Los matices, el cambiar los acentos mientras se dicen estas historias es lo que cuenta. Puedes oír en ellas una graciosa redondez, un sentido de espontaneidad. La música de ciudad es más técnica y encasillada.”

Es por esta distinción que muchos jaraneros de Veracruz se consideran puristas y rechazan interpretaciones más modernas de sus canciones.

Pero Landau es uno de los muchos que cree que estos estilos de nuevo rock fusionado representan la progresión natural que la música adquiere según el ambiente que la rodee y haga cambiar con el tiempo.

“Sí, es una música muy tradicional, pero es muy posible que la música misma se formó de una fusión de diferentes culturas… y ésta (nueva música) es solo otra en rumbo a ello” dijo. “Chicanos y mexicano-americanos en Los Ángeles están tocando la música que nace de sus alrededores y mezclas culturales”, agregó.

Sin embargo, la mayoría en U.S., no sabe dónde ubicar estas nuevas bandas, una de las preocupaciones expresadas en la película “Beyond La Bamba”, es que la música tocada en Veracruz permanezca allá o bien, se transforme.

“Lo que está pasando con esa música conforme se vuelve más popular en otros lugares, es en cierto modo positivo porque demuestra cómo una sensación tan rústica y específica puede ser a la vez universal…” dijo Altan. “Lo que tratamos de hacer con este documental es dejarlos contar su propia historia a través de su música, de manera que la gente sepa de dónde viene. No somos nosotros los que narramos la historia: no nos corresponde hacerlo.”

Para los músicos, sin importar la región, esta historia no debe ser tomada a la ligera. Los miembros de la banda Quetzal estudiaron en Veracruz con maestros del Son Jarocho y sus jaranas son de ahí. Las familias jaraneras de ese estado a menudo elaboran sus propios instrumentos y también enseñan a sus niños a hacerlo. “Así que mucha de esta gente, además de ser músicos, de igual manera diseñan sus instrumentos”, dijo Landau.

“Aún si no construyes tu propia jarana”, anotó Villalobos, “sabes quién la hizo. El ancho del cuerpo, la forma del puente… todas son huellas de ciertas familias Jaraneras.”

Una cosa es cierta, que la mejor manera de entender estas tradiciones es observarlas y verlos tocar en vivo: “Durante los Fandangos, la gente improvisará nuevos versos y añadirá partes bien conocidas de canciones populares. Sucede una improvisación y jugueteo ahí, que es realmente única,” dijo Landau.

Este festival debe seducir a una audiencia que vaya más allá de los que están familiarizados con el Son Jarocho tradicional, apuntó Villalobos: “aquellos que entienden español escucharán poesía, aquellos que no, la sentirán.”

Para más información sobre el festival, visite: http://www.SFSJF.com

Para más información sobre el documental, visite:  http://www.flywitnessfilms.com