Laura Hernández, dueña de la panadería La Victoria, posa para una fotografía frente al mural aún en progreso al interior de la panadería ubicada en las calles 24 y Capp. Foto: Mabel Jiménez

Cuando La Victoria, la emblemática panadería del Distrito de la Misión que operó en las calles 24 y Alabama durante 67 años, se preparó para cerrar sus puertas por última vez el 9 de octubre de 2018, Laura Hernández no pudo evitar sentirse triste.

“Pasamos muchos años allí”, dijo Hernández, quien había trabajado en la panadería durante 12 años y había manejado las operaciones del día a día con su socio, Daniel Gabriner, desde enero de 2018. “Ahí es donde conocí a mi esposo cuando era solo un barista”, recuerda Hernández.

Pero en los últimos años, la situación de los inquilinos se había vuelto inestable y, el futuro de La Victoria, incierto.

“Sabíamos que nos echarían [de la ubicación de las calles 24 y Alabama] con un año de anticipación”, dijo Hernández. “Pero ya tenía un proyecto en mente”.

Ese proyecto implicó continuar apoyando a su familia, su esposo Manuel y sus dos hijas, de 15 y 4 años, y reabrir la panadería, de algún modo. Y después de unos meses de pausa, ahora la visión de Hernández de reabrir la panadería es casi un hecho.

Aunque no ha fijado una fecha oficial, Hernández planea abrir su nueva empresa, La Victoria SF, en un lugar recientemente asegurado en el 3249 de la Calle 24 (en la esquina de las calles 24 y Capp, contraesquina a la oficina de Calle 24) y está planeando traer de vuelta a los mismos empleados que trabajaron con ella en la ubicación original.

“Somos la misma Victoria”, dijo Hernández. “Todos estamos aquí. No queda nadie. Tenemos los mismos cajeros, los mismos panaderos. A pesar de que tienen menos horas, todavía están aquí conmigo”.

Manuel Hernández hace reparaciones en la panadería La Victoria, alistando su reapertura en su nueva ubicación en la Calle 24. Foto: Mabel Jiménez

Pero mientras Hernández y su esposo, quienes pueden encontrarse haciendo varias reparaciones en la nueva ubicación, y sus dos hijas preparan el negocio, continúan vendiendo y produciendo pan dulce. En verdad, incluso después del cierre de la ubicación original, su operación familiar nunca se detuvo.

“Una vez que dejamos la ubicación de Alabama para siempre, ya teníamos un espacio para continuar con la panadería”, dijo Hernández, refiriéndose a la panadería Sour Flour de su socio de negocios Gabriner, ubicada en Bayview. “Pero realmente no revelamos lo que estábamos pensando, porque realmente no sabíamos si iba a funcionar”.

El plan de reapertura comenzó cuando uno de los cajeros de Hernández le habló de una tienda vacía en la esquina de las calles 24 y Capp. Dudaba por lo que costaría transformar la antigua tienda de la esquina en una panadería, pero ella y Gabriner decidieron arriesgarse. Llamaron al agente que dijo que la renta sería de $4,800 al mes. Pero después de que se pusieron en contacto con el propietario directamente, explicando quiénes eran, pudieron firmar el contrato por $ 3,000 al mes.

“Esto ha unido a nuestra familia aún más”, dijo Hernández. “Como madre, me siento orgullosa de haber dado un buen ejemplo a mis hijas: que puedes lograr cualquier cosa por la que trabajes duro”.

Con la ayuda de solo 10 empleados (ella incluida), hornea de 3 mil a 4 mil piezas de pan dulce diariamente. Seis días a la semana, Hernández se levanta a las 4 de la mañana. Una hora más tarde, carga su camioneta con pan, que se hornea en la panadería Sour Flour, y comienza a visitar a los 15 vendedores diferentes a los que distribuye.

“Creo que esa fue mi motivación”, dijo Hernández. “Distribuimos en esas tiendas durante tantos años, para perderlos… tenía que hacer algo”.

Laura Hernández, dueña de la panadería La Victoria, da una concha a su hija Inés (de rojo) y una amiga en la nueva sede en la esquina de las calles 24 y Capp, el 3 de mayo de 2019. Foto: Mabel Jiménez

En ciertos días, se le une su hija de cuatro años, que ayuda a dividir el pan para distribuirlo antes de ir a la escuela. Hernández termina el recorrido alrededor del mediodía. Su última parada es en las calles 24 y Misión, donde tiene una operación de venta ambulante al lado de la estación BART. Se venden allí de 3 a 6 de la tarde.

“Así es como estamos sobreviviendo, pagando nuestra renta, mientras nos estabilizamos en este lugar”, dijo.

Una vez que termina el día, ella regresa a la Sour Flour Bakery para limpiar y preparar el equipo para la carga del día siguiente. A las 9 de la noche, Hernández regresa a su casa.

Pero vender en la calle es algo que nunca tuvo la intención de hacer. Un día después de que la ubicación de Alabama cerrado, Hernández coció un exceso de pan.

Pan dulce mexicano ya se vende en la nueva ubicación de La Victoria en la esquina de las calles 24 y Capp. El pan es horneado en Bayview, siendo la nueva ubicación de La Victoria el local para su venta junto a otros productos como café, bagels y otras botanas. Foto: Mabel Jiménez

“Fue una locura cómo funcionó”, dijo. “Un día hicimos demasiado pan. Nunca tuve la intención de vender en la calle. Pensé, ¿qué voy a hacer con todo este pan? Tengo que hacer algo”.

Pensó en vender afuera de la ubicación anterior en la calle Alabama, pero decidió no hacerlo después de ver al nuevo propietario del edificio. Luego se dirigió a las calles 24 y Misión. Los 500 productos horneados que había traído con ella se agotaron en dos horas.

Sus hijas también se han interesado. La hija de cuatro años de Hernández ha comenzado a hornear galletas y hacer la pasta para las conchas, y su hija mayor ha expresado interés en aprender y dar clases sobre cómo hacer conchas.

“Soy mamá [y] dueña de un negocio. A veces no puedo creerlo”, dijo. “Nunca me imaginé que haría tanto… Muchas personas, como mis compañeros de trabajo, me dicen: ‘Eres una mujer trabajadora, una luchadora, te admiro’. Y les digo que los admiro”.