La músico Calina Lawrence, contempla el océano en Lands End. Foto: Brianna Kalajian

Con música basada en el hip hop, la artista suquamish Calina Lawrence lleva un mensaje de resistencia y solidaridad al estudio de grabación y al escenario, abogando por causas que golpean cerca de casa.

Nacida y criada en la reserva india de Port Madison, a sus 26 años celebra el legado dxʷsəqʷəb, una frase de Lushootseed que significa “lugar de agua salada clara”, que ha sido el hogar de los Suquamish en la región Puget Sound de Washington desde tiempos inmemoriales.

El 20 de agosto, lanzó el video musical de su primer sencillo autoproducido ‘ʔəshəliʔ ti txʷəlšucid [Lushootseed is Alive]’, que rinde homenaje a su herencia Suquamish. La canción comienza y termina con “ʔəsx̌id čələp [¿Cómo están amigos?] / ʔəswələx̌ʷ čəɫ [Somos fuertes]”, un diálogo que Lawrence espera alenta al público a perseverar en la vida.

“¿Qué sería si le preguntamos a alguien que amamos o a un grupo de personas que amamos, cómo estás? Y esa respuesta sea ‘soy fuerte’. No es algo que escucho a menudo, pero es algo que veo en sus acciones”, dijo Lawrence.

Filmado en aldeas ancestrales a través de la península de Kitsap, el video presenta a todo un equipo indígena, incluido Kanion Productions, el director de fotografía Tomas Karmelo Amaya y las voces del campamento cultural Suquamish.

“Desearía que cada canción que escribiera pudiera venir de ese lugar de pura felicidad y risas”, dijo Lawrence, quien escribió en coautoría la canción con su viejo amigo Joey Holmes Sr. “Fue como si fuéramos niños libres de hablar este idioma a la intemperie y en la comodidad de nuestros hogares, y quién no puede estar contento de ello”.

[su_youtube url=»https://www.youtube.com/watch?v=xnuF2UkCqAs»]

Sin embargo, ese no fue siempre el caso durante generaciones que le antecedieron. Décadas de esfuerzos de asimilación en los EEUU resultaron en una pérdida casi total del idioma, lo que obligó a miles de personas a abandonar su estilo de vida tradicional.

En 1819, el Congreso aprobó la Ley del Fondo de Civilización, que buscaba asimilar a los jóvenes indígenas a la cultura occidental. En efecto, la política autorizaba la separación forzada de los niños nativos americanos de sus familias y llevados a internados lejanos. Las instituciones, creadas para figurativamente “matar al indio y salvar al hombre”, como dijo un general, despojaron a los estudiantes de su cultura, idiomas y prácticas religiosas.

No fue sino hasta finales de la década de 1970 que los legisladores prohibieron las prácticas atroces de expulsión a través de la Ley de Bienestar Infantil India, que otorgó a los gobiernos tribales más jurisdicción en asuntos de custodia de menores.

“Solo puedo cantar esta canción en Lushootseed por cada nieto que lo habló en voz alta para asegurar que las leyes de los idiomas de estas tierras precedan a cualquier ley colonial que exista aquí a través de la guerra religiosa, la coerción, la migración forzada, la esclavitud, la codicia y la violencia”, dijo Lawrence en las redes sociales.

Para muchos indígenas, el trauma histórico e intergeneracional permanece, aun cuando los sistemas de opresión y asimilación se han dado, también lo han hecho la resistencia y la preservación.

Hoy, Lushootseed se incorpora a todos los niveles de educación en las escuelas suquamish desde el aprendizaje temprano hasta los programas de secundaria. La tribu también ofrece oportunidades semanales para que las familias y los miembros de la comunidad practiquen y estudien su idioma juntos. Este año, las Escuelas Públicas de Seattle (SPS, por sus siglas en inglés), el sistema escolar K-12 más grande de Washington, adoptó un currículo de estudios sociales que incorpora la historia y los asuntos de las tribus cercanas reconocidas por el gobierno federal, y aprobó cinco idiomas de los nativos americanos para impartirse en la escuela secundaria, incluido el Lushootseed sureño, Haida, Navajo, Nez Perce y Lakota.

La artista Calina Lawrence, nacida y criada en Washington State, que se identifica como parte de la cultura nativa americana del Pacífico Noroeste, posa para una fotografía en su residencia en San Francisco, el 18 de agosto de 2019. Foto: Brianna Kalajian

“Existe esta interesante ironía de las personas en este país, las personas que demandan inmigrantes específicamente nativos de las Américas para aprender inglés y, por el contrario la realidad es no (el aprenderlo). ¿Qué están haciendo las personas para aprender los idiomas de cada paisaje particular en el que viven, idiomas que han existido mucho antes de los EEUU? Está allí y es accesible… ¿Dónde se coloca la gente con la incomodidad de no saber lo que digo en mis letras?”, dijo Lawrence.

Lawrence es un artista de muchos géneros, desde hip hop, R&B, hasta soul y poesía. Esta cantante indígena se graduó con honores de la Universidad de San Francisco, obtuvo una licenciatura en Artes Escénicas y Justicia Social y una especialización en Música. Lanzó su primer álbum en solitario ‘Epicenter’ en 2018, que incluía temas favoritos como ‘Songbird’ y ‘Don’t count me out’ con la también cantante indígena Desirae Harp.

Con sede en el territorio Ohlone, Lawrence expresa su gratitud por la gente de Yelamu que vivió en la península de San Francisco mucho antes de la llegada de los misioneros españoles.

“Los pueblos Ohlone son mayordomos fuertes y resistentes de este territorio. Incluso a través del genocidio, han cultivado y mantenido un lugar hermoso para todos los que estamos aquí para prosperar en el mundo actual. Como invitados, nuestro deber es mantener su visibilidad y liderazgo”, dijo Lawrence.

Una defensora de movimientos como ‘Stand with Standing Rock’ y ‘Protect Mauna Kea’, sus rimas a menudo hablan de las injusticias sociales y ambientales que han afectado a las comunidades nativas: “Mauna Kea es algo que todo el mundo necesita estar atento porque será un factor decisivo en la forma en que avanzamos”, dijo la artista.

El destino de Mauna Kea sigue sin definirse, ya que miles de Kanaka Maoli (nativos hawaianos) continúan su lucha de ya una década contra un observatorio de $1.4 mil millones programado para la construcción en su montaña más sagrada. Si se construye, el Telescopio de treinta metros (TMT), como se le conoce, se convertiría en uno de los telescopios más grandes del mundo, con una altura de 18 pisos.

“Mauna Kea es donde encontré mucha de mi fuerza y permiso de la tierra para hacer la curación que necesitaba”, dijo Lawrence. “La familia que obtuve de la tierra de Hawai, las relaciones que he construido y el ejemplo que han dado realmente han cambiado mi vida”.

Lawrence también se ha convertido en una fuerza reconocible en las acciones en el país, arrojando luz sobre los derechos de los tratados, los casos de mujeres indígenas desaparecidas y asesinadas, y la tergiversación de los nativos americanos en los principales medios de comunicación.

El llamado a la acción en su territorio es ‘No LNG in 253’, que representa el código de área para los residentes de la reserva india de Tacoma y Puyallup. En 2016, Puget Sound Energy anunció planes para construir una planta de gas natural licuado de 8 millones de galones en la desembocadura del río Puyallup. Hoy, el proyecto está a un paso de finalizar, ignorando todas las protecciones garantizadas a las tribus cercanas bajo el Tratado de 1854 Medicine Creek.

“Si no informamos a nuestra propia gente sobre nuestros derechos, nuestras obligaciones, nuestra autonomía, eso se pierde”, dijo Lawrence. “Hay tantas maneras en que podemos ser creativos para difundir la palabra o prestar nuestras voces, recursos y cuerpos, pero este será uno de esos momentos en los que es la última resistencia para proteger el agua, el aire, nuestra Tierra y todas las fuentes de vida del capitalismo”.

Como una niña que creció en el sistema de cuidado tutelar, Lawrence comprende lo que es ser una persona joven y sentir que no se le defiende. Pero con todo lo que está sucediendo en el mundo, ella sigue siendo optimista, inspirada por el liderazgo de las generaciones más jóvenes y decidida a ayudar a elevar sus voces.

“Tenemos que pensar en lo que nuestras acciones de hoy harán y serán para los jóvenes”, dijo. “Pensar en ellos en nuestras decisiones nos mantiene activos y es una enseñanza que debemos honrar”.