Ángel Barragán con su madre, Francisca Pérez y su hermana Stacey Barragán durante su graduación de la SFSU en mayo 2014, en la que obtuvo doble grado, en Estudios Latinos y Español. Cortesía Angel Barragán

‘El Oso’ es como se conoce entre sus compañeros a Ángel Barragán, de 22 años. Midiendo 5’11”, pesando 250 libras y con barba oscura, Barragán realmente representa ese apodo.
Sin embargo, quienes lo conocen bien lo describen como un oso de peluche gigante.

“Cuando Ángel está en la habitación es como sentirse en casa, siempre vigila cómo está la gente, bromea y crea un buen ambiente”, dijo su mejor amigo Nikko Oliver.

Nacido en el estado mexicano de Michoacán, Barragán se trasladó a Redwood City a los diez años y hasta la fecha reside en allí. Con una madre soltera, dos hermanos y sobrino recién nacido, tuvo que aprender rápidamente a adaptarse en su papel de cabeza del hogar.

Gran parte de su vida fue dictada por el estigma social de su estatus legal en el país que para él es su hogar. Al igual que el millón de jóvenes indocumentados en los EEUU, Barragán se sintió atrapado al no saber qué camino debía tomar ante las limitaciones legales que enfrentaba.

Encontró apoyo en sus mentores y maestros de la escuela pública de San José, la Summit Rainier. Allí, le ayudaron a continuar con su educación superior y, con el apoyo de algunos “’ángeles anónimos’, fue galardonado con múltiples becas que le permitirían asistir a la Universidad Estatal de San Francisco.

En enero de 2013, durante su tercer año universitario, enfrentó la presión financiera de pagar sus estudios. Después de una consideración cuidadosa y apoyo de su familia y amigos, decidió solicitar la Acción Diferida para la Infancia (DACA).

El momento cuando leyó su notificación de aprobación lo recuerda vívidamente: “No fue sino hasta ese momento que adquirí poder, cuando llegó mi acción diferida”, dijo Barragán. “No lo podía creer”.

Ángel Barragán con su grupo en una escuela al este de San Jose, el 3 de abril. Foto Angel Barragan

A partir de ese momento su vida se convirtió en un efecto dominó de éxito. En dos años se convirtió en el presidente del centro de recursos de estudios étnicos y vicepresidente de su fraternidad Phi Iota Alpha; además, recibió su acreditación de cinturón negro en karate, compró su primera motocicleta, logró ser publicado como poeta y recibió doble título universitario en Español y Estudios Latinos por la Universidad Estatal de San Francisco
Continuó su formación estudiando una maestría y obteniendo su licencia en enseñanza de la Universidad de San Francisco. En otoño de 2014 se convirtió en profesor de español en la escuela preparatoria pública Summit Reiner ubicada al este de San José. Allí impartió clases junto a algunos de sus anteriores maestros quienes le habían apoyado años antes.

Sin embargo, el éxito no ha sido alcanzado sin antes haber luchado. Al igual que todos los beneficiarios de DACA, su permiso laboral y su estatus legal temporal sólo fueron válidos por dos años.
En diciembre del año pasado pagó los casi quinientos dólares para enviar su solicitud de renovación de DACA. Para principios de marzo de 2015 aún no recibía aprobación, por lo tanto, tanto su licencia de conducir como su permiso de trabajo, y su vida, permanecieron en espera indefinida.

La incertidumbre de su estatus ocupó sus pensamientos durante esos cuatro meses. Una lucha que muchos aspirantes sufren.

Después de llamadas desesperadas a abogados de inmigración y negativas de expedición, su notificación aprobatoria llegó el pasado 26 de marzo. Finalmente, se le permitió recuperar algo de control sobre su vida.
La vida de Barragán lentamente se repara pero una cosa es cierta: una luz emana de su trabajo como profesor, amigo y mentor.

“Ángel no es el tipo de persona que pisa a otros para poder brillar más, sino que es alguien que puede unir a la gente para que podamos brillar juntos”, dijo Nikko.
Él detalla todas sus luchas personales a través de la poesía hablada y escrita e inspira a sus estudiantes a hacer lo mismo.

La legalidad de Barragán sigue condicionada por dos años, pero su trayectoria pasada es prueba fehaciente de que sacará el máximo provecho de ese tiempo.