(NOTA DE EL TECOLOTE: El siguiente artículo fue publicado por Paul Harris, un abogado de San Francisco Law Collective, después de su visita reciente a Cuba)

Paul Harris del Center for Guerrilla Law en Acción Latina junto a Stan Zaks el 9 de abril de 2019. Foto: Natasha Dangond

Hace siete años, un joven latino de la Misión, armado con dos armas de fuego, dinamita, gas lacrimógeno y un cuchillo, secuestró un avión a Cuba. Se vio obligado a hacer esto porque él y otros seis habían sido acusados injustamente de asesinar a un policía. Los otros seis fueron capturados, y el caso se dio a conocer como Los Siete de la Raza.

La prensa criticó a Los Siete, el alcalde Joseph Alioto los llamó punks y matones, y la policía organizó apoyo en contra de ellos. Dieciocho meses después del tiroteo, un jurado los absolvió. Sin embargo, en ese momento Gio López estaba a salvo en Cuba.

Hace unas semanas, me reuní con Gio y hablamos de sus siete años de exilio. Actualmente trabaja en una imprenta y vive en un hotel pagado por el gobierno cubano. En sus palabras, llegó a Cuba como un ‘drogadicto’. Fue víctima de la opresión de la gente del Tercer Mundo aquí y trató de encontrar un escape en las drogas.

Al momento del tiroteo, Gio admitió que tenía muy poco entendimiento político y que simplemente estaba sobreviviendo día a día. Ya no tiene problemas con las drogas: con la oportunidad en Cuba de ir a la escuela, conseguir un trabajo y tratar con personas de manera cooperativa, ha dejado esos hábitos y también está estudiando seriamente el marxismo.

La vida como exiliado no es fácil. Él, como Huey Newton, con quien también hablé en La Habana, tiene una ‘mentalidad de exiliado’. Esto significa que siempre han planeado regresar a casa. Ellos ven su estancia en Cuba como temporal. Por lo tanto, Gio se ha negado a alquilar un departamento permanente o a involucrarse plenamente en la vida política cubana. Dijo que hay muchos exiliados revolucionarios en Cuba que tratan de estudiar y planificar sus futuros.

Según Gio, hay muchos chilenos refugiados y las micro-brigadas cubanas votaron para dar un departamento de cada edificio construido a una familia chilena. En un país donde la escasez de viviendas es muy grave, este es un verdadero sacrificio realizado en el espíritu de solidaridad internacional.

Gio refiere que había varios secuestradores estadounidenses locos, algunos en prisión y otros en las calles alrededor de los hoteles turísticos. Según él, estos secuestradores no tienen creencias socialistas y son solo un problema para los cubanos.

Gio López ha sufrido mucho por el cargo falso de asesinato. Extraña a sus padres y su hermana que viven en los EEUU. También extraña a la mujer que quiere y a su hermoso niño de siete años que aún vive en San Francisco. Pero, se siente fuerte y está bien. Envía sus saludos revolucionarios a sus compañeros y compañeras en la Misión.