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El Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) anunció el 6 de noviembre su intención de poner término al Estatus de Protección Temporal (TPS, tambien siglas en inglés) para los nicaragüenses, muchos de los cuales han vivido en los EEUU durante casi dos décadas.

Dicho programa —que ofrece residencia temporal a más de 300 mil extranjeros de trece países que en su momento huyeron de la violencia y los desastres naturales— se extendió a Nicaragua el 5 de enero de 1999. En su anuncio del 5 de noviembre, la secretaria interina Elaine Duke dijo que el TPS de los nicaragüenses durará hasta el 5 de enero de 2019 “para permitir una transición ordenada”.

Lariza Dugan-Cuadra, directora ejecutiva del Centro de Recursos Centroamericanos de San Francisco (CARECEN), ha interpretado el mensaje de Duke para los 2,550 ‘TPSianos’ nicaragüenses en el sentido de “prepárense para salir del país”.

“Esto está en línea y en consonancia con la agenda antiinmigrante, xenófoba y racista de la administración Trump”, dijo Dugan-Cuadra, quien se mostró decepcionada pero no sorprendida por el anuncio. “Todo lo que sale del gobierno federal actualmente es una sombra o reflejo de su liderazgo, y por supuesto que nos duele. Es doloroso pensar que alguien puede decidir de la noche a la mañana que las personas que han estado aquí 20 años o más, que tienen hogares, niños, negocios, que han construido sus vidas… Muchos de ellos han vivido en este país más tiempo que en ningún otro lugar”.

Giselle Bustamante es una de esas personas. Ella dejó su Nicaragua hace unos 18 años para ayudar a su hermana en el Área de la Bahía, que había sufrido profundas pérdidas en un incendio accidental. Sin familia, Bustamante, que entonces tenía 26 años, acudió en ayuda de su hermana y le ofreció todo el apoyo posible: “Su recuperación fue muy larga. Así que eso me mantuvo aquí”, dijo y agregó: “Entonces me beneficié con el TPS”.

Hoy Bustamante es madre de tres hijos, acudió a la escuela para aprender inglés y estaba a punto de comenzar su propio negocio de servicios de limpieza industrial. Actualmente asiste al City College de Berkeley con la esperanza de obtener un título. Durante 18 años ha sido sometida a evaluaciones periódicas (a veces cada año, a veces cada 18 meses), que es un requisito para todos los beneficiarios de este programa. Pero su futuro en este país ahora es incierto.

“Fue una decisión realmente injusta porque todo el tiempo que hemos estado aquí, hemos demostrado que somos buenos ciudadanos, que nos hemos integrado completamente en esta sociedad”, dijo. “Nuestras vidas están fundadas aquí. Tenemos familias, negocios, casas, y de un momento a otro, se siente como si estuviéramos siendo exiliados. Seguimos viviendo una vida productiva aquí, hemos traído nuestros valores y ética de trabajo a este país. Hemos dado más a este país que a nuestros propios países”.

Las otras comunidades de TPS

La pérdida del estatus TPS en Nicaragua ha dejado a otros beneficiarios, como hondureños, salvadoreños y haitianos, sacudidos. En su anuncio del 6 de noviembre, Duke no mencionó a Honduras (la segunda población más grande beneficiara del TPS con 57 mil ciudadanos) cuya fecha de vencimiento del TPS está fijada para el 5 de julio de 2018. Pero el anuncio dice que “dada la información actualmente proporcionada a la secretaria interina, es posible que la designación del TPS para Honduras concluya al final de la extensión automática de seis meses con su respectivo retraso”.

Semanas antes de que se hiciera dicha notificación, docenas de miembros de la comunidad haitiana y centroamericana se reunieron en el ayuntamiento de San Francisco el 20 de octubre para pedir la renovación del TPS. Algunos de los asistentes viajaron hasta Washington, DC, un día después, para presionar al Congreso a defender ese programa.

Vanessa Velasco y su esposo Enrique, como muchas personas que han huido de Centroamérica, abandonaron El Salvador en 2001 ante la violencia y la falta de oportunidades generales. Estos beneficiarios del TPS desde marzo de 2001, ahora tienen tres hijos ciudadanos de los EEUU. Su hija mayor está a punto de asistir a la universidad, pero su futuro como familia en este país es incierto.

“Hemos estado trabajando, contribuyendo a esta sociedad y para nosotros [el TPS] es importante”, dijo Vanessa. “Nuestro futuro como familia depende de eso”.

El futuro para los beneficiarios del TPS

El 3 de noviembre, la representante Nydia Velazquez (D-NY) presentó la ‘Ley de promesas estadounidenses’, que proporcionaría ciertas protecciones para los beneficiarios del TPS. CARECEN está la apoyando completamente.

“Creemos que una sola persona es demasiado, y más si se está enfocando a un grupo de individuos”, dijo Dugan-Cuadra. “Y eso es lo que está sucediendo en este momento”.

A raíz de la decisión del DHS, grupos y organizaciones como CARECEN se han centrado en asegurarse de que su comunidad comprenda lo que significa esta decisión en un lenguaje simple, así como hacerles saber que necesitan permanecer fuertes y no sucumbir al temor. La terminación del TPS no es equivalente a recibir una orden de deportación.

También instan a los TPSianos de los trece países, los antiguos destinatarios de DACA y los 11 millones de personas indocumentadas a buscar asesoría legal a través de organizaciones comunitarias confiables y abogados con licencia y certificados, y no ser presas de ‘notarios’ no calificados ni dejarse disuadir por los aranceles.

“Sabemos que hay muchos programas existentes de los que las personas pueden beneficiarse para arreglar su estado”, dijo Dugan-Cuadra. “Pero no sabremos… [para qué son elegibles] a menos que la gente salga y se haga un examen”.

CARECEN (ubicado en el 3101, Suite 101, de la calle Misión) continúa manteniendo sus puertas abiertas de lunes a viernes de 9 am a 12 pm. Está instando a las personas a conunicarse al 415-642-4400, o simplemente acudir en persona.

CARECEN también participó en un taller sobre TPS el 12 de noviembre, al que asistió Bustamante: “Me gustaría decirle a nuestra comunidad que no podemos permitir que esta decisión nos ponga negativos y que continuemos con nuestros planes… mucha de nuestra gente no tiene nada para regresar a nuestros países”, dijo. “Nuestros países siguen siendo pobres. No hay ningún trabajo allí esperándonos ni lugares para vivir. Sería un gran revés para nosotros. Tenemos que permanecer aquí, continuar viviendo bien y tener confianza en el futuro”.