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El sonido de los puños enguantados golpeando contra sacos de boxeo hizo eco en el Polk Street Boxing Gym cuando estudiantes ansiosos envolvieron sus manos con gasa y cinta adhesiva. No se estaban preparando para una clase ordinaria de ejercicio de noventa minutos sino para luchar contra la enfermedad de Parkinson.

Rock Steady Boxing San Francisco (RSB) ha reinventado la idea de la terapia física con un programa de acondicionamiento físico de boxeo sin contacto desarrollado para las personas que padecen Parkinson. Un programa único en su tipo —originalmente fundado en 2006 por un ex fiscal del condado de Marion enfermo de Parkinson que vivió en Indianápolis— abrió el año pasado en San Francisco.

El Parkinson es una enfermedad del sistema nervioso central que típicamente afecta la motricidad; los síntomas incluyen temblores, lentitud motora, rigidez, problemas de equilibrio y coordinación. Más de un millón de personas en los EEUU padecen de Parkinson, según la Fundación de la Enfermedad de Parkinson.
Verónica García-Hayes, de 44 años de edad, es una practicante del RSB que fue diagnosticada en 2009 cuando tenía cuatro meses de embarazo de su primera hija.
“Realmente he podido descansar mejor por la noche, duermo por completo, tengo menos temblores, mejor equilibrio, sin duda mucho más fuerza”, dijo Hayes, después de empezar las clases de RSB el año pasado. “La camaradería que viene de estar con otras personas en la misma condición realmente ayuda a calmar la mente”.

En un intento por combatir su enfermedad, Hayes intentó ciclismo, yoga y entrenamiento con pesas como otras formas de terapia física, pero cree que el RSB ha ayudado mejor a su condición.

“Trabajar con los entrenadores del RSB es magnífico porque ellos evolucionaron conforme evolucioné en mi capacidad de hacer cosas”, dijo. “Ellos ajustan su programa para alentarme más”.

Para el entrenador de RSB, Freddy Silva, quien trabaja como esquinero para la campeona mundial del boxeo femenino Melissa McMorrow, ser parte del programa le ha permitido devolverle algo a la comunidad y seguir participando en lo que llama “el mejor deporte del mundo”.

Silva, quien también es consejero contra drogas y alcohol, cree que el deporte va de la mano con otras partes de su vida.

“Es fácil darse por vencido, es fácil tirar los guantes al piso, salir del gimnasio y no volver nunca más”, dijo Silva. “Es difícil mantenerse; difícil aprender combinaciones; difícil hacer estos ejercicios. Si usted tiene Parkinson o está en buena condición, aún es difícil porque no hay nada que valga la pena que sea fácil”.

Kim Woolley, una entrenadora de RSB comenzó a enseñar en el Polk Street Boxing Gym hace más de cinco años. Aunque se metió en el boxeo mucho más tarde en la vida, Woolley recibió su primera bolsa de velocidad y guantes a los cinco años.

El RSB es 90 a 95 por ciento de entrenamiento boxístico regular que cualquier persona en una clase de boxeo debe hacer, y 5 a 10 por ciento de ejercicios específicos para las personas con la enfermedad de Parkinson: “se enfoca en la postura, el equilibrio, la estabilidad de la base y también activación de la voz”, dijo Woolley.

“Desde que empezamos hace un año, he visto mejoras en los individuos con su fuerza en general, con su postura, con su capacidad para hacer tareas cotidianas —cosas como doblar la ropa, cosas que no podían hacer antes”, dijo Woolley. “Es realmente un sistema de apoyo natural que se construye entre estos peleadores”.

Marta San Luciano Palenzuela, neuróloga de Parkinson en el UCSF Medical Center, cree que el ejercicio continuo es importante para el tratamiento de la enfermedad.

“Estudios sobre el ejercicio y la terapia física son difíciles de realizar, pero en los últimos cinco años, ha habido una gran cantidad de estudios publicados sobre las diferentes modalidades de ejercicio y terapia física sobre el Parkinson, y la mayoría han sido muy positivos”, dijo San Luciano.

San Luciano añadió que los pacientes a menudo difieren unos de otros y que la mayoría de los programas de ejercicio se tienen que adaptar a las necesidades individuales. Sin embargo, cree que el boxeo incorpora una combinación de ejercicios que ella anima a sus pacientes a realizar.

“Una cosa que me impresionó del programa Rock Steady era que la clase de noventa minutos no sólo tiene la calistenia —calentamiento y ejercicios que se enfocan en la balanza —pero también tiene un papel en el que las personas vocalizan”, San dijo Luciano.

El entrenamiento de hablar no es normalmente parte de un programa de acondicionamiento físico, pero es importante para las personas con Parkinson, añadió, explicando que los pacientes tienden a tener voces suaves, monótonas y, por lo general, presentan dificultad para comunicar sus pensamientos.

Hayes no ha sido la única en notar un cambio en su físico. “La gente que no me ha visto en varios meses o en un año se queda completamente sorprendida por mi habilidad para moverme mejor”, dijo ella. “En combinación con los medicamentos, pero los que tomo me permiten trabajar y el entrenamiento realmente me permite tomar menos medicamentos, los dos combinados en realidad funcionan”.