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Cuando Isabel Velásquez vio al enorme Brock Lesnar con una estatura de 1.92 cm y 120 kilos —el hombre contra el que su hijo Caín estaba a punto de disputar el título Ultimate Fighting Championship de peso pesado— ella rezó.

“Oh, Dios mío, es un hombre grande”, dijo Isabel fuera del cuadrilátero, deseando que su hijo knockeara al entonces campeón Lesnar.

Lesnar se mostraba confiado previo a ese combate de campeonato en octubre de 2010, al sur de California: “Después de que te parta tu madre, voy a beber una Corona y voy a comer un burrito sólo por tu herencia hispana, ¿de acuerdo? ¿Qué te parece?”, alardeó.

La pelea fue fácil y contundente en menos de cuatro minutos, cuando Caín —el peleador más pequeño con una estatura de 1.85 cm y 110.6 kilos— mandó a un ensangrentado Lesnar al piso. Caín hizo historia esa noche, convirtiéndose en el primer campeón chicano de peso pesado en un deporte de contacto.
“Eso te enseñará a no hablar de mi hijo de esa manera”, dijo Isabel jactándose.

El 13 de junio, desde su casa en Yuma, Arizona, que Caín compró para su padres, verán a su hijo defender su título en la Ciudad de México contra el retador brasileño Fabricio Werdum. También será la primera pelea de Caín después de sufrir una rotura de menisco y una MCL dañada, que le ha mantenido fuera del cuadrilátero por más de año y medio.

“Fue devastador para él, pero no de la manera que lo expresó”, dijo Javier Méndez, entrenador de artes marciales mixtas (MMA, por sus siglas en inglés) nacido en México y fundador del American Kickboxing Academy en San José, que conoció a Velásquez en 2006. “Él no dijo, ‘Maldita sea, no puedo pelear,’ aunque sé que lo resintió. Es algo que lleva dentro”.

Méndez vio el potencial en el luchador All-American de la Universidad Estatal de Arizona el día en que lo conoció. “Es único. Nunca he visto a nadie con eso”.

Humilde comienzo
Nacido de padres campesinos migrantes que cosecharon la lechuga entre los campos de Salinas, California, Caín, de 32 años de edad, tenía cuatro cuando su familia se mudó a Yuma, Arizona.

Su madre Isabel nació en Fresno y trabajó en el campo desde su niñez hasta su edad adulta, mientras que su padre, Efraín, decidió dejar su desolada ciudad natal, Sonoyta, en México para buscar una vida mejor en los EEUU. Llevando agua y un poco de comida, Efraín tenía 18 años de edad cuando caminó tres días por el desierto de Sonora, haciendo el viaje en siete ocasiones. Cada una de esas veces, al agotarse el agua, bebió de donde las vacas se bañaban y defecaban, colando el agua con un trapo. Muchos migrantes se pierden en el desierto. Efraín tuvo la suerte que no hacerlo.

Cuando la familia Velásquez se estableció en Yuma, Efraín debía manejar nueve horas hasta su trabajo en Salinas, donde cosechó y cargó cajas de lechuga.

El hermano mayor de Caín, Efraín Jr., recordó cómo su padre dormía en su coche y enviaba todo su cheque a la familia.

Con su padre lejos trabajando, Caín y Efraín Jr. encontraron refugio en la salas de lucha en sus escuelas secundaria.

Caín observó a su hermano grande luchar y perder, cada uno de sus partidos del séptimo grado. Y cuando llegó el turno de Caín para competir en el séptimo grado, fue el turno de Efraín Jr. para observar.

“Hizo bastante bien. Por supuesto, mejor que yo”, dijo Efraín Jr. Caín permaneció invicto durante los dos años de la escuela secundaria. “Fue muy emocionante, especialmente para mí”.

Caín continuó su carrera estelar peleando en la preparatoria y luego en ASU antes de mudarse a San José para hacer carrera en MMA, pero fue una decisión que nadie en su familia apoyó.

“Hablé con él, y me dijo: ‘No, yo voy a hacer esto’”, dijo Isabel. “Lloré. Ya sabes, las lágrimas pueden mover a una persona. Y no lo hicieron”.

“Fue un gran riesgo, yo diría, terminar la universidad y luego simplemente empacar todas mis cosas y conducir hasta aquí. No sabía nada acerca de MMA”, dijo Caín. “La primera semana me sentí un poco como… fui hecho para esto. Así que supe en ese momento: venir aquí fue lo mejor que he hecho”.

Caín ganó sus primeras nueve peleas en el camino hacia el título de peso pesado. Perdió ese título cuando fue noqueado por Junior Dos Santos en noviembre de 2011, pero recuperó su título un año después, desde entonces no ha perdido.

“Caín es una persona que no se da por vencido”, dijo su padre Efraín. “Quiere salir adelante todo el tiempo en lo que sea. El tiene eso”.
Caín da crédito a sus padres por su propio éxito.

“Verlos trabajar duro, me siento como que he conseguido eso. Y lo he traído a lo que hago hoy”, dijo Caín. “Para mi papá que llegó a los EEUU y nos crió aquí. Creo que fue lo mejor para todos nosotros”.

Caín Velásquez defenderá el Ultimate Fighting Championship título de peso pesado contra Fabricio Werdum en la Ciudad de México el 13 de junio.