Miguel Salas es uno de los miles de migrantes mexicanos que a causa de la violencia generada por el crimen organizado y el narcotráfico, han sido desplazados de sus lugares de origen. 

Tuvo que dejar su pueblo en Amaculí Durango, luego de que su padre fuera testigo de un crimen, lo que representaba un peligro para él y toda su familia ya que el crimen organizado en las comunidades rurales de ese estado ubicado al noroeste de México, controlan y aterrorizan a las comunidades campesinas. 

Desde pequeño, Miguel explica que cantar corridos ha sido una forma de expresarse pero, desde que él, su hijo y esposa tuvieron que migrar a Tijuana a finales de los años 90 en busca del ‘sueño americano’, sus letras han tomado una dirección más política y de protesta, para visibilizar el sufrimiento de aquellos que no tienen otra opción más que migrar. 

Lastimosamente, el trabajo del día a día como trabajador de la construcción y proveedor de su familia no le dejaba tiempo más que escribir los versos que le llegaban en sus ratos libres y de inspiración.

“Primero llegamos a Sinaloa antes de venir a Tijuana, recuerdo que uno de los primeros corridos que compuse sobre lo que es migrar fue con un pedazo de carbón en un cartón. Hace como 15 años de eso. Ahora tengo más de 100 canciones que hablan de todo tipo de cosas, pero nada de los cárteles, tengo uno que se llama ‘El vuelo del pájaro’, se trata de cómo los pájaros sí pueden cruzar las fronteras pero los humanos no”.

Como muchos, Miguel quedó atrapado en el limbo, entre una ciudad que no era la suya y con dificultades para poder integrarse a la vida en esa ciudad fronteriza y sin posibilidad de cruzar a los EEUU para pedir refugio. Y como Miguel y su esposa tuvieron a una hija mientras se encontraban en Tijuana, él decidió cruzar la frontera ilegalmente dejando a su familia atrás, con la esperanza de ahorrar dinero y poder pagar por un Coyote que les cruzara. 

La oportunidad para encontrar un trabajo que le diera la posibilidad de ahorrar no llegó dada su condición de migrante; lo único que podía hacer era mantenerse vivo y mandar dinero a su familia del otro lado de la frontera. Años más tarde fue deportado a Tijuana y así terminaron sus esperanzas de cruzar a los EEUU con su familia.

Sin muchos estudios para acceder a un trabajo bien remunerado, Miguel y su familia permanecieron en Tijuana para ofrecerles buena educación a sus dos hijos. Después de años de sobrevivir desempeñando varios trabajos a la vez, Miguel y su familia se unieron al contingente de migrantes centroamericanos establecidos en un campamento a unos metros del cruce fronterizo San Ysidro en el Chaparral.

Fue en febrero de 2020 cuando su esperanza de cruzar a los EEUU resurgió: se integraron al campamento y pese a muy pocos los ciudadanos mexicanos que estaban allí, Miguel no sintió ninguna diferencia entre ellos y los centroamericanos que fundaron el campamento del Chaparral. 

“Me sentí como igual a ellos, todos somos humanos ¿sabes? Pero ellos han sufrido más porque tuvieron que cruzar tres fronteras como dice mi corrido”, explicó Miguel. “Vi y escuché tantas tragedias, personas atacadas con cuchillos, una mujer sin una pierna porque se cayó de un tren, o personas que simplemente murieron en el camino hacia aquí”.

En el Campamento del Chaparral, fue donde Miguel se inspiró para escribir una canción dirigida al gobierno de Biden sobre los migrantes centroamericanos, cuando dicho campamento tuvo atención mediática internacional. Dijo que la escribió en no más de cinco minutos, sin ningún instrumento, solo él y su larga experiencia de 15 años componiendo.

Ahí Miguel conoció a Judith, la directora de Border Line Crisis Center, dedicada a ofrecer ayuda humanitaria y legal gratuita para los migrantes en busca de refugio. Sin dudarlo, Judith decidió apoyarlo y le propuso grabar uno de sus corridos dirigidos al entonces recién electo presidente de los estadounidense, Joe Biden.

“Cuando escuché la canción me emocioné bastante, me gustó su letra. Mi familia es de Sinaloa y, a pesar de que la cultura de los cárteles es tan fuerte dentro de la cultura de los corridos, me gusta cómo los corridos cuentan historias a través de la música”, dijo Judith. “Creo que es muy importante que canten sobre sí mismos o hablen sobre sí mismos, y no solo un artista que ni siquiera sabe lo que es ser un migrante”.

El mexicano Miguel Salas es uno de los muchos migrantes actualmente atrapados en la ciudad fronteriza de Tijuana, con la esperanza de buscar asilo. Espera migrar a los EEUU para reunirse con su familia, mientras que escribe y canta corridos como una forma de capturar y educar a otros sobre la experiencia de los inmigrantes latinos. Foto: Luis Gutierrez

Miguel tiene dos sueños, el primero, reunirse con su familia que desde hace más de 6 meses ya se encuentran viviendo como refugiados en los EEUU. Y el segundo, poder vivir de sus canciones y que sus corridos lleguen cada vez a más gente para que se sensibilicen acerca de las situaciones tan adversas que los migrantes viven al intentar alcanzar una vida más digna al otro lado de la frontera. 

“Mi sueño es ser escuchado por el gobierno de Biden y obtener mi perdón, luego cantar mis canciones allí. De hecho, quiero hacer un disco de mis canciones. Lamentablemente vivo al día y no puedo pagar los 15 mil pesos para pagar un estudio. Pero luego conocí a Judith de Border Line Crisis y ella se hizo cargo de todos los gastos para que yo grabara una de mis canciones de migrantes”.

Miguel piensa que corridos como los suyos podrían ser muy populares entre la población migrante no solo mexicana que se encuentra en California, sino entre todos aquellos que han tenido que pasar por un camino difícil para llegar a los EEUU, dado que la música es un idioma universal y sus letras evocan experiencias afines dentro de esta comunidad. 

Actualmente se encuentra tratando de subsistir en Tijuana como trabajador de la construcción y desarrollando algunos otros trabajos de medio tiempo, pero se aferra a la idea de reunirse con su familia al otro lado y proveerle de una vida digna a través de la composición de sus corridos.

Aunque ahora sus letras están inspiradas en esta problemática, no descarta componer canciones sobre las cosas bellas de la vida cuando por fin pueda reunirse con su familia y no sea considerado más como un ser humano ilegal en los EEUU.