Amos Gregory

En mi columna del 21 de mayo describí la travesía de repatriación del veterano Fabián Rebolledo la cual comenzó hace 3 años y concluyó con su inminente audiencia ante la corte para el cambio de sentencia de su condena, acorde con la Propuesta 47 de California.

El 10 de junio, Rebolledo obtuvo con éxito nueva sentencia por su delito el cual pasó de ser grave a delito menor, lo que le da el derecho de petición de repatriación al Departamento de Seguridad Nacional de los EEUU.

Ese resultado ha puesto a Rebolledo ante un nuevo camino hacia el reencuentro con sus familiares y en la posibilidad de recibir la atención adecuada para su condición médica.

Los primeros pasos que Rebolledo dio por esta senda de curación se remontan a Kosovo, Yugoslavia.

En marzo de 1999, el entonces presidente Bill Clinton ordenó a elementos de la 82 División Aérea del Ejército de los EEUU enviado bajo la Operación Fuerza Aliada ―una campaña de bombardeo de la OTAN contra fuerzas serbias en la antigua República de Yugoslavia. El conflicto de Kosovo es bien conocido por su campaña de depuración étnica, las ejecuciones masivas, los ataques de francotiradores contra civiles, el trato inhumano a los prisioneros y el uso de minas terrestres personales en las zonas urbanas.

Fabian Rebolledo en 1999 recupera los cuerpos de aldeanos en Kosovo, Yugoslavia, quienes fueron asesinados por fuerzas serbias. Cortesía Fabian Rebolledo

Rebolledo fue uno de los conciliadores asignados a sofocar la violencia en esta región. Se le encomendó la terrible tarea de recuperar los cuerpos de los habitantes de Kosovo masacrados por las fuerzas serbias. Rebolledo me contó estas historias en su casa en Tijuana, México.

Después de su deportación en 2012, Rebolledo se encontró de regreso en México hablando un español americanizado, sin identificación ni vivienda, ni con los medios financieros para sustentarse. Habría de necesitar cada onza de entrenamiento aprendido en el ejército para sobrevivir.

Durante los primeros meses, durmió en albergues y en las calles hasta encontrar un hogar permanente con otro veterano deportado que vivía en Tijuana, Héctor Barajas. Él y Barajas crearon un centro de comunicaciones y de orientación para veteranos de todo el mundo nombrado el ‘Bunker’.

El Bunker ahora apoya a ocho veteranos sin hogar, proveyéndoles asesoría, apoyo legal, comida y albergue no solo a veteranos deportados sino también a madres DREAMer —mujeres deportadas que fueron forzadas a abandonar a sus hijos en los EEUU.  Ahora existen Bunker similares no solo en Tijuana, sino también en Kingston, Jamaica y Puerto Príncipe, Haití.

No es en los EEUU donde Rebolledo está tratando de exorcizar los horrores que tuvo que soportar en los últimos 16 años, sino en los pueblos donde los rostros de kosovares muertos comenzaron a dominar sus sueños y causarle tanto dolor. Él ha contactado ―por medio de intermediarios― a veteranos serbios, que deseen reunirse con él en esos pueblos para ayudarse entre sí y que eso permita a Rebolledo finalmente curar sus heridas de guerra.

Fabian Rebolledo y su esposa Patty Ramos, a quien conoció en México, despues de ser deportado de los EEUU. Cortesía Fabián Rebolledo

De vuelta en casa

Cuando Rebolledo habló de su posible regreso a los EEUU, expresó un gran deseo de cumplir la promesa hecha a su hijo Derrick, a quien no ha visto en más de un año. Desea poder un día recoger a su hijo al salir de la escuela secundaria, vestido con su viejo uniforme militar y presentarle a la nueva familia que ha comenzado desde su deportación.

Durante su estancia en México, Rebolledo conoció a Patty Ramos y encontró en ella a una pareja con quién poder encontrar un camino de sanación. Pero una vez de regreso, Rebolledo enfrenta la difícil tarea de recuperar el servicio de atención médica ante el Departamento de Asuntos de Veteranos. Muchos veteranos deportados pierden todo acceso a este beneficio, a la Seguridad Social y la indemnización. Rebolledo se está preparando para la batalla por el notorio atraso de dicho Departamento y la larga espera para recibir su servicio de salud.

Conforme recupere este servicio médico, Rebolledo planea viajar a Europa y re-explorar las ciudades en Kosovo teniendo una nueva visión y deseo de ayudar a sanar a los que comparten parte de la carga dolorosa de ser testigos de algunos de los episodios más tristes de la humanidad durante el siglo veinte.

Rebolledo espera que su travesía finalmente le permita recuperar la tranquilidad durante las noches de sueño, durmiendo bajo un techo, en un hogar, en una calle y en una ciudad, ubicadas todas en el país para el cual sirvió.

Bienvenido a casa Fabián.

— Traducción Katie Beas