A lo largo de las décadas, los grupos menos representados de la población han mirado al censo de los EEUU con aprensión, como sospechoso de un posible abuso de su información. Pero ahora, en un movimiento reciente para lograr una mayor representación en una economía en declive, la Oficina del Censo está dando grandes pasos para demostrar a la comunidad latina su valor, mediante la educación y la divulgación. Pero la prueba de fuego para la eficacia de esta campaña es la participación —en este caso, aquí en la Misión.

Los datos del censo de población se utilizan cada año para asegurar la asignación equitativa de $400 billones en fondos federales. Los datos del censo también sirven para emprender iniciativas locales, incluida la justificación de programas extraescolares. A nivel local, un recuento a la baja significaría menos fondos para programas importantes que sirven a la juventud.

Loco Bloco es uno de estos programas extraescolares que necesita de un recuento absoluto para su eficacia.

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Alma Herrera-Pazmiño creció en el barrio de la Misión en en San Francisco y comenzó a tomar clases de percusión con Loco Bloco en el año 2000. Creado en el año 1994, cuando los recortes presupuestarios a la educación de California resultaron en una reducción de actividades artísticas en las aulas, los trabajadores jóvenes de la comunidad fundaron Loco Bloco como una manera de ofrecer a familias de bajos ingresos de color acceso a una educación artística profesional sin costo alguno. El programa utiliza el arte como una herramienta para fortalecer el espíritu luchador de los jóvenes de color animándolos a contribuir de manera positiva a sus comunidades.

Desde entonces, el programa ha proporcionado a más de 6.000 jóvenes y a sus familias una oportunidad de explotar su vertiente creativa para valerse por sí mismos mediante el liderazgo y el fortalecimiento de la comunidad. Sus miembros van desde los tres años de edad a la edad de la escuela secundaria, y enseñan música, danza y artes escénicas que reflejan la diversidad cultural de las Américas. Cada año, atienden aproximadamente a 600 jóvenes como parte de sus programas extraescolares en varias escuelas y centros comunitarios.

Una de las maneras en que se usa el censo es para establecer la necesidad de programas extraescolares como el de Loco Bloco.

Hablando del censo, Herrera-Pazmiño declaró: “Puedo entender por qué [la gente] de color tendría miedo, pero estos números [del pasado] simplemente no parecían correctos. ¡Nosotros no somos la minoría!”

“Programas como Loco Bloco, Head Start, y el ‘Centro recreativo de la Misión’ son muy importantes, y tenemos que hacer un recuento de todos nosotros, o perderemos los fondos”, añadió.

Como muchas personas, Herrera-Pazmiño sabía poco sobre el censo, que se hace cada diez años. “No había suficiente información para saber si era seguro”, recordó. “Pero después de tomar una clase, hice un montón de investigación y parecía perfectamente legítimo.” Con la esperanza de difundir el mensaje, recalcó que la ley federal garantiza que toda la información recopilada por el censo es absolutamente confidencial.

Ella cree que el no participar en el censo y, como consecuencia, presentar un recuento de la población más bajo de lo que es realmente, haría más fácil para el gobierno hacer caso omiso de la diversidad étnica del país y por lo tanto “no respetarla” e ignorarla. Como consecuencia de ello “no estaremos representados”, dijo Herrera-Pazmiño.

Herrera-Pazmiño dice que Loco Bloco utiliza sus programas para actuar como un catalizador para ayudar a los jóvenes a superar la discriminación y lograr un cambio en sus comunidades. Pero no podemos comenzar el cambio en nuestra comunidad sin reconocer primero a toda la comunidad —incluyendo a las personas indocumentadas. “[El censo] es seguro y una manera para que todos nosotros ayudemos a la comunidad”, concluyó.

—Traducción Mikel Ansuátegui