Jaime ‘Dogpaw’ Carrillo, artista gráfico y residente de la Misión. Graphic artist and Mission resident Jaime “Dogpaw” Carrillo. Foto Mabel Jiménez

Jaime ‘Dogpaw’ Carrillo recuerda con nostalgia los tiempos del ‘latin rock’.

“Una época llena de vida”, rememora Dogpaw, de pelo largo, vestido de un negro impecable y luciendo un colgante con un símbolo indígena.
“Por un período de tiempo estábamos juntos, teníamos un sueño y lo estábamos haciendo realidad”.

La música es su pasión. En su casa de la Misión, el barrio que lo vió nacer, alberga una inmensa colección de discos.

Dogpaw creció junto al estudio de grabación Fantasy Studios, cuando estaba ubicado en las calles Treat y 21, y donde grabaron artistas de la talla de Dave Brubeck, Gerry Mulligan o Creedence Clearwater Revival.

Durante la época del ‘latin rock’ él era un adolescente. Corrían los tiempos rebeldes de la contracultura —en 1966 se formaba los Black Panthers en Oakland; en 1968 y 1969 los estudiantes de UC Berkeley y San Francisco State University se rebelaba contra viejo orden de las cosas; en 1970 el Chicano moratorium de Los Ángeles exigía el fin de la guerra del Vietnam.

La música jugó un papel importante en la contracultura, mediante letras de canciones, vestimentas y modos de vida.

Y en el Área de la Bahía, el Latin Rock, la expresión latina del rock anglosajón, prendió con fuerza. Carlos Santana, Pete Escovedo, Sapo, Azteca, Malo, Tower of Power… sonaban en conciertos y fiestas en las casas.

“Ibas a una fiesta en una casa y te encontrabas con gente negra, blanca, latinos, filipinos…”, recuerda DogPaw. “En aquel entonces éramos todos mezclados, morenos, era la era de las fiestas en las casas”.

“Todos íbamos a conciertos… en San Francisco había muchas salas”, dice Carrillo. “El productor musical Bill Graham fue instrumental en organizar conciertos en la época, en el Fillmore, Winterland, el antiguo Cesar’s Latin Palace de North Beach, en el Cow Palace”.

Añora aquellos tiempos, en los que dice que la música y el arte iban de la mano.

“Entonces todo estaba conectado”, dice Dogpaw mientras muestra un mural en homenaje a ‘La América tropical’ de David Alfaro Siqueiros, que pintó dentro del Banco de América en las calles 23 y Misión en 1974 —con Jesus ‘Chuy’ Campusano y Michael Rios entre otros.

Chuy, quien tomó parte en la fundación de Galería de la Raza en 1970, “se aseguraba de que íbamos a todos los conciertos que merecían la pena”, recuerda Dogpaw. Michael Ríos, se encargaría de ilustrar las carátulas de varios de los discos de Santana años después.

“El arte de las carátulas de los discos fue una de las principales razones por las que decidí tomar clases de arte comercial en la escuela”, dijo Dogpaw, que estudió en John O’Connell High School, a unas cuadras de su casa.

Pero un día, esta época de ensueño llegó a su fin.

“Las dos cosas que cambiaron todo fueron la [aparición de la] música disco y la cocaína,” dice. “La llegada de la música salsa destruyó la escena del ‘latin rock’”.

Dogpaw recuerda el concierto de 29 de octubre de 1976 en el salón de baile Winterland. Mingo Lewis, el conguero que tocaba con Santana, abrió un concierto de las Fania All Stars organizado por Jerry Masucci, productor de la costa este.

“El público estaba abucheando, pidiendo salsa”, dice Carrillo escandalizado. “No es que la salsa era aburrida, pero se convirtió en algo previsible, siempre lo mismo, clave, clave, clave, aburrido, conservador”.

Según Carrillo, el flujo migratorio centroamericano en la Misión de los 80 contribuyó a cambiar el carácter del barrio. Y los gustos musicales.

“Llegó una mezcla de gente, gente humilde y linda, pero también gente fea y rica a quienes les gustaba música conservadora”, dijo Carrillo. “Te los encontrabas en conciertos y fiestas y lo único que querían era esnifar cocaína y bailar con tu novia”.

Entre 2005 y 2010, Dogpaw produjo un programa denominado ‘Radio Café’ en la estación de radio KPFA los viernes a la noche. Emitían en directo desde el Old Creamery Building en la Calle Valencia y tocaban mucho ‘latin rock’ y ‘rock en español’ de los 90.

Respecto al ambiente musical hoy día, lo ve árido. “Hoy día la cultura está muerta”, dice.