Un manifestante protesta por la Ellis Act. Foto Santiago Mejia

Si usted vive en el área de la bahía de San Francisco, es muy probable que haya oído hablar de lo mucho que podría estar haciendo en este momento con la compra, reforma o reventa de propiedad. Lo que no sabe es que el cambio en el uso de la propiedad y la especulación masiva están en la raíz de la crisis de desalojo y aburguesamiento.

La idea de que el terreno y la vivienda son productos básicos es una realidad en los EEUU, donde calidad depende de la cantidad de ceros en su salario.

Los cambios en el uso de propiedades y las prácticas especulativas llevan al negocio de viviendas a los niveles más bajos. El objetivo principal del cambio en el uso de suelo es obtener mucho dinero rápidamente. No se trata de inversiones a largo plazo en un barrio, o de ser un propietario por un período de tiempo; tampoco de nombrar, a lo que ha sido la casa de alguien durante décadas, una ‘inversión».

Entre 2000 y 2010, la población latina en el Distrito de la Misión se redujo 22%. Tan sólo en 2013 el Proyecto Mapeo Contra el Desalojo estima que alrededor de 3,580 habitantes de San Francisco han sido desalojados de sus hogares.

Vivimos en una ciudad con el más rápido crecimiento en la brecha de desigualdad de ingresos. Por todo esto, una tarde lluviosa de febrero de 2014, después de cuatro meses de convenciones de inquilinos barriales, más de 800 en todo San Francisco, se reunieron por horas para buscar soluciones concretas a la crisis que enfrentamos.

Las respuestas surgidas fueron para construir un movimiento lo suficientemente grande y fuerte como para reafirmar que tenemos el derecho a la vivienda en San Francisco, y aprovechar las elecciones de 2014 para aprobar una la legislación audaz.

Con profundas raíces en la política de San Francisco, la Proposición G fue dada a conocer por primera vez hace 40 años por el entonces supervisor Harvey Milk, siendo su última pieza de la legislación en que trabajó antes de ser asesinado.

La Proposición G es un impuesto cuidadosamente elaborado, que se centrará únicamente en los especuladores inmobiliarios. Sólo se aplicará a las propiedades de unidades múltiples (2-29) y únicamente se cobrará cuando el propietario revenda la propiedad en menos de cinco años.

Si un especulador revende una propiedad dentro del año de haberla adquirido, se le cobrará una sobretasa del 24% sobre su valor de reventa. Son sólo las ganancias las que preocupan a los especuladores, porque están siendo gravadas.

Si usted vende a pérdida, vive en una vivienda unifamiliar, condominio ocupado por sus propietario, o si permanece en su propiedad por más de cinco años y realmente está siendo el propietario, el impuesto no le impactará.

Este impuesto es para que los especuladores se hagan responsables de la desestabilización de nuestros barrios y la inflación artificial del mercado de la vivienda y los precios de alquiler. Es un paso audaz, desarrollado por la comunidad para que los sanfranciscanos conserven sus hogares.

Así que cuando escuche otro comercial acerca de lo increíble que es comprar, reformar y revender casas, recuerde que en San Francisco, estas viviendas que están siendo “volteadas” no están vacías. Son las casas que la clase trabajadora, los inquilinos, de raza negra y latinos han construido desde cero.

Recuerde que aunque hemos sido condicionados a pensar de otra manera, la vivienda (sin fines de lucro) es un derecho y el acceso y la capacidad para conservar la vivienda (de nuevo no lucrativa) de las personas debe ser protegida. Por lo tanto, vote «sí» a la Proposición G.

Traducción Verónica Henao Posada