La reciente revelación de que un gran número de escuelas en nuestra comunidad son de bajo rendimiento es una burla. En la lista están las escuelas primarias Bryant y Cesar Chávez, las escuelas secundarias Everett y Horace Mann, la escuela Mission High y la escuela alternativa John O’Connell. Básicamente, bajo rendimiento significa que los estudiantes de estas escuelas no están aprendiendo al nivel que requiere el estado, como lo muestran las bajas calificaciones en los exámenes estándar. Nuestra preocupación surge cuando nos preguntamos ¿cómo llegamos a esto en primer lugar?

Y es esta desazón constante cuando las escuelas de la Misión han sido el lugar a donde mandar maestros sin experiencia y que los vecindarios de bajos recursos generalmente reciben pocos recursos para apoyar los esfuerzos para proveer enseñanza de calidad. De hecho, es una práctica común que, en nuestra comunidad, algunos maestros utilicen su propio dinero para comprar materiales escolares y otros recursos educativos. También está el problema de los exámenes estándar que son culturalmente insensitivos, creando así un prejuicio y asegurando el fracaso. Así que, ahora es necesario poner en marcha medidas drásticas como cerrar escuelas, mejorar la instrucción y los empleados y/o crear escuelas alternativas. Las escuelas en cuestión están obligadas a tomar una decisión antes del año escolar que comienza el próximo otoño de 2010. Al hacerlo, podrían reunir los requisitos necesarios para recibir hasta $2 millones en fondos federales al año, durante tres años, para ayudar a mejorar la situación. Bueno, esto puede ser un arreglo rápido, pero ¿fomentará una solución a largo plazo, especialmente si los escasos recursos fiscales continúan plagando nuestras escuelas después de los tres años? Aunque todo el mundo parece declarar que la educación es nuestra prioridad más importante, la realidad está muy lejos de la verdad —sólo lean los titulares de los periódicos sobre los continuos recortes a la educación año tras año tras año. Los estudiantes de nuestra comunidad no son los fracasados, son los líderes nacionales que los defraudan al no proveerles los recursos financieros necesarios para asegurar una enseñanza de calidad.

Tras la reciente aprobación de la Reforma al Sistema de Salud, el presidente Barack Obama puede sentirse orgulloso de haber logrado algo que se necesitaba hace ya tiempo, —un intento de asegurar servicios médicos a aquellos que apenas si los pueden pagar. Pero ahora la Casa Blanca afronta un nuevo reto—una reforma migratoria justa. Para los millones de personas que marcharon en todo el país en el año 2006 —y más recientemente en la capital de la nación— pidiendo una reforma migratoria, la urgencia de tomar acción inmediata tiene más fuerza que nunca. Señor presidente, usted no puede darse el lujo de zafarse de este tema tan crítico. Usted ha dicho que la reforma migratoria es su siguiente reto, pero debe actuar rápido. Los latinos y el país entero han estado esperando demasiado tiempo por una política humanitaria. Así que no tome a los latinos a la ligera. No se olvide que el voto latino fue crucial en varios estados durante la última elección general. Aunque durante su campaña electoral usted apenas si trató los temas latinos, llegó la hora de enmendar y enfrentar las fallas de la política de inmigración de este país y moverse hacia adelante haciendo lo correcto, especialmente en lo que se refiere al trato de trabajadores indocumentados, oportunidades de ciudadanía y servicios necesarios, por nombrar unos pocos. Nosotros, latinos, estamos esperando señor presidente. No nos falle a nosotros ni a la nación.

En una nota similar, recientemente tuve el gran placer de ver el primer musical sobre la vida del líder de los trabajadores del campo César Chávez. Let the Eagle Fly es una brillante producción dirigida por Richard Falcón, que captura el espíritu y la pasión del movimiento social por los derechos de los trabajadores. La producción de dos horas y media, puesta en escena en el teatro del City College de San José, es un verdadero tributo lleno de emoción que hizo que varias personas del público lloraran durante la presentación. Aparte de eso, uno realmente aprende mucho sobre César y el movimiento de trabajadores del campo que dirigió. Aunque mi intento aquí no es hacer una reseña crítica completa, sí quiero mencionar que el 31 de marzo fue la última presentación de la obra. Desafortunadamente, conforme a Falcon, no hay fondos para llevar la producción en una gira nacional. César ya es reconocido a nivel nacional —escuelas y calles llevan su nombre, existen días festivos en su nombre y el presidente Obama rindió homenaje a César con una proclamación nacional el 31 de marzo. Así que, Let the Eagle Fly necesita que se muestre a nivel nacional, especialmente cuando en el estado de Texas recién quería prohibir que se mencionara a César en los libros de historia. Dejen que los niños del país aprendan sobre los varios líderes y héroes de este país. Espero que algún día Let the Eagle Fly pueda verdaderamente extender sus alas sobre esta tierra. ¡Sí se puede!

Finalmente, quiero mencionar el deceso de Jaime Escalante de Stand and Deliver. Escalante falleció el pasado 30 de marzo de un paro coronario y respiratorio, precipitado por el cáncer. Escalante, de 79 años, era nativo de La Paz (Bolivia), hijo de dos maestros de educación primaria. Escalante vino a los EEUU en el año 1963 a la edad de 33 años. A pesar de ser ya un exitoso y popular maestro de ciencias y matemáticas en Bolivia, hablaba poco inglés y tuvo que regresar a la escuela para certificarse como maestro en California. Al llegar a la escuela Garfield High en el este de Los Ángeles, Escalante encontró una cultura de bajas expectativas, pandillas y apatía administrativa. Su éxito en superar estos obstáculos al enseñar matemáticas avanzadas a alumnos ‘inenseñables’, lo convirtió en un héroe nacional e internacional que culminó en 1988 con la película Stand and Deliver. En su honor, puede hacer donaciones al Proyecto Legado Jaime Escalante en 236 West Mountain Street, Suite 105, Pasadena CA 91103.

—Traducción Cármen Ruiz